Historia de un neoyorquino: denunci¨® que la CIA iba a por ¨¦l por yihadista pero acab¨® preso de Al Qaeda
El reportero estadounidense Bilal Abdul Kareem permanece cautivo desde el 13 de agosto en el oeste de Siria tras denunciar las torturas que practica el grupo terrorista en los centros de detenci¨®n
La ¨²ltima conversaci¨®n se produjo a finales de octubre de 2019. El iraqu¨ª Abubaker al Bagdadi, l¨ªder del Estado Isl¨¢mico, acababa de morir en una operaci¨®n de las fuerzas especiales estadounidenses en Barisha (provincia de Idlib, Siria) y Bilal Abdul Kareem, reportero de profesi¨®n, aparec¨ªa casi de inmediato en un v¨ªdeo junto a uno de los veh¨ªculos reducidos a chatarra durante el ataque. ¡°Te escribo algo ma?ana¡±, coment¨® a EL PA?S en un mensaje v¨ªa Telegram, ¡°hoy ha sido un d¨ªa muy largo y mi cerebro se ha quedado sin gasolina¡±. Bilal, norteamericano, nacido en 1970 como Darrell Lamont Phelps, siempre ha estado muy cerca del frente rebelde en Siria. Con dos consecuencias: primero oblig¨® a que los abogados de la Casa Blanca se defendieran ante los tribunales para que el Gobierno de Donald Trump no tuviera que revelar si quer¨ªan matarle o no; segundo, desde el pasado 13 de agosto est¨¢ preso en uno de los centros de detenci¨®n de Hayat Tahrir al Sham (HTS), grupo yihadista con ra¨ªces en Al Qaeda que gobierna la mayor parte de Idlib.
Es la paradoja del periplo de Abdul Kareem, se?alado por supuestos v¨ªnculos con grupos radicales y, finalmente, apresado por el enemigo n¨²mero uno hoy en Siria. El viaje de este estadounidense converso ha sido largo. Darrell Lamont Phelps creci¨® y se educ¨® en el Estado de Nueva York, donde actu¨® como c¨®mico en varios locales. Sin duda que esas tablas le han servido para dar bien en c¨¢mara, en ingl¨¦s o ¨¢rabe, con una telegenia que contrasta con el plano de las bombas y los barbudos fusil en ristre. Fue en un apartamento de Brooklyn, muy cerca de una mezquita, donde entr¨® en contacto con el islam, penetr¨® de lleno en la religi¨®n e inici¨® el camino hacia el mundo arabo-musulm¨¢n: Sud¨¢n, primero, luego Egipto, en la cadena saud¨ª Huda TV, y, a partir de 2012, con la guerra al r¨¦gimen de Bachar el Asad ya lanzada, la trinchera siria.
¡°Como periodista¡±, dec¨ªa en otro intercambio de mensajes con EL PA?S en mayo de 2017, ¡°mi trabajo es conocer a la gente (...) Que entreviste a alguien no quiere decir que respalde sus puntos de vista¡±. Pero al que hab¨ªa entrevistado era ni m¨¢s ni menos que Abu Firas al Suri, veterano yihadista, un capo del denominado entonces Frente al Nusra (hoy HTS), con claros lazos con Al Qaeda. Al Suri fue aniquilado por un dron estadounidense en abril de 2016. Todo esto puso a Abdul Kareem en el punto de mira.
Tras salir vivo de cinco ataques con drones, seg¨²n su versi¨®n, el reportero estadounidense, fundador del proyecto On the Ground News (OGN), demand¨® en 2017 a, entre otros, la directora de la CIA, Gina Haspel, por haberle incluido en la kill list, una suerte de relaci¨®n de objetivos a matar que el Gobierno estadounidense maneja con secretismo. Aunque sonara a disparate y pel¨ªcula de segunda, la firma de abogados estadounidense Lewis Baach logr¨® en Washington que la juez Rosemary M. Collyer admitiese el caso, a la postre cerrado tras invocar el Gobierno de Trump el ¡°privilegio de secreto de Estado¡±, esto es, no revelar qu¨¦ contiene o no esa lista de objetivos porque pondr¨ªa en riesgo la seguridad del pa¨ªs. A¨²n as¨ª, la jueza dej¨® dicho en su resoluci¨®n que la demanda de Abdul Kareem respond¨ªa a un ¡°derecho constitucional¡± -en este caso, limitado- y que sus alegaciones eran ¡°serias¡±.
Apresado a la salida de la mezquita
Este es el relato que hizo un hijastro de Abdul Kareem, Jihad, menor de edad, de su apresamiento el pasado 13 de agosto, en la localidad de Atmeh, en Idlib, ¨²ltimo basti¨®n de yihadistas y rebeldes combatido por Rusia y las fuerzas de El Asad: los dos sal¨ªan de rezar en la mezquita y se iban a meter en su coche. El conductor, Abu Mohamed al Homsi, hac¨ªa un chequeo del veh¨ªculo, cuando aparecieron unos encapuchados y detuvieron al reportero y a su conductor. Jihad logr¨® huir a la carrera. Abdul Kareem fue maniatado y golpeado, seg¨²n lo que cont¨® el ni?o. No se le ha visto desde entonces.
El Comit¨¦ para la Protecci¨®n de Periodistas (CPJ, en sus siglas en ingl¨¦s), con sede en Nueva York, pidi¨® cuatro d¨ªas despu¨¦s de la detenci¨®n la puesta en libertad del reportero -como tambi¨¦n hizo la organizaci¨®n Reporteros sin Fronteras-. HTS admiti¨® el apresamiento de Abdul Kareem en un comunicado enviado al CPJ y que este organismo ha compartido con EL PA?S. Le acusan de difundir ¡°rumores¡± y ¡°noticias falsas¡± sobre el grupo yihadista; de ¡°publicar y promover mentiras¡± sin pruebas sobre su aparato de justicia y seguridad, y reunirse con personas en busca y captura. Grosso modo, los yihadistas afirman que Abdul Kareem lo sab¨ªa, estaba avisado y sigui¨® haci¨¦ndolo.
Lo que hab¨ªa hecho Abdul Kareem, conocido ya por muchos en la trinchera de Idlib, es denunciar a trav¨¦s de su canal y en las redes que HTS estaba torturando a sus centros de detenci¨®n. Seg¨²n el ¨²ltimo recuento de la Red Siria para los Derechos Humanos (SNHR, en sus siglas en ingl¨¦s), al menos 2.116 ciudadanos se encuentran presos en las c¨¢rceles de los herederos de Al Qaeda en Siria. Abdul Kareem es ahora uno de ellos. Pero hay m¨¢s extranjeros. Tres d¨ªas antes de su detenci¨®n, el reportero neoyorquino hab¨ªa entrevistado a la mujer del cooperante de origen brit¨¢nico Tauqir Sharif, arrestado por HTS hasta en dos ocasiones. Tras la primera detenci¨®n, Sharif, de 33 a?os, al que Londres le quit¨® la ciudadan¨ªa por supuestos v¨ªnculos con grupos ligados a Al Qaeda, dio detalles en un v¨ªdeo de c¨®mo hab¨ªa sido torturado.
Seg¨²n explic¨® el grupo yihadista en la nota enviada al CPJ, Abdul Kareem ser¨¢ juzgado ¡°en unos d¨ªas¡±. De eso hace ya casi un mes.
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