Condenado un miembro de Hezbol¨¢ por conspirar para matar al ex primer ministro liban¨¦s Rafik Hariri
El Tribunal Especial para L¨ªbano absuelve a otros tres acusados y no halla pruebas de que Siria o la milicia estuvieran directamente detr¨¢s del atentado de 2005
El Tribunal Especial para el L¨ªbano, creado para juzgar a los responsables de la la muerte en 2005 del ex primer ministro liban¨¦s Rafik Hariri, ha concluido que hubo una conspiraci¨®n pol¨ªtica para cometer este asesinato, pero solo hay pruebas suficientes para condenar por ello a Salim Hamil Ayyash, miembro del partido-milicia chi¨ª Hezbol¨¢. Seg¨²n los jueces, acord¨® cometer el crimen y pose¨ªa los conocimientos necesarios sobre explosivos usados en el ataque con veh¨ªculo bomba que cost¨® la vida al mandatario y a otras 21 personas. La corte no ha hallado pruebas de que Siria o la milicia estuvieran directamente involucradas en el atentado.
En cuanto a Hussein Hassan Oneissi, Assad Hassan Sabra y Hassan Habib Merhi, los otros tres acusados por el atentado, no se ha demostrado su parte en el complot y han sido exonerados. Los imputados han sido juzgados en ausencia porque no fueron extraditados por Beirut y se encuentran en paradero desconocido. Saad Hariri, hijo del l¨ªder asesinado, que fue a su vez primer ministro en diferentes mandatos, repartidos entre 2011 y 2020, estaba presente en la corte, en La Haya (Pa¨ªses Bajos).
David Re, presidente de la sala, ha indicado que ¡°si bien el Gobierno de Siria o el liderazgo del partido-milicia Hezbol¨¢ pudieron tener motivos para eliminar a Hariri y a sus aliados pol¨ªticos, no hemos recibido pruebas de que estuvieran involucrados en el asesinato¡±. La afirmaci¨®n es relevante, porque la Fiscal¨ªa aleg¨® que el cuarteto era miembro de Hezbol¨¢, milicia apoyada tradicionalmente por Ir¨¢n. En el caso de Ayyash, su afiliaci¨®n s¨ª ha sido probada por los jueces. Hariri manten¨ªa buenas relaciones con Estados Unidos, otras potencias occidentales y Arabia Saud¨ª, y era visto como una amenaza para la influencia siria e iran¨ª en su pa¨ªs. Su desaparici¨®n hundi¨® a L¨ªbano en su peor crisis desde la guerra civil (1975-1990), y para sus compatriotas el caso tiene la relevancia de un magnicidio como el del presidente estadounidense John F. Kennedy.
Los jueces admiten que los cuatro acusados crearon una complicada red de tel¨¦fonos m¨®viles conectados entre s¨ª para seguir los pasos y rutinas de Rafik Hariri, organizar y perpetrar el asesinato. Sin embargo, no han hallado pruebas suficientes de que tres miembros del grupo falseasen luego un v¨ªdeo reivindicativo, como aseguraban los fiscales. ¡°El contenido de la grabaci¨®n que asume la autor¨ªa en nombre de una organizaci¨®n desconocida trata de desviar la atenci¨®n de los responsables del atentado, pero el tribunal no est¨¢ convencido de que el posterior apag¨®n de la red de m¨®viles confirme la participaci¨®n de Oneissi, Sabra y Merhi en la confecci¨®n de la filmaci¨®n¡±.
Durante el proceso, se han analizado los contactos y conversaciones cruzadas entre ellos para poder reconstruir los preparativos del crimen, y se acepta como un hecho probado que no todos los usuarios de la red sab¨ªan cu¨¢l ser¨ªa el resultado de lo que planificaban. Afirman tambi¨¦n que ¡°hubo un suicida que se inmol¨® para provocar la explosi¨®n, del que se ignora su identidad porque sus restos no han sido hallados¡±, dice el fallo. El tribunal ha subrayado la dificultad de ¡°evaluar y comprobar las declaraciones de los testigos¡±, dadas las circunstancias de lo ocurrido. El presidente de la sala ha indicado asimismo que aunque ¡°el papel de los jueces es decidir si los hechos pueden atribuirse a los acusados, matar a un pol¨ªtico prominente que hab¨ªa dejado el cargo y pensaba presentarse de nuevo tiene claras implicaciones pol¨ªticas¡±.
Tras conocer el veredicto, Saad Hariri ha dicho que lo acepta, pero que ¡°es hora de que Hezbol¨¢ asuma su responsabilidad; son los que tienen que hacer sacrificios hoy¡±. ¡°No descansar¨¦ hasta que la condena se haya cumplido¡±, a?adi¨®. El tribunal dar¨¢ a conocer la pena impuesta a Ayyash m¨¢s adelante. En las horas previas al juicio, El Futuro, el partido sun¨ª de Hariri, llam¨® a la calma al enviar ¡°instrucciones estrictas¡± a sus seguidores para evitar toda reacci¨®n violenta en las calles libanesas. ¡°No vamos a permitir que el veredicto arrase el pa¨ªs con confrontaciones internas¡±, se?al¨® el diputado Mohammad el Hajjar en declaraciones a la cadena local Al Jadeed. ¡°Buscamos la verdad, no venganza¡±, agreg¨®.
La abogada Nada Abdelsater-Abusamra, una de las tres letradas de la defensa que representa a m¨¢s de 70 v¨ªctimas civiles del atentado contra Hariri ha declinado pronunciarse sobre el veredicto al ser contactada v¨ªa telef¨®nica por EL PA?S, pero ha recalcado dos puntos positivos del juicio: ¡°La corte comenz¨® instando al Gobierno liban¨¦s a implementar la Convenci¨®n para la Protecci¨®n de los Derechos Humanos y a crear un fondo de compensaci¨®n para las v¨ªctimas¡±, lo que supone a su juicio ¡°una victoria para las v¨ªctimas que habitualmente son desprovistas de todo derecho humano b¨¢sico en L¨ªbano y donde las autoridades hacen o¨ªdos sordos cuando se trata de ciudadanos¡±.
El anuncio del fallo estaba previsto para el pasado 7 de agosto, pero se pospuso hasta este martes porque los jueces quisieron mostrar su solidaridad con las v¨ªctimas de la explosi¨®n registrada dos d¨ªas antes en el puerto de Beirut que caus¨® m¨¢s de 170 muertos e hiri¨® a unas 6.000 personas. La covid-19 tambi¨¦n retras¨®, en mayo, la primera fecha se?alada para la lectura de la decisi¨®n.
En 2005, el asesinato de Hariri, un l¨ªder sun¨ª contrario a la injerencia de Damasco en su pa¨ªs, desemboc¨® en la Revoluci¨®n de los Cedros, las manifestaciones masivas que provocaron la retirada de las tropas sirias, despu¨¦s de tres d¨¦cadas estacionadas en suelo liban¨¦s. El mandatario viajaba siempre en autom¨®viles blindados, y el 14 de febrero de 2005 avanzaba con su comitiva por la Corniche de Beirut, la avenida que discurre a lo largo del Mediterr¨¢neo, cuando fue alcanzado de lleno por el estallido de 3.000 kilos de explosivos metidos en una camioneta detonada a distancia.
Hariri hab¨ªa salido del Parlamento y se dirig¨ªa a su casa, y la deflagraci¨®n caus¨® otras 21 muertes y 226 heridos. Seg¨²n la Fiscal¨ªa, los cuatro hombres juzgados por el tribunal son afines a Hezbol¨¢, un partido-milicia chi¨ª apoyado por Ir¨¢n y proclive a Siria, creado en los a?os ochenta tras la ocupaci¨®n libanesa por parte de Israel. Su brazo armado se considera un grupo terrorista en Estados Unidos y en la Uni¨®n Europea, y uno de sus comandantes, Mustaf¨¢ Badredine, fue el presunto cerebro del atentado, pero muri¨® en 2016 en una explosi¨®n registrada en la propia Damasco.
El tribunal fue creado en 2007 en virtud de una resoluci¨®n de Naciones Unidas con el acuerdo de L¨ªbano, y no ha investigado el posible papel pol¨ªtico de Siria, o bien de Ir¨¢n, en lo ocurrido. Ambos han negado su participaci¨®n, as¨ª que el caso se ha centrado en el cuarteto imputado, y en las pruebas t¨¦cnicas del atentado a trav¨¦s de su reconstrucci¨®n. La imagen de una maqueta con el recorrido efectuado por Hariri antes de morir ha acompa?ado a jueces, fiscales y defensa durante las vistas. En 2010, los jueces anunciaron que se hab¨ªa llevado a cabo una explosi¨®n controlada en una base militar francesa, cerca de Burdeos, para recrear la real y facilitar as¨ª la labor de los forenses.
Desarrollado entre 2014 y 2018, el proceso suma las declaraciones de 297 testigos, y ha costado unos 700 millones de euros. El fiscal jefe, el canadiense Norman Farrell, ha sostenido ante los jueces que el rastro dejado por los m¨®viles de los cuatro imputados muestra que siguieron a Hariri en los meses anteriores al asesinato y ayudaron a coordinarlo. Salim Hamil Ayyash fue la figura central del atentado y sus tres c¨®mplices contribuyeron adem¨¢s a preparar una grabaci¨®n falsa, enviada a la cadena televisiva Al Jazeera, en la que un grupo radical inexistente reivindica los hechos
El asesinato se ha juzgado como un acto terrorista, y ha sido el primero de su clase en ser visto por una corte especial, regida, en este caso, por las leyes libanesas, ¡°y otras normas penales a la altura de los est¨¢ndares de la justicia internacional¡±, seg¨²n sus estatutos. La mitad de los jueces y del personal es liban¨¦s y la otra mitad de diferentes pa¨ªses, un reparto que se financia desde L¨ªbano y tambi¨¦n con fondos internacionales.
L¨ªbano es una sociedad multiconfesional con 18 comunidades religiosas reconocidas, donde el poder se reparte entre la minor¨ªa cristiana, y las musulmanas chi¨ª y sun¨ª. El pa¨ªs sufri¨® una guerra civil de 15 a?os (1975-1990) en la que se involucraron Israel y Siria, y Rafik Hariri fue primer ministro a lo largo de cinco mandatos: entre 1992 y 1998, y luego de 2000 a 2004. De origen humilde, hizo una fortuna en la construcci¨®n y lleg¨® a fundar su propia compa?¨ªa, Saudi Oger, en Arabia Saud¨ª, despu¨¦s de haber trabajado all¨ª en el sector, en especial para la familia real.
Bien visto por los l¨ªderes pol¨ªticos occidentales, mantuvo su ¨ªmpetu empresarial en su labor pol¨ªtica, pero sus medidas econ¨®micas acabaron fomentando la deuda p¨²blica y el d¨¦ficit presupuestario, ralentizando el crecimiento. Dej¨® el poder en 1998 en medio de grandes cr¨ªticas y bajo acusaciones de corrupci¨®n, aunque regres¨® en el a?o 2000. En ambos casos, sus diferencias con sus colegas en el Gobierno, favorables a Siria, se tradujeron en su marcha. En 2004, el factor desencadenante de su dimisi¨®n fue la ampliaci¨®n del mandato del entonces presidente ?mile Lahoud, prosirio tambi¨¦n. Hariri no estaba de acuerdo, pero firm¨® la enmienda constitucional que lo permiti¨®. Meses despu¨¦s pereci¨® en Beirut.
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