Silvio Luiz de Almeida: ¡°Brasil se ha acostumbrado a la muerte, no se ha librado del alma de la esclavitud¡±
El fil¨®sofo y abogado, uno de los pensadores brasile?os m¨¢s destacados de la actualidad, opina que el presidente Bolsonaro es un "s¨ªntoma de la derrota" de un pa¨ªs que "mira con apat¨ªa las injusticias contra los trabajadores y las personas negras"
Silvio Luiz de Almeida (S?o Paulo, 1976) es uno de los pensadores brasile?os m¨¢s destacados de la actualidad. Adem¨¢s de fil¨®sofo, abogado fiscalista y profesor universitario, con especializaciones en Derecho Pol¨ªtico y Econ¨®mico y en Teor¨ªa Genera del Derecho, Almeida estudia las relaciones raciales en Brasil y public¨®, el a?o pasado, el libro Racismo estructural (Editorial Pol¨¦n). En una entrevista concedida a EL PA?S, opina que el presidente Jair Bolsonaro es un ¡°s¨ªntoma de la derrota de Brasil¡±, un pa¨ªs que se ha vuelto ¡°ap¨¢tico ante las 100.000 muertes¡± por el nuevo coronavirus porque ¡°ya se ha acostumbrado a la muerte, principalmente a las de trabajadores y personas negras¡±. Tambi¨¦n explica por qu¨¦, pese a haberse firmado este mes una petici¨®n de ¡®impeachment¡¯ contra el presidente ultraderechista, ve pocas probabilidades de que la iniciativa prospere.
Pregunta. Una jueza federal brasile?a utiliz¨® la raza de un acusado negro para justificar su condena. ?C¨®mo reacciono usted?
Respuesta. Nunca hab¨ªa visto algo as¨ª, pero ¨²ltimamente no me sorprenden mucho algunas cosas. Tenemos un sistema judicial que opera a partir de lo que llamamos selectividad. Forma parte de una estructura social que necesita operar reproduciendo una l¨®gica socioecon¨®mica de desigualdades, que necesita alimentarse en todo momento y que va a organizar tanto la econom¨ªa como las propias instituciones pol¨ªticas. Lo que llamamos desigualdad racial y desigualdad econ¨®mica se naturaliza y se construye t¨¦cnicamente a partir de la actuaci¨®n del sistema de Justicia. No produce solo efectos pol¨ªticos, sino tambi¨¦n en el imaginario. Por ejemplo, al insistir en asociar a las personas negras con la delincuencia y con la pobreza. Funciona como confirmaci¨®n de un imaginario social racista, que tambi¨¦n es el mismo imaginario que nutre la connivencia o nuestra indiferencia con relaci¨®n a las muertes que se producen en las periferias del mundo. Es una ingenuidad creer que el sistema judicial y el propio Derecho, como teor¨ªa o como tecnolog¨ªa, no est¨¢n conectados con el funcionamiento de la econom¨ªa y con el funcionamiento tambi¨¦n de la l¨®gica de las jerarqu¨ªas pol¨ªticas.
P. La jueza ya se ha disculpado. ?Es suficiente?
R. Pedir perd¨®n es tambi¨¦n un s¨ªntoma terrible de nuestros tiempos, en los que reducimos las discusiones pol¨ªticas a discusiones de car¨¢cter moral. Hasta el racismo se ha convertido en un problema moral. Esto tiene un prop¨®sito pol¨ªtico muy fuerte y una relaci¨®n directa tambi¨¦n con la traves¨ªa de nuestras subjetividades por la organizaci¨®n pol¨ªtica del mundo neoliberal, en el que todos los temas se vuelven muy personales, muy individuales. Pedir perd¨®n, desde el punto de vista particular, genial. Que lo acepte quien quiera. No es una cuesti¨®n que interese fundamentalmente a la construcci¨®n de una esfera p¨²blica. La cuesti¨®n es que su sentencia es una decisi¨®n jur¨ªdica. Con lo cual, la ¨²nica forma de abordarlo institucionalmente es anulando la sentencia.
P. M¨¢s all¨¢ de esa sentencia, hay estudios que muestran casos de violencia policial que son archivados en funci¨®n del lugar y el contexto social en el que se encontraba la v¨ªctima. Es decir, parece que hay un modelo de actuaci¨®n por parte de la Justicia para actuar en la ilegalidad¡
R. No es solo la jueza. El Poder Judicial y el Ministerio Fiscal brasile?os en su conjunto son conniventes con la violencia policial y con la vulneraci¨®n a la Constituci¨®n. Se trata de una subversi¨®n del sistema. Son autos de entrada y registro colectivos, son polic¨ªas que entran en las favelas a saco sin autorizaciones judiciales... Tenemos que hablar de c¨®mo la violencia policial solo llega a los actuales par¨¢metros porque hay una concatenaci¨®n entre el accionar de la polic¨ªa, la fiscal¨ªa, que mira hacia otro lado o protege a los agentes para que act¨²en de esta manera violenta, y el Poder Judicial, que despu¨¦s las confirma [esas acciones]... Tambi¨¦n hace falta que hablemos sobre los medios de comunicaci¨®n que, o silencian, o se limitan a hablar de asuntos escandalosos, o no salen del plano del moralismo individual y de las declaraciones de la jueza.
P. Brasil acaba de superar los 100.000 fallecidos por la covid-19, pero parece que hay una apat¨ªa generalizada. ?Hay una banalizaci¨®n de la muerte en Brasil?
R. Este es un pa¨ªs en el que mueren un promedio de 50.000 personas asesinadas al a?o. Es una barbaridad. Es un pa¨ªs donde hay gente que muere de hambre. Un pa¨ªs solo se puede volver tan ap¨¢tico ante 100.000 muertes cuando ya se ha acostumbrado a la muerte, principalmente a las de trabajadores y personas negras. Es un pa¨ªs que no se ha librado del alma de la esclavitud. La esclavitud ya no existe como sistema econ¨®mico y pol¨ªtico, pero ha dejado huellas. 100.000 muertes se considera algo totalmente corriente.
P. Paralelamente, la popularidad de Bolsonaro nunca ha estado tan alta. ?Qu¨¦ representa eso?
R. Bolsonaro es el s¨ªntoma de la derrota de Brasil. El pa¨ªs ya estaba derrotado, Bolsonaro no hace m¨¢s que coronar todas sus penurias. El presidente de la Rep¨²blica es una figura a la que le corresponde orientar al pa¨ªs en momentos de crisis. Y este presidente desorienta al pa¨ªs, pone las cosas en duda, esa es su forma de gobernar. No sabe gobernar sin generar desconcierto, conflictos¡ No sabe gobernar en la normalidad, as¨ª que creo que las muertes le vienen bien. Esas muertes le permiten, parad¨®jicamente, elaborar un discurso que provoca m¨¢s desconcierto, m¨¢s conflictos, y logra tambi¨¦n ocultar su incapacidad de gesti¨®n. Logra transformar sus propias derrotas en victorias, como es el caso de la ayuda de emergencia [renta destinada a los m¨¢s pobres y a los trabajadores informales a causa de la pandemia, de poco m¨¢s de 100 d¨®lares]. ?l hab¨ªa propuesto 200 reales [un tercio de dicha cantidad], pero la oposici¨®n se neg¨® y consigui¨® los 600 reales. Y ahora, en medio de este desconcierto, con el alivio de las personas ante el escenario de tanta miseria, logra darle la vuelta.
P. ?C¨®mo afrontar este estado de cosas?
R. Cualquier proyecto pol¨ªtico que quiera cambiar este escenario va a tener que pensar en darle valor a la vida. La gente que quiere civilizar el pa¨ªs, con todas las objeciones que ese concepto pueda tener, no puede tener miedo a tener el poder. Van a tener que encarar la responsabilidad de tomar las decisiones y de hacer frente a ciertos intereses, de establecer un nuevo escenario para que aparezcan nuevas posibilidades y nuevas voces en el pa¨ªs. Necesitamos librarnos de esa alma de amo de esclavos.
P. En el imaginario nacional, y tambi¨¦n internacional, los brasile?os son esas personas que le dan valor a la vida a pesar de todas las miserias, o incluso como forma de resistencia...
R. Es que Brasil vende lo mejor que tiene, que es la cultura popular brasile?a. Nuestra m¨²sica, cuando est¨¢ politizada, es una forma de resistencia. Es la samba, son las estrategias de supervivencia, son los rincones del pa¨ªs donde la vida solo es posible porque hay un m¨ªnimo de solidaridad entre la gente... Hay una imaginaci¨®n de supervivencia. Y Brasil tambi¨¦n es eso. Brasil es [la intelectual feminista] L¨¦lia Gonz¨¢lez, es [del escritor] Ariano Suassuna, de Machado de Assis... Como dice mi amigo [el historiador] Luiz Antonio Simas: la din¨¢mica institucional es un espanto, pero la brasilidad es algo hermoso, porque es lo que logramos hacer para sobrevivir. Hay algunas cosas que vamos a tener que rescatar para detener este ciclo de muerte. Hay una vida que palpita.
P. Usted firm¨® una petici¨®n de ¡®impeachment¡¯ a Bolsonaro presentada por la Coalici¨®n Negra por Derechos. ?Ve posibilidades de que la petici¨®n prospere?
R. No hay la menor probabilidad de que prospere, especialmente ahora, que se ha entendido con el Centr?o [grupo de partidos en el Congreso Nacional] y ha decidido hacer la pol¨ªtica de toda la vida en Brasil. Las encuestas reflejan que a¨²n tiene un apoyo importante de quienes tienen el dinero y podr¨ªan hacer algo en estos momentos. Y que no lo van a hacer por conveniencia o por intereses propios. Las varias peticiones de ¡®impeachment¡¯ van desde su interferencia en las causas relacionadas con las investigaciones que salpican a su familia, pasando tambi¨¦n, y principalmente, por las acciones y omisiones durante la pandemia. Lo que a m¨ª me parece muy evidente es que nos estamos acercando cada vez m¨¢s a un conflicto de proporciones imprevisibles. La econom¨ªa brasile?a est¨¢ en un franco proceso de degradaci¨®n, y eso va a tener unos efectos bastantes importantes. Esta crisis va a intensificar una guerra por los presupuestos p¨²blicos. Empieza la discusi¨®n sobre c¨®mo hacer frente a los diversos intereses populares, de parte de la burocracia estatal, con los fiscales y los jueces entrando en guerra entre ellos. Dentro de poco tambi¨¦n habr¨¢ una insatisfacci¨®n de las asociaciones profesionales relacionada con el desempleo y el empobrecimiento. Todo eso va creando un caldo de insatisfacci¨®n en el pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.