El asesinato del profesor Samuel Paty: un golpe al n¨²cleo de la Rep¨²blica francesa
El profesor de Historia decapitado hablaba a sus alumnos de la libertad de prensa y ¡®Charlie Hebdo¡¯
La ¨²ltima clase de tercer curso de secundaria la dedic¨® a hablar de las desigualdades y de la Segunda Guerra Mundial, recuerdan algunos alumnos. Samuel Paty, profesor en el Coll¨¨ge du Bois-D¡¯Aulne de Conflants-Sainte-Honorine, municipio de 35.000 habitantes al noroeste de Par¨ªs, era as¨ª. Conectaba temas distintos. Hac¨ªa interesantes la historia y la geograf¨ªa, las materias que ense?aba, adem¨¢s de la educaci¨®n moral y c¨ªvica. ¡°Era alguien sonriente y alegre, pr¨®ximo a los alumnos y orgulloso de ellos. Siempre nos animaba a hacerlo mejor¡±, dec¨ªa el s¨¢bado Elinor Do Nascimento, de 14 a?os. En Francia, las clases cesan durante dos semanas a medio oto?o, las vacaciones de Todos los Santos. El viernes 16 de octubre era un d¨ªa de despedida, un hasta la pr¨®xima. ¡°Nos dese¨® buenas vacaciones y nos dijo que nos ver¨ªamos en el regreso de las clases¡±, explica Do Nascimento.
Nunca lo volvieron a ver. Unas horas despu¨¦s, la noticia empez¨® a circular por las redes sociales y los adolescentes sufrieron un shock, y una lecci¨®n tr¨¢gica del mundo que les espera, que jam¨¢s olvidar¨¢n. Monsieur Paty, el profe de histoire-g¨¦o, hab¨ªa muerto. Un hombre armado con un cuchillo de 32 cent¨ªmetros apareci¨® a media tarde ante la escuela. Primero, pregunt¨® a los alumnos por el profesor. Despu¨¦s, le sigui¨® en direcci¨®n a su casa. Le atac¨® con el cuchillo. Le decapit¨®. Fotografi¨® el cad¨¢ver decapitado y subi¨® la imagen a la red social Twitter con un mensaje ¡°en el nombre de Al¨¢, el todo misericordioso¡± y dirigido a ¡°Macron, el dirigente de los infieles¡±. ¡°He ejecutado a uno de tus perros del infierno que han osado rebajar a Mahoma¡±, dec¨ªa. La polic¨ªa le sigui¨®. ?l les plant¨® cara. Le dispararon y muri¨®.
Desde el ataque contra una escuela jud¨ªa en Toulouse en 2012 Francia ha sufrido 54 actos de terrorismo islamista, con un balance de 290 muertos, seg¨²n un estudio del instituto Fondapol. La decapitaci¨®n el viernes no es el primer asesinato con este m¨¦todo, pero s¨ª el primero en golpear el coraz¨®n de la Rep¨²blica, que es la escuela. Por primera vez, la v¨ªctima es un profesor que hac¨ªa ¡ªy con excelencia, seg¨²n los testimonios recogidos en Conflans-Sainte-Honorine¡ª su trabajo: educar a los futuros ciudadanos adultos. Samuel Paty era lo que el escritor de principios del siglo XX Charles P¨¦guy llam¨® los ¡°h¨²sares negros¡±, los soldados con tiza y pizarra encargados de llevar a todos los rincones de la naci¨®n los valores de libert¨¦, ¨¦galit¨¦, fraternit¨¦, inscritos en la fachada de esta y de todas las escuelas de la Rep¨²blica.
Paty ¡ª47 a?os y padre de un ni?o¡ª era uno de estos tipos, educadores en un espacio, la escuela, que muchos en Francia ven cada vez m¨¢s como el primer frente ante la intoxicaci¨®n sectaria. Ser profesor de historia y geograf¨ªa no es poca cosa en este pa¨ªs. Es quien expone a alumnos de las procedencias m¨¢s diversas, de religiones distintas (o sin religi¨®n) y de diferentes medios sociales aquello que ha hecho y deshecho a este pa¨ªs, aquello que le une y le divide, sus glorias y sus traumas. Uno de los traumas recientes eran los atentados terroristas de enero de 2015, que desde septiembre se est¨¢n juzgando en Par¨ªs. El ataque al semanario sat¨ªrico Charlie Hebdo¡ªque hab¨ªa publicado caricaturas de Mahoma y no se refrenaba ante las burlas de cualquier religi¨®n¡ª fue un electrochoque para la sociedad francesa: en Francia, en el siglo XXI, se pod¨ªa morir por publicar unos dibujos.
Todo esto es lo que intentaba explicar a principios de octubre Paty a los alumnos de cuarto ¡ª13 a?os¡ª en una clase que tuvo un ep¨ªlogo funesto. Circularon versiones confusas y contradictorias. Se dijo que el docente hab¨ªa pedido a los alumnos musulmanes que levantasen la mano, y entonces los habr¨ªa invitado a marcharse. En realidad, dijo que quien no quisiera mirar las caricaturas del profeta del islam que iba a mostrar pod¨ªa cerrar los ojos, desviar la vista o salir del aula. Un padre protest¨®, y activ¨® una campa?a furibunda en las redes sociales. Escribi¨® mensajes en los que le insultaba y la acusaba de difundir pornograf¨ªa. Fue en persona a la escuela para quejarse. Pidi¨® su expulsi¨®n del centro. Grab¨® un v¨ªdeo que se viraliz¨® en c¨ªrculos islamistas radicales. Elev¨® una denuncia a la comisar¨ªa. La polic¨ªa le detuvo para interrogarlo, junto a otras ocho personas, entre ellas cuatro familiares del terrorista, un checheno nacido en Mosc¨² en 2002 que viv¨ªa legalmente en ?vreux, a 80 kil¨®metros de Conflans-Sainte-Honorine como refugiado. No era alumno de la escuela.
Frente al Coll¨¨ge du Bois-D¡¯Aulne ¡ªuna escuela rodeada de campos deportivos en un barrio residencial de clase media¡ª, decenas de padres, alumnos y vecinos acudieron durante toda la jornada a rendir homenaje al profesor. Entre los asistentes, muchos profesores. ¡°Ha ocurrido en Conflans, pero podr¨ªa haber ocurrido en cualquier lugar de Francia¡±, dec¨ªa Jeanine Vinouze, directora ya jubilada de otra escuela en la ciudad y vecina del barrio. Mientras hablaba, le temblaban la voz, las manos, las piernas. Algunos temen la autocensura entre los educadores, un debate similar al que afect¨® a la prensa tras los atentados de 2015. Claire Guyomarch, maestra de primaria en otro centro, se?alaba otra preocupaci¨®n: el descontrol de los padres ¡ªno de los j¨®venes¡ª en las redes sociales. ¡°No se puede decir cualquier cosa. Nosotros tenemos problemas habituales de difamaci¨®n, padres que proponen golpear al docente cuando lo que hace no les gusta. Nunca ocurre nada despu¨¦s. Ahora tenemos un muerto¡±, dice Guyomarch. Hoy en Francia ¡ªcinco a?os despu¨¦s del ¡°Je suis Charlie¡± en solidaridad con Charlie Hebdo¡ª ha nacido otro lema: ¡°Je suis prof¡±. ¡°Soy profe¡±.
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