El sepulturero de El Asad
El testimonio de un supervisor de fosas comunes en el juicio contra oficiales del r¨¦gimen sirio arroja luz sobre la magnitud de los presuntos cr¨ªmenes contra la humanidad de los que se les acusa en Alemania
Al volante de una furgoneta sin matr¨ªcula, engalanada con un gran retrato del presidente sirio, Bachar el Asad, y cargada de sepultureros rumbo a una fosa com¨²n. Esa fue la cotidianidad durante seis a?os de Z30/07/19, el hombre cuyo testimonio ha supuesto un punto de inflexi¨®n en el proceso de justicia universal que se celebra en Alemania contra funcionarios del r¨¦gimen de Bachar el Asad, acusados de cr¨ªmenes contra la humanidad. Hasta ahora, hab¨ªa salido a la luz abundante evidencia de las torturas en centros de detenci¨®n en Siria, pero faltaba una pieza clave en el eslab¨®n probatorio. ¡°[El de este conductor] Es un testimonio hist¨®rico para este juicio. Hasta ahora, hab¨ªa un conocimiento muy vago de qu¨¦ pasaba con los cuerpos de quienes mueren en los centros de detenci¨®n. Fue una descripci¨®n muy detallada de las fosas comunes¡±, interpreta Patrick Kroker, uno de los abogados que representa a las v¨ªctimas.
El 23 de abril arranc¨® en Coblenza (oeste de Alemania) el juicio al militar desertor sirio Anwar R., acusado de cr¨ªmenes contra la humanidad y complicidad en la tortura de m¨¢s de 4.000 personas y la muerte de 58. Junto a ¨¦l, en el banquillo de los acusados se sienta Eyad A., tambi¨¦n antiguo miembro del aparato de seguridad de El Asad. Pero la trascendencia de este proceso anclado en el sistema de justicia universal alem¨¢n va, sin embargo, mucho m¨¢s all¨¢. Para las v¨ªctimas y sus familiares lo que se juzga en Alemania es todo el r¨¦gimen, la represi¨®n sistem¨¢tica de opositores desde el inicio de las protestas en 2011.
Durante su testimonio ante el tribunal superior, el 9 y el 10 de septiembre pasados, el testigo Z30/07/19, an¨®nimo por razones de seguridad, asegur¨® haber sido miembro del equipo de sepultureros del r¨¦gimen hasta 2017. Habl¨® de miles de cuerpos trasladados en camiones frigor¨ªficos hasta fosas comunes, seg¨²n coinciden otras fuentes, tambi¨¦n presentes en la sala del tribunal. Eran cuerpos de civiles muertos en combates en la zona de Damasco, la capital siria; pero tambi¨¦n cad¨¢veres recogidos que se iban recogiendo durante la semana de los hospitales militares, adonde van a parar los detenidos en las prisiones sirias y que llegaban a las zanjas con evidentes signos de tortura, seg¨²n el testimonio ante la jueza de este hombre de mediana edad. Cerca de medio mill¨®n de personas, m¨¢s de un tercio civiles, han muerto desde que estall¨® la guerra, seg¨²n el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, pero informadores de primera mano en el terreno.
Z30/07/19 hab¨ªa trabajado durante muchos a?os como funcionario en la Administraci¨®n funeraria en Damasco, hasta que en 2011 fue reclutado por los servicios secretos del r¨¦gimen para trabajar en las fosas de Al Qutayafah, en el norte de Damasco; y Najha, en el sur de la capital siria. Le dieron la furgoneta con la imagen de El Asad para poder cruzar los checkpoints (controles) sin problemas. Y as¨ª trabaj¨® hasta 2017, siempre flanqueado por un miembro de la seguridad militar.
La funci¨®n de Z30/07/19 era doble. Por un lado, transportaba a los sepultureros en la furgoneta oficial, que formaba parte del convoy de camiones frigor¨ªficos. Viajaban al alba con los cuerpos desde los hospitales militares de Tishreen, Mezzeh y Harasta hasta las fosas comunes. All¨ª, su equipo de enterradores entraba en los camiones y sacaba con las manos los cientos de cuerpos en medio de un hedor que Z30/07/19 describe como insoportable y que incluso hizo enfermar a algunos enterradores. Una peste que no pod¨ªan quitarse ni duch¨¢ndose y que les quitaba el apetito durante d¨ªas, record¨® en la sala el testigo. Cada cami¨®n transportaba un m¨¢ximo de 700 cuerpos, aunque no siempre llegaban llenos. El testigo no ofreci¨® una cifra total de muertos, pero de su relato se desprende que a lo largo de los a?os en los que trabaj¨®, hablaba de decenas de miles de ciudadanos.
La zona de las fosas era un ¨¢rea inmensa, seg¨²n su relato, con zanjas excavadas de unos 100 metros de largo por seis de profundidad. Cuando la trinchera estaba llena de cuerpos sin vida, un buld¨®cer la cubr¨ªa de escombros. La pestilencia hac¨ªa que Z30/07/19 mantuviera la distancia siempre que pod¨ªa, ya que ¨¦l no ten¨ªa que descargar cad¨¢veres. Aun as¨ª, s¨ª lleg¨® a ver cuerpos con la marca en el cuerpo de Al Kathib, la unidad militar de Damasco, cuyo espionaje dirig¨ªa Anwar R.
Vio tambi¨¦n muertos que hab¨ªan pasado por la temerosa prisi¨®n de Saydnaya, la misma en la que, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional (AI), ¡°miles de personas han sido ejecutadas de forma met¨®dica bajo custodia¡±. Z30/07/19 asegura que hab¨ªa cad¨¢veres con marcas de estrangulaci¨®n en el cuello, lo que coincide tambi¨¦n con la informaci¨®n publicada por AI. Algunos ten¨ªan las manos esposadas a la espalda. A otros le faltaban las u?as o su rostro era irreconocible. Adem¨¢s de conducir los camiones de la muerte hasta las fosas, Z30/07/19 ejerc¨ªa de una suerte de contable funerario. Cada cami¨®n ten¨ªa sus papeles con el registro de cad¨¢veres correspondientes a cada unidad militar. Z30/07/19, que supervisaba a los sepultureros, archivaba y organizaba los listados con el recuento de muertos y su procedencia en una oficina. Guardaba bajo lleva los cuadernos, prueba de la escalofriante burocracia con la que opera el r¨¦gimen de El Asad, seg¨²n numerosos testigos.
Documento incomparable
Kroker, abogado del Centro Europeo para los Derechos Humanos y Constitucionales (ECCHR, en sus siglas en ingl¨¦s), considera que es especialmente relevante que ¡°ese testimonio tan detallado sobre lo que ocurre en las fosas comunes haya sido escuchado, porque el tribunal solo puede juzgar sobre lo que se presente oralmente en la sala. No hay un documento comparable¡±.
El letrado estuvo dentro de la sala del tribunal de Coblenza los dos d¨ªas que testific¨® Z30/07/19, y asegura que era evidente lo doloroso que le resultaba hablar de ¡°cuerpos ensangrentados y de los que sal¨ªan gusanos¡±. ¡°A veces ten¨ªa que parar porque f¨ªsicamente estaba exhausto y se mareaba y no estaba claro si hab¨ªa que llamar a una ambulancia¡±, dice el abogado, que se sent¨® justo detr¨¢s del testigo en la sala. Cuando Z30/07/19 testific¨® ante la polic¨ªa por primera vez, colaps¨® y tuvieron que ingresarle cuatro d¨ªas en el hospital.
¡°Su testimonio ha sido una bomba. Es tan grande como las fotos de C¨¦sar¡±, afirma en su despacho de Berl¨ªn, Anwar Al Bunni, veterano abogado defensor de derechos humanos sirio y alma del caso. Al Bunni se refiere al fot¨®grafo que desert¨® de la polic¨ªa militar que logr¨® sacar de Siria miles de im¨¢genes de cad¨¢veres torturados en centros de detenci¨®n y que ahora sirven de prueba del patr¨®n de abusos sistem¨¢ticos en las prisiones sirias.
Ahora, el testigo vive como cientos de miles de refugiados sirios en Alemania, adonde lleg¨® a trav¨¦s de una reunificaci¨®n familiar. Contact¨® el a?o pasado por WhatsApp con Al Bunni. Se vieron y el abogado del Syrian Center for Media and Freedom of Expression inform¨® a la Fiscal¨ªa. Dice que se puso en contacto con ¨¦l porque ¡°no puede dormir. Se siente culpable y quiere ayudar a las v¨ªctimas¡±. Pese a que su identidad no se ha desvelado y a que durante su testimonio se tap¨® la cara para no ser identificado, asegura que ha recibido llamadas an¨®nimas que le hacen temer por su seguridad.
Nueva sed de justicia
¡°En Damasco siguen muy muy de cerca este juicio¡±, sostiene Al Bunni, quien cuenta c¨®mo d¨ªas antes de que fuera a declarar otro testigo, fuerzas del r¨¦gimen sirio se presentaron en casa de sus padres en Damasco para amenazarles y advertirles de lo que les pod¨ªa pasar si su hijo testificaba en Alemania. Eso, a pesar de que solo los abogados y los miembros del tribunal conocen las fechas de los testimonios.
Tambi¨¦n hoy Al Bunni ha recibido una visita muy particular en el mismo despacho en el que recibe a este diario, al noreste de Berl¨ªn. Uno de los hombres que conduc¨ªa una de las excavadoras que operaban en las fosas comunes ha venido a verle. Escuch¨® hablar del testimonio de Z30/07/19 hace unos d¨ªas en Coblenza y le contact¨®. En el ordenador que Al Bunni tiene en el despacho y en el que ahora se emite un telediario en ¨¢rabe, el conductor le ha mostrado en Google Earth d¨®nde se encuentran exactamente las fosas. Dice que tambi¨¦n quiere testificar.
Como ¨¦l, un centenar de testigos ha llamado a la misma puerta. A trav¨¦s de Facebook, Twitter y WhatsApp contactan con los abogados. La celebraci¨®n del juicio ha despertado la sed de justicia entre la di¨¢spora siria en Alemania. Algunos testimonios est¨¢n relacionados con este caso concreto, pero tambi¨¦n con muchos otros abiertos y por abrir. ¡°Habr¨¢ m¨¢s detenciones pronto¡±, adelanta Al Bunni.
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