Dos periodistas presos en Argelia y Marruecos acaparan la atenci¨®n de asociaciones humanitarias
El argelino Khaled Drareni y el marroqu¨ª Omar Radi afrontan graves acusaciones en sus pa¨ªses, tras destacar como voces cr¨ªticas independientes
En Marruecos y en Argelia hay dos periodistas encarcelados desde hace meses que acaparan la atenci¨®n de las principales organizaciones humanitarias, dentro y fuera del Magreb. Se trata del argelino Khaled Drareni, de 40 a?os, y del marroqu¨ª Omar Radi, de 34. Drareni est¨¢ en la c¨¢rcel desde marzo y fue condenado en agosto a dos a?os de prisi¨®n firme, acusado de ¡°incitar a una manifestaci¨®n ilegal¡± y de ¡°socavar la unidad nacional¡±. Radi fue encarcelado el 29 de julio y su juicio ha comenzado en septiembre. Se le acusa con delitos que podr¨ªan acarrearle varios lustros de c¨¢rcel: "atentar contra la seguridad interior del Estado, atentar contra la seguridad exterior¡ y por ¨²ltimo, de ¡°violaci¨®n y atentado contra el pudor¡±.
Varias organizaciones, como Human Rights Watch o Amnist¨ªa Internacional reclaman su puesta en libertad y se?alan que el juicio contra ambos pretende acallar las voces cr¨ªticas que quedan en sus pa¨ªses. Ambos periodistas se conoc¨ªan personalmente y los nombres de ambos est¨¢n ligados a la palabra Hirak, que significa movimiento en ¨¢rabe.
Drareni era corresponsal en Argelia del canal de televisi¨®n franc¨¦s TV5 Monde, representante de Reporteros sin Fronteras y fundador del sitio digital de Casbah Tribune. Tiene 148.000 seguidores en Twitter y se convirti¨® en una referencia obligada para informarse sobre el Hirak argelino, las protestas iniciadas el 22 de febrero de 2019 contra el r¨¦gimen y suspendidas desde el pasado marzo a causa de la pandemia.
El vicepresidente de la Liga Argelina por la Defensa de los Derechos del Hombre (Laddh), Said Salhi, indica por tel¨¦fono desde Argel que la condena a Drareni es un ¡°un mensaje para todos los periodistas libres que contin¨²an resistiendo a¨²n y defendiendo la libertad de expresi¨®n¡±. ¡°En Argelia asistimos, y en toda la regi¨®n del Magreb, con la peque?a excepci¨®n matizada de T¨²nez, a los ataques contra las libertades fundamentales, contra las voces libres y discordantes¡±, concluye.
Por su parte, Radi sigui¨® muy de cerca el Hirak rife?o, las protestas de Alhucemas, iniciadas en 2017 que terminaron con cientos de j¨®venes encarcelados y otros tantos que emigraron a Europa. Tras conocerse las duras sentencias pronunciadas en 2019 contra los principales activistas del Hirak rife?o, Omar Radi escribi¨® un tuit donde dec¨ªa en alusi¨®n al juez: ¡°Ni olvido ni perd¨®n para estos funcionarios sin dignidad¡±. Aquel mensaje le vali¨® una condena de cuatro meses de prisi¨®n condicional, aunque no se hizo efectiva. Radi se vio protegido por una campa?a internacional de solidaridad. En junio, Amnist¨ªa Internacional revel¨® que el m¨®vil de Radi hab¨ªa sido espiado mediante el programa Pegasus, que ¨Cen teor¨ªa¨C solo pueden adquirir Gobiernos para combatir el crimen y el terrorismo. La Administraci¨®n marroqu¨ª neg¨® toda implicaci¨®n en los hechos. A ra¨ªz de aquella revelaci¨®n de Amnist¨ªa Internacional el periodista fue citado en nueve ocasiones en comisar¨ªa.
Eric Goldstein, responsable en el Magreb de Human Rights Watch, escribi¨® un art¨ªculo en agosto donde se?ala que Argelia y Marruecos son pa¨ªses rivales en diplomacia, con las fronteras cerradas desde 1994. ¡°Pero ambos coinciden en amordazar a la prensa¡±, a?adi¨® Goldstein.
El responsable de HRW recuerda que tanto la Constituci¨®n argelina como la ley de prensa marroqu¨ª de 2016 "pregonan que ning¨²n periodista puede ser encarcelado por delitos de prensa. ¡°Sin embargo, los dos Estados se est¨¢n cebando contra estos dos periodistas mientras dicen que respetan la libertad de prensa. El modo operativo de Marruecos consiste en lanzar una pl¨¦tora de acusaciones criminales contra el periodista perseguido, mientras que las autoridades argelinas prefieren recurrir a delitos que el c¨®digo penal define de manera muy vaga¡±.
Denuncias de delitos sexuales
El caso de Radi se volvi¨® m¨¢s complejo cuando el pasado agosto trascendi¨® la denuncia que hab¨ªa interpuesto contra ¨¦l una periodista marroqu¨ª que le acusaba de haberla violado en la noche del 12 al 13 de julio. Radi sostiene que la relaci¨®n fue consentida. Y las organizaciones humanitarias que le apoyan reclaman un proceso justo.
En Marruecos hay varios periodistas encarcelados con delitos de orden sexual. Uno de ellos es el propietario y director del diario Ajbar al Yaum, Taufic Buachr¨ªn, condenado en 2018 a 12 a?os de c¨¢rcel por violaci¨®n e intento de violaci¨®n. Tambi¨¦n contin¨²a preso desde el pasado mayo el que era columnista estrella de ese mismo diario, Suleim¨¢n Raisuni, de 47 a?os. Raisuni fue detenido despu¨¦s de que el activista de la comunidad LGTB Adam Mohamed le denunciara por un supuesto intento de violaci¨®n cometido dos a?os antes, en 2018.
Un activista marroqu¨ª que solicita el anonimato se?ala: ¡°Argelia y Marruecos solo coinciden en reprimir a los periodistas independientes. Pero mientras los argelinos siguen utilizando un material represivo tradicional, los marroqu¨ªes han inventado una estrategia sexual que les permite inscribirse en la campa?a internacional Me Too. Y as¨ª se presentan ante Occidente como un r¨¦gimen progresista¡±.
El periodista marroqu¨ª independiente Salaheddine Lemaizi, miembro del comit¨¦ de apoyo a Omar Radi, se?ala: ¡°Para nuestro comit¨¦, el caso de Omar Radi y el de Khaled Drareni son similares. Y muestran que los dos Estados se al¨ªan para reprimir a periodistas libres. El ¨²nico crimen de Omar ha sido el de haber hecho su trabajo hasta el final, sin concesiones y con una sinceridad muy escasa en la profesi¨®n. Su sitio es la redacci¨®n, no la c¨¢rcel¡±.
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