Un neonazi confiesa haber asesinado al pol¨ªtico conservador alem¨¢n que defendi¨® a los refugiados
Walter L¨¹bcke muri¨® con un tiro en la cabeza el a?o pasado en la terraza de su casa en Hesse, en el oeste de Alemania
El asesinato de Walter L¨¹bcke, el pol¨ªtico conservador que defendi¨® la integraci¨®n de refugiados, conmocion¨® a Alemania hace poco m¨¢s de un a?o. Estaba en la terraza de su casa en Hesse, al oeste del pa¨ªs, cuando recibi¨® un disparo mortal en la cabeza. Durante semanas se especul¨® que fuese un asesinato y poco despu¨¦s qued¨® claro que fue as¨ª y que obedeci¨® a motivaciones xen¨®fobas. Este mi¨¦rcoles, el ultraderechista Stephan Ernst, principal acusado, ha confesado ante un tribunal que fue ¨¦l quien le mat¨®. ¡°Dispar¨¦¡±, ha reconocido, seg¨²n la declaraci¨®n le¨ªda por su abogado ante el tribunal regional superior de Fr¨¢ncfort.
La confesi¨®n de este neonazi de 46 a?os llega en un momento en el que cunde la preocupaci¨®n en Alemania ante el auge de la violencia de extrema derecha y despu¨¦s de destaparse casos de extremistas infiltrados en las fuerzas de seguridad. El ¨²ltimo informe de la Oficina para la protecci¨®n de la Constituci¨®n, los servicios secretos internos, cifra en 32.000 los extremistas de derechas en el pa¨ªs, de ellos, 13.000 estar¨ªan dispuestos a utilizar la violencia, lo que supone un incremento respecto al a?o anterior. El ministro de Interior, Horst Seehofer consider¨® el mes pasado que ¡°el extremismo de derechas, el antisemitismo y el racismo siguen siendo las mayores amenazas para la seguridad de Alemania¡±.
La Fiscal¨ªa considera que el asesinato del que se acusa a Ernst y a su c¨®mplice, Markus Hartmann, de 44 a?os, estuvo motivado por el racismo. Ahora Ernst pedido perd¨®n ante el tribunal. ¡°Lo que hicimos H. y yo es imperdonable. [¡] Nadie debe morir por tener una opini¨®n diferente¡±, dijo dirigi¨¦ndose a la familia del pol¨ªtico asesinado, para despu¨¦s considerar que se trat¨® de un crimen ¡°cobarde y cruel¡±. Ernst hab¨ªa confesado al inicio del proceso, para despu¨¦s retractarse.
Ernst y Hartmann estuvieron presentes en un acto en el que L¨¹bcke defendi¨® la pol¨ªtica de la canciller, Angela Merkel, que permiti¨® la entrada de m¨¢s de un mill¨®n de refugiados en 2015. Quien no estuviera de acuerdo con las decisiones del Gobierno, pod¨ªa irse del pa¨ªs, dijo entonces el pol¨ªtico local, representante del centro derecha. Sus palabras dieron pie a una cascada de amenazas procedentes de c¨ªrculos ultraderechistas. Cuatro a?os m¨¢s tarde, su hijo le encontr¨® la noche del 2 de junio con un tiro en la cabeza en la terraza de su casa cerca de Kassel, al oeste de Alemania.
El relato del acusado indica que llegaron a casa de L¨¹bcke poco despu¨¦s de las diez de la noche. Una vez all¨ª, un destello del m¨®vil del pol¨ªtico alert¨® a los presuntos asesinos de su presencia. Ernst se acerc¨® y le dispar¨® desde una distancia corta.
Ataque a una marcha sindical
Movidos por la xenofobia, Ernst y Hartmann, conocidos en los entornos neonazis, se hab¨ªan entrenado en el uso de armas de fuego. Hartmann habr¨ªa proporcionado el arma del crimen a su c¨®mplice y habr¨ªa alimentado la xenofobia del hombre que dispar¨®, seg¨²n la versi¨®n de este ¨²ltimo. Ernst ya hab¨ªa sido detenido en 1993 por atacar con explosivos contra un centro de refugiados y hab¨ªa participado en 2009 en una agresi¨®n colectiva de neonazis contra una marcha sindical en Dortmund. Pero desde entonces, la polic¨ªa le hab¨ªa perdido la pista.
Ernst asegura que hered¨® la xenofobia de su padre, cuya aprobaci¨®n busc¨® a toda costa. Cuando estuvo en la c¨¢rcel, asegura, acab¨® de radicalizarse. Ahora dice que quiere participar en uno de los programas de desradicalizaci¨®n de neonazis que existen.
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