El yihadista y la periodista de ¡®The New York Times¡¯
Las dudas sobre el testimonio de un canadiense que dec¨ªa ser miembro del ISIS sacuden la credibilidad del diario
El canadiense Shehroze Chaudhry se hizo famoso gracias a un podcast. Protagoniz¨® Caliphate (Califato), una serie de 10 cap¨ªtulos lanzada en 2018 por The New York Times aclamada por su fuerza narrativa y calidad period¨ªstica. En el podcast, el joven se llamaba Abu Huzayfah, integrante en Siria del Estado Isl¨¢mico (ISIS, en ingl¨¦s), y mostraba las tripas de la barbarie yihadista. Pero su detenci¨®n el pasado 25 de septiembre en Canad¨¢, acusado de construir una mentira sobre su papel en la organizaci¨®n radical ha sacudido los cimientos del periodista que le llev¨® a la fama y de la reportera que firma la serie, Rukmini Callimachi, reverenciada por sus informaciones sobre el fen¨®meno yihadista.
¡°El delito de enga?o genera miedo en la comunidad y crea la ilusi¨®n de que hay una amenaza para los canadienses, cuando nosotros hemos considerado lo contrario¡±, dijo el superintendente Christopher deGale, responsable de la lucha antiterrorista en Canad¨¢, tras su detenci¨®n ¡ªel joven est¨¢ en libertad vigilada a espera de vista judicial¡ª. Entonces, ?era realmente Abu Huzayfah el peligroso yihadista cuya historia recorri¨® el mundo gracias a las informaciones de Callimachi? No est¨¢ claro. ?Hizo la periodista estrella del diario todo lo posible para corroborar su terror¨ªfica historia?
El estadounidense Jesse Morton conoci¨® a Chaudhry en julio de 2019. Morton pas¨® tres a?os en prisi¨®n por reclutar a yihadistas en Internet. Hoy en cambio, a sus 41 a?os, es uno de los referentes en el mundo de la desradicalizaci¨®n. Lo que hizo Chaudhry, de 25 a?os, canadiense de Ontario, cuando entr¨® en contacto con Morton a trav¨¦s de las redes fue decirle que cuando regresara el califato ser¨ªa ¡°castigado¡± por dar la espalda al integrismo.
¡°Desde aquel contacto¡±, dice Morton al tel¨¦fono, ¡°he trabajado con ¨¦l, iba a la Universidad y estaba comprometido con la no violencia¡±. Es decir, seg¨²n detalla Morton, responsable del proyecto Parallel Networks, no era una amenaza, y estaba en proceso de desradicalizaci¨®n. ?Cont¨® la verdad a The New York Times? Eso queda entre paciente y especialista. ¡°Pero Rukmini Callimachi no hizo nada mal¡±, opina Morton. Este se?ala a Canad¨¢, donde Abu Huzayfah fue tambi¨¦n entrevistado, para el canal CBC, en septiembre de 2017, incluso antes del lanzamiento de Caliphate. Seg¨²n Morton, Abu Husayfah pidi¨® que no emitieran la entrevista en Canad¨¢, pero no lo logr¨®.
Sea de un modo u otro, estos son los hechos: Callimachi, nacida en Bucarest hace 47 a?os, especializada en terrorismo islamista, contact¨® en 2016 con un canadiense vinculado al ISIS, uno de esos retornados tras haber vivido durante meses la salvaje aventura del califato que sembr¨® el terror en Siria e Irak durante tres a?os y medio (2014-2017).
Callimachi viaj¨® a Canad¨¢ para entrevistarlo. Es la primera semilla de un trabajo que a lo largo de una decena de podcasts trata de alcanzar las entra?as de la radicalizaci¨®n en el mundo del ISIS. Caliphate lleg¨® a la Red en abril de 2018. Gan¨® el prestigioso Peabody Award y fue finalista del Pullitzer. Abu Huzayfah lleg¨® a compartir con Callimachi los detalles de una ejecuci¨®n: ¡°Le acuchill¨¦, la sangre estaba caliente, se esparci¨® por todos lados¡±. Pero mientras medio mundo se enganchaba a los audios, la cadena canadiense CBC pon¨ªa en tela de juicio el relato del joven. Ellos tambi¨¦n le hab¨ªan entrevistado y hab¨ªa negado haber cometido actos violentos. El 24 de mayo de 2018, The New York Times reaccion¨® e introdujo un cap¨ªtulo nuevo, el sexto, en el que cuenta las dudas que tuvieron sobre Abu Huzayfah y c¨®mo lo resolvieron.
¡°Nuestra norma de oro¡±, dice un periodista de The New York Times familiarizado con el trabajo que se hizo en la redacci¨®n y que prefiere mantener el anonimato, ¡°es tener dos fuentes de seguridad nacional cre¨ªbles para confirmar algo¡±. Seg¨²n esta misma fuente, para seguir adelante con Caliphate y corroborar la presencia de Abu Huzayfah en territorio sirio, el equipo ¡ªjunto a Callimachi trabajaban el periodista Andy Mills, corresponsales y un buen grupo de editores del diario neoyorquino¡ª cont¨® con dos agentes de inteligencia que le vincularon al ISIS y Siria; tres que confirmaron que el individuo estaba en la no fly list norteamericana, una lista de personas para las que est¨¢ prohibido viajar hacia o desde EE UU porque representan una amenaza real.
Fuentes en el califato
Tambi¨¦n tuvieron acceso a dos fuentes dentro del grupo yihadista que afirmaron haber visto a Abu Huzayfah en alg¨²n momento e informaci¨®n desde Pakist¨¢n (donde tiene ra¨ªces la familia del joven y se supone que estaba ¨¦l cuando viaj¨® a Siria).
Adem¨¢s, Malachy Browne, gran experto del rotativo estadounidense en el uso de herramientas online para la verificaci¨®n de informaci¨®n, geolocaliz¨® una imagen almacenada en el m¨®vil del joven canadiense. Correspond¨ªa a territorio sirio, en Raqa. Eso s¨ª, era imposible identificar claramente al sujeto que all¨ª aparec¨ªa. Pese a todo esto, Callimachi contact¨® de nuevo con Abu Huzayfah y le pregunt¨® si minti¨® (conversaci¨®n que aparece en el cap¨ªtulo sexto de Caliphate). Lo admite, aunque solo sea en las fechas de su estancia en la Siria gobernada por el ISIS. ¡°Me gustar¨ªa¡±, dice durante su charla con la reportera, ¡°que el CSIS [servicio de inteligencia canadiense] piense que miento, que el FBI crea que son mentiras (...), de verdad que me gustar¨ªa, Rukmini¡±. The New York Times sigui¨® adelante con la emisi¨®n pese a que, seg¨²n Jesse Morton, el supuesto yihadista intent¨® que Callimachi lo detuviera. Hab¨ªa mucho trabajo hecho y era demasiado tarde.
La veterana periodista charl¨® tambi¨¦n para este cap¨ªtulo con Mubin Shaikh, canadiense de 45 a?os, exradical islamista, que acab¨® trabajando para los servicios de inteligencia y hoy es experto en desradicalizaci¨®n. Fue a ¨¦l a qui¨¦n present¨® a Abu Huzayfah despu¨¦s de aquella primera entrevista en Canad¨¢. Shaikh trabaj¨® con el supuesto retornado durante un a?o. ¡°?l es seguidor del ISIS¡±, dice Shaikh en un intercambio de mensajes, ¡°pero creo que ha estado tanto en Internet, consumiendo tanto material del ISIS, que ha creado una fantas¨ªa de s¨ª mismo. Creo que empez¨® con la mentira a Rukmini y no pens¨® lo grande que ser¨ªa la historia con el lanzamiento del podcast en 2018¡±. Este experto en yihadismo no cree que el protagonista de Caliphate fuera siquiera a Siria (otras fuentes consultadas s¨ª lo creen aunque exagerara su relato). Incluso piensa que false¨® su proceso de desradicalizaci¨®n con ¨¦l.
Tras el lanzamiento de la serie de The New York Times, Shaikh y Abu Huzayfah rompieron su relaci¨®n. Por entonces, el supuesto yihadista del ISIS hab¨ªa pasado ya por los plat¨®s de la televisi¨®n canadiense. ¡°Me pregunto¡±, prosigue Shaikh, ¡°c¨®mo afectaron mis propios esfuerzos para llevarlo ante los medios de comunicaci¨®n a sus ideas sobre c¨®mo se ve¨ªa a s¨ª mismo. ?Quiz¨¢s le gust¨® la atenci¨®n? Tal vez le gust¨® que hubiera todo este rumor sobre ¨¦l y sinti¨® algo de satisfacci¨®n en ello¡±. Seg¨²n este antiguo operativo encubierto de espionaje canadiense, Abu Huzayfah se sinti¨® ¡°c¨®modo¡± cuando habl¨® con los medios de su pa¨ªs. ¡°Ahora que sabemos que no es un retornado¡±, contin¨²a, ¡°el hecho de que se burlara de todos, incluido yo, me dice el tipo de amenaza que enfrentamos de los aspirantes al ISIS¡±.
Las dudas sobre la veracidad de la historia de Abu Huzayfah han agitado las aguas en The New York Times. El pasado 11 de octubre, Ben Smith, uno de sus columnistas, public¨® un duro art¨ªculo bajo el t¨ªtulo ¡°Una detenci¨®n en Canad¨¢ ensombrece a una estrella de The New York Times y al propio The Times¡±. Como si no fuera con el diario neoyorquino para el que trabaja, Smith inform¨® de la revisi¨®n interna emprendida por periodistas el diario sobre la serie de podcasts.
Y trat¨® de retratar a Callimachi, seg¨²n la ve¨ªan en el diario, una ¡°estrella¡± avalada por los editores, pero con cr¨ªticos dentro como el veterano C. J. Chivers, quien se ha quejado de su ¡°sensacionalismo e imprecisi¨®n¡±. ¡°Mi trabajo [para el art¨ªculo]¡±, concluye Ben Smith, ¡°sugiere que ella [Rukmini Callimachi] entreg¨® lo que pidieron los responsables de la redacci¨®n, con su apoyo¡±.
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