Henrique Capriles y Leopoldo L¨®pez, un enfrentamiento sin tregua desde hace d¨¦cadas
Los dos dirigentes pol¨ªticos mantienen diferencias pese a ser pertenecientes a familias con fuerte identidad, con tendencia a liderar colectivos y hacer las cosas en sus t¨¦rminos
Para muchos observadores pol¨ªticos, la historia de la imposibilidad de la oposici¨®n por librarse de la hegemon¨ªa chavista descansa en la dificultad para alcanzar acuerdos m¨ªnimos, obrar con lealtad y pactar estrategias complementarias entre sus l¨ªderes con mayor arrastre. La rivalidad sin cuartel entre Leopoldo L¨®pez y Henrique Capriles se lleva en este balance, con harta frecuencia, todos los honores.
No hay fuente que sea capaz de afirmar que las interminables desavenencias de Capriles y L¨®pez tengan un apartado personal. Ambos guardan silencio cuando tienen que verse las caras en las reuniones por Skype o Zoom. Las zancadillas que se han propinado han fundamentado una desconfianza terminal. Nadie ha sido capaz de responder por qu¨¦ no ha sido posible una tregua, un contrato temporal de intereses mutuos tan com¨²n entre los pol¨ªticos. Tampoco parece haber, en el plano conceptual, mayores diferencias de fondo. Ambos son animales pol¨ªticos. Capriles es prudente, progresivo y col¨¦rico; L¨®pez es impulsivo e individualista. Ambos identificaron en el otro un obst¨¢culo para hacer realidad sus objetivos.
La ininterrumpida animadversi¨®n entre Capriles y L¨®pez es harto conocida en el pa¨ªs: asumida como una realidad sin remedio entre los pol¨ªticos de la oposici¨®n, y comidilla frecuente en los corrillos de la prensa venezolana durante los 20 a?os que ambos tienen en la vida p¨²blica. Se trata, como lo expresan muchas de las personas consultadas, cercanas a unos y otros, que prefieren hablar bajo condici¨®n de anonimato, de una malquerencia que encuentra su seno en ciertas simetr¨ªas b¨¢sicas. Dos dirigentes pol¨ªticos ambiciosos y carism¨¢ticos, pertenecientes a familias con fuerte identidad, de similar edad -Capriles tiene 48 a?os; L¨®pez, uno m¨¢s- y procedencia, con tendencia a liderar colectivos y hacer las cosas en sus t¨¦rminos.
En el a?o 2000, Capriles y L¨®pez, junto a Julio Borges, fundaron Primero Justicia, el partido con el cual la sociedad democr¨¢tica venezolana puso la primera piedra para enfrentar el reciente triunfo de Hugo Ch¨¢vez, un a?o antes. Muy r¨¢pidamente, ambos dirigentes conquistaron electoralmente las alcald¨ªas de Chacao (L¨®pez) y Baruta (Capriles), dos importantes municipios de clase media y alta del este de Caracas, desde el que se convirtieron en referentes nacionales.
Al frente de ambos despachos, sin embargo, el car¨¢cter de ambos se despleg¨®, e identificados de manera mutua como rivales, las dificultades para trabajar mancomunadamente se volvieron cr¨®nicas. ¡°Siempre se sintieron m¨¢s importantes que el propio partido. El partido era visto como una plataforma¡±, comenta un pol¨ªtico retirado de Primero Justicia.
El distanciamiento personal entre ambos, galvanizado despu¨¦s de ocho a?os como alcaldes en municipios contiguos, alcanz¨® un primer corto circuito sist¨¦mico en 2005. Siendo Primero Justicia una prometedora fuerza en ascenso, tom¨® cuerpo en la oposici¨®n la idea de no asistir a los comicios legislativos de aquel entonces ¨Cque ten¨ªan un margen de fiabilidad incomparablemente superior al actual--, bajo el supuesto de que no ofrec¨ªa todas las garant¨ªas para participar.
La tesis abstencionista de 2005 encontraba en Leopoldo L¨®pez uno de sus activistas y conspiraba en contra Julio Borges, el fundador y jefe de Primero Justicia, que entonces ten¨ªa aspiraciones presidenciales. Adem¨¢s de otorgarle al chavismo, autom¨¢ticamente, el control total de la Asamblea Nacional, el debate produjo la divisi¨®n del partido y la marcha de L¨®pez. La ruptura se concret¨®.
El careo Capriles-L¨®pez conoci¨® un lapso de relativa distensi¨®n hacia 2010, un a?o despu¨¦s de que el exalcalde de Chacao hubiese fundado Voluntad Popular, el partido que a¨²n dirige. Aquella tregua no fue jam¨¢s cooperaci¨®n o cercan¨ªa. L¨®pez fue inhabilitado pol¨ªticamente por un tribunal del chavismo y su popularidad conoci¨® un repliegue. La certeza de entonces en torno a las posibilidades del camino electoral hicieron crecer a Capriles, que pudo ejercer exitosamente la importante gobernaci¨®n del Estado Miranda y aumentar su capital pol¨ªtico a pesar de sus frecuentes dificultades con Hugo Ch¨¢vez.
L¨®pez declin¨® sorpresivamente su candidatura a favor de Capriles en las primarias presidenciales de la oposici¨®n del a?o 2011, con lo cual qued¨® asegurada su nominaci¨®n. Este ins¨®lito acuerdo fue recibido con iron¨ªa por la opini¨®n p¨²blica de entonces, que bautiz¨® la alianza como ¡°Capoldo¡±. Sobre ella se fundamentaban las esperanzas opositoras.
En 2012, Capriles nombr¨® a L¨®pez el jefe del comando log¨ªstico electoral de aquella decisiva gesta frente a la tercera reelecci¨®n de Ch¨¢vez, y sobrevino un nuevo incidente: Capriles acus¨® a Leopoldo L¨®pez de asumir la derrota electoral de Ch¨¢vez demasiado r¨¢pido el d¨ªa de las elecciones, promoviendo la noticia y fomentando tempranamente el desaliento y la deserci¨®n entre los testigos electorales con deliberada mala intenci¨®n. Por el contrario, L¨®pez acus¨® a Capriles de no querer sacar a la gente a la calle tras la victoria electoral de Nicol¨¢s Maduro en 2013, tras el fallecimiento de Ch¨¢vez, y en las que su sucesor se impuso por medio punto.
El l¨ªder de Voluntad Popular se erigi¨® en el impulsor de la protesta popular en el momento en que se profundizaba la crisis econ¨®mica y social. Leopoldo L¨®pez fue duramente recriminado por su papel protag¨®nico en la organizaci¨®n de la multitudinaria ola nacional de protestas contra Maduro del a?o 2014. Los disturbios del movimiento de La Salida, con raci¨®n de muertos y heridos, enfurecieron a parte de la dirigencia opositora, Capriles el primero, por no haber sido nunca revelada y entorpecer el camino pac¨ªfico al poder. L¨®pez termin¨® en la c¨¢rcel y la certeza sobre la posibilidad de un cambio por la v¨ªa electoral qued¨® m¨¢s quebrantada. Sin embargo, La Salida produjo un desplazamiento del apoyo a Capriles en detrimento de L¨®pez, ya en la prisi¨®n de Ramo Verde.
Pese al encarcelamiento de L¨®pez, la oposici¨®n logr¨® un contundente triunfo en las elecciones parlamentarias de 2015, que agudizaron el enfrentamiento con el chavismo, que inici¨® todo tipo de maniobras para limitar el poder de la oposici¨®n. L¨®pez recobr¨® mucho impulso en enero de 2019, cuando Juan Guaid¨® fue nombrado presidente de la Asamblea Nacional y se proclam¨® presidente interino de Venezuela, como fue reconocido por cerca de 60 pa¨ªses, una maniobra impulsada en la sombra por su jefe pol¨ªtico.
El impulso de Guaid¨® orill¨® a Capriles, que durante m¨¢s de un a?o guard¨® un perfil muy bajo y apoy¨® la figura del joven pol¨ªtico. Mientras, en la sombra, ganaba fuerza L¨®pez, que ha sido quien ha manejado principalmente los hilos de la estrategia opositora. Hay dos hechos, no obstante, que fueron mermando ese apoyo. La fallida insurrecci¨®n del 30 de abril de 2019, que propici¨® la liberaci¨®n de Leopoldo L¨®pez, refugiado desde ese d¨ªa en la Embajada de Espa?a en Caracas y la fallida incursi¨®n paramilitar del pasado mayo, en la que se vieron sacudidos Guaid¨® y L¨®pez. Capriles, que para entonces ya hab¨ªa sido cr¨ªtico con la virtualidad en la que se convirti¨® el Gobierno interino de Guaid¨® ¨C¡±gobierno de Internet¡±, lo calific¨® esta semana- fue maniobrando en la sombra hasta que, esta semana, decidi¨® lanzarse finalmente a la ofensiva. Un paso que, nadie duda, es otro cap¨ªtulo de la particular animadversi¨®n entre los dos liderazgos.
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