¡°?Trump y Pence, fuera ya!¡±
Las protestas raciales llegan a las puertas de la Casa Blanca en el cierre de la Convenci¨®n Republicana
Basta una chispa para comenzar un incendio. As¨ª fue el arranque de la protesta contra el presidente Donald Trump en Washington en la noche del cierre de la Convenci¨®n Republicana. ¡°Se acab¨®, v¨¢yanse todos a casa¡±, grit¨® un chico blanco por un altavoz cuando una multitud apenas comenzaba a reunirse para comenzar la manifestaci¨®n a las puertas de la Casa Blanca. Un segundo chico con otro altavoz a?adi¨®: ¡°El presidente va a hablar, es muy irrespetuoso que est¨¦n aqu¨ª haciendo ruido¡±. Dos simpatizantes de Trump se hab¨ªan aventurado a mezclarse entre la gente para rechazar la protesta, que se encendi¨® un segundo despu¨¦s de que el chico termin¨® la frase.
S¨²bitamente se inici¨® una movilizaci¨®n para reclamarlo todo: el voto contra Trump, el rechazo a la polic¨ªa y el respeto por las vidas negras. Los manifestantes se apresuraron a seguir a los dos fan¨¢ticos de Trump y la polic¨ªa lo impidi¨® inmediatamente. Una barrera de agentes qued¨® cara a cara con decenas de manifestantes que llevaban camisetas del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) y que protestaban por los ya incontables casos de abuso contra los afroamericanos a manos de la polic¨ªa. ¡°?Ya no te tengo miedo!¡±, le gritaba una chica afroamericana a uno de los agentes. Tras varios minutos en los que algunos manifestantes lanzaban objetos a los polic¨ªas, la manifestaci¨®n se abri¨® paso y comenz¨® a avanzar hacia una de las puertas de acceso a la residencia presidencial.
¡°?Sin justicia, no hay paz!¡± y ¡°?Trump y Pence, fuera ya!¡±, gritaban los manifestantes. El grupo parti¨® desde la Plaza Black Lives Matters, justo frente a la Casa Blanca, y se dividi¨® en dos para cercar la residencia que esta noche se convirti¨® en el escenario para el discurso de aceptaci¨®n de Trump como candidato republicano a la presidencia. Un grupo con un autob¨²s escolar amarillo se plant¨® frente a la puerta a la que llegaban los invitados. Un hombre con un disfraz del famoso Baby Trump sosten¨ªa un letrero con que le acusaba de ser ¡°mentiroso en jefe¡±.
En esa puerta, en lugar de polic¨ªas, el equipo de campa?a de Trump vestidos con camisetas rojas explicaban a los invitados las instrucciones para llegar al jard¨ªn en el que el presidente dio su discurso. Una burbuja en la que no fue una exigencia usar mascarilla. Durante la semana de la Convenci¨®n Republicana, las intervenciones de varios miembros del Gobierno se llevaron a cabo en alg¨²n sal¨®n de la Casa Blanca, incluso Trump grab¨® momentos como el perd¨®n a un exconvicto de Nevada o la naturalizaci¨®n de cinco extranjeros en los pasillos de la famosa casa. Las protestas tambi¨¦n denunciaron el uso de la residencia presidencial como escenario para el evento del Partido Republicano. ¡°Es una Convenci¨®n Republicana con dinero p¨²blico¡±, reclamaba uno de los manifestantes.
Un segundo grupo rode¨® la valla que cerc¨® la Casa Blanca y que la dej¨® aislada de lo que suced¨ªa afuera: de los gritos con mascarilla y la tensi¨®n con la polic¨ªa. El contingente sum¨® adeptos a lo largo de su recorrido, incluidos varios miembros del Servicio Secreto que se mezclaron entre la multitud, sin siquiera disimular y con pinganillos en los o¨ªdos. Algunos manifestantes los enfrentaban a gritos, mientras una chica les mostraba su camiseta: ¡°Si no est¨¢s enojado, es que no est¨¢s poniendo atenci¨®n¡±.
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