Miles de candidatos cambian de raza en Brasil ante las elecciones municipales
Una cuarta parte de los aspirantes a la reelecci¨®n en los comicios de noviembre se declara m¨¢s negro, o m¨¢s blanco, que en 2016
Desde hace unos a?os el Tribunal Superior Electoral de Brasil pide a los candidatos que declaren de qu¨¦ color tienen la piel. No es una pregunta infrecuente en este pa¨ªs, uno de los m¨¢s mestizos del mundo. Cuando un extranjero se saca la tarjeta sanitaria tambi¨¦n debe detallar si es negro, mestizo, blanco, ind¨ªgena o amarillo. Lo llamativo es que la respuesta puede cambiar con el tiempo, como demuestran las elecciones municipales de noviembre. M¨¢s de 42.000 candidatos que aspiran a ser reelegidos como alcaldes o concejales declaran una raza distinta a la de 2016. Los cambios van en ambas direcciones. Unos se consideran m¨¢s negros; otros, m¨¢s blancos.
Estas elecciones son trascendentales porque por primera vez en la historia, los candidatos no blancos son mayor¨ªa. En Brasil, el racismo es estructural y la pol¨ªtica es bastante m¨¢s blanca que la ciudadan¨ªa. Para favorecer la presencia de negros y mestizos ¡ªes decir, del 56% de los brasile?os¡ª en las listas y en el poder, las autoridades electorales han aprobado unas cuotas obligatorias que se estrenar¨¢n en estos comicios de noviembre o en las presidenciales de 2022. Ese factor probablemente contribuya a explicar que el 36% de los que eran mestizos en las anteriores municipales ahora se consideren negros. Otro factor es el orgullo negro que poco a poco va calando sobre todo entre los m¨¢s j¨®venes, como muestran las espectaculares cabelleras rizadas que muchos lucen. Pero evidentemente nada de eso explica los cambios en sentido contrario: otro 30% de los candidatos mestizos de 2016 se define como blanco. Estos datos, revelados por la Folha de S. Paulo, se desprenden de la detallada radiograf¨ªa del medio mill¨®n de candidatos inscritos que las autoridades electorales difundieron hace unos d¨ªas.
Gracias a esa base de datos sabemos que Heitor Freire, candidato a alcalde de Fortaleza y aliado del presidente Jair Bolsonaro, ha pasado de mestizo a blanco; o que Moema Gramacho, del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva y aspirante a seguir de alcaldesa de un municipio de Bah¨ªa, ya no es mestiza sino negra. Son dos ejemplos entre miles porque incluso dentro de un mismo partido unos son ahora m¨¢s oscuros y otros m¨¢s claros. El concejal Caio Miranda, de S?o Paulo, ha explicado a G1 que pas¨® de blanco a mestizo tras una bronca de sus padres. ¡°Me acusaban de negar mis ra¨ªces nordestinas¡±. Otros electos se han escudado en que en su d¨ªa se confundieron el rellenar el formulario.
De todos modos, el cambio de color no es lo m¨¢s llamativo de la pol¨ªtica brasile?a. El presidente Bolsonaro, que en su larga carrera ha pertenecido a nueve partidos, est¨¢ sin formaci¨®n desde que el a?o pasado dio un portazo en la ¨²ltima. M¨¢s peculiar a¨²n es el procedimiento que viene a regular el transfuguismo. Se llama ventana partidista y permite que durante un plazo un electo pueda cambiar de siglas pol¨ªticas sin perder el esca?o.
En Brasil, el color, la raza, es un asunto personal, complejo, que levanta enormes suspicacias y que a?o a a?o va ganando peso en la pol¨ªtica, en parte como reflejo de lo que ocurre en Estados Unidos. Cada uno elige de qu¨¦ raza es. El Estado solo interviene en casos de fraude flagrante. Por ejemplo, cuando un universitario de aspecto blanco indiscutible pretende acogerse a las cuotas reservadas para alumnos mestizos o negros, un asunto que desde su creaci¨®n es controvertido como pocos. El caso del futbolista Neymar (que acaba de entrar en la lista de morosos de Espa?a) es paradigm¨¢tico de c¨®mo el asunto evoluciona. Nada m¨¢s triunfar le preguntaron en una entrevista si hab¨ªa sufrido racismo. Dijo que no, y a?adi¨®: ¡°No es como si fuera negro, ?sabes?¡±. Hace solo un par de semanas la estrella brasile?a denunci¨® insultos racistas de un contrincante en un partido.
Brasil nunca tuvo leyes segregacionistas al estilo de las de Estados Unidos. El mestizaje es pr¨¢cticamente norma desde hace cinco siglos. Primero, la colonizaci¨®n, despu¨¦s, la esclavitud y ya en el siglo XX los programas de reclutamiento de inmigrantes de Europa, Oriente Pr¨®ximo o Jap¨®n para blanquear la poblaci¨®n lo han convertido en uno de los pa¨ªses racialmente m¨¢s diversos del mundo. Gracias a eso, los pasaportes brasile?os est¨¢n entre los m¨¢s cotizados en el mercado negro internacional. Cualquier espa?ol, camerun¨¦s, alem¨¢n o norcoreano tiene aspecto de brasile?o. El dictador Kim Jong Un y su padre viajaban al extranjero en los noventa con pasaportes falsos del pa¨ªs sudamericano, como revela la biograf¨ªa The Great Sucessor (El gran sucesor).
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