M¨¢s de cinco millones de venezolanos viven en desiertos informativos
Una investigaci¨®n revela el impacto que ha tenido el forcejeo del chavismo con la prensa y la crisis econ¨®mica que ha apagado radios y parado rotativas
La fuga de Leopoldo L¨®pez y su estela de consecuencias en la relaci¨®n entre Espa?a y Venezuela, la principal noticia de la ¨²ltima semana de octubre, tard¨® d¨ªas en propagarse hasta las zonas rurales del pa¨ªs caribe?o. Quiz¨¢ a¨²n no haya llegado a Biruaca, en los llanos del Estado Apure, cerca de la frontera con Colombia. No es el ¨²nico lugar remoto ¨Cy no solo desde el punto de vista geogr¨¢fico¨C en Venezuela. Unos 90 municipios, donde viven 5,2 de los 28 millones de venezolanos, son desiertos de noticias, seg¨²n un reciente estudio publicado por el Instituto de Prensa y Sociedad, una organizaci¨®n peruana que trabaja en varios pa¨ªses de la regi¨®n. Un balance que sirve de fotograf¨ªa de las penurias de los medios en el pa¨ªs, luego de dos d¨¦cadas de constante hostilidad entre el chavismo y la prensa.
El informe detalla que en esos 90 municipios la cobertura de las informaciones por parte de medios de comunicaci¨®n como emisoras de radio, televisoras, peri¨®dicos y portales digitales es limitada. Apenas hay solo una o dos referencias a medios informativos. Otros 122 municipios son considerados ¡°desiertos moderados¡±, y solo 105 municipios tienen suficiente cobertura informativa, es decir, no son desiertos. Los investigadores analizaron 317 de los 335 municipios que hay en pa¨ªs. En la muestra no est¨¢n incluidos las jurisdicciones ind¨ªgenas que, se presume, sumar¨ªan m¨¢s extensi¨®n a la aridez informativa.
No hay un indicador base sobre el n¨²mero de medios y periodistas que deber¨ªa haber en un lugar con relaci¨®n a su poblaci¨®n, como ocurre con el n¨²mero de m¨¦dicos, camas hospitalarias, maestros o polic¨ªas. Los investigadores del estudio llamado Atlas del silencio, sin embargo, elaboraron un gradiente considerando el ecosistema de los medios radioel¨¦ctricos, digitales o impresos mencionados por periodistas, defensores de derechos humanos, l¨ªderes e informantes clave de cada sector, la naturaleza de estos y la poblaci¨®n a la que sirven. ¡°Los desiertos informativos son un fen¨®meno que se da en muchas partes. En Estados Unidos ocurren por un cambio en el modelo de negocio, en la distribuci¨®n de la publicidad, que lleva al cierre de peque?os medios. En Colombia, por ejemplo, muchas comunidades se han quedado cubiertas ¨²nicamente por medios de la guerrilla o del Ej¨¦rcito colombiano¡±, explica Marianela Balbi, directora de Instituto de Prensa y Sociedad. ¡°Pero en Venezuela, la creaci¨®n de desiertos informativos tiene que ver directamente con un r¨¦gimen autoritario que ha logrado asfixiar los medios de comunicaci¨®n a lo que se suma la crisis econ¨®mica¡±, zanja.
Los peri¨®dicos son una rara avis en Venezuela. El Nacional, una instituci¨®n cultural y de los principales de corte independiente, dej¨® de circular hace dos a?os. En 2013, cuando Nicol¨¢s Maduro lleg¨® al poder, hab¨ªa 90 medios impresos. Para 2018, 66 de esos hab¨ªan desaparecido de los kioscos, seg¨²n datos de Prensa y Sociedad. El agravamiento de la crisis econ¨®mica y de servicios se ha llevado a algunos peri¨®dicos y radios regionales que quedaban a cerrar. Hace unos meses, Yaracuy al d¨ªa, un diario regional, dej¨® de circular por falta de gasolina y varias radios de los Andes tambi¨¦n se apagaron ante la imposibilidad de recargar combustible en las plantas el¨¦ctricas de la regi¨®n.
El estudio revela que la llamada hegemon¨ªa comunicacional que inici¨® Hugo Ch¨¢vez, y que continu¨® su sucesor, se ha devuelto como un b¨²meran. Despu¨¦s de haberse apoderado de casi todo el espectro de radios y televisoras, una d¨¦cada despu¨¦s quedan pocas en funcionamiento o resisten con audiencias tan bajas que les impiden ser referencia.
El 79,6% de los consultados por el estudio mencion¨® medios privados, otro 13,6% dijo consumir medios comunitarios y, el restante 6,6%, medios oficiales. Los venezolanos se informan principalmente a trav¨¦s de medios digitales. El 47,53% de los m¨¢s de 1.100 medios mencionados corresponden a esta categor¨ªa. La radio ha sido desplazada como medio primario de informaci¨®n: solo 36,93% se informa por esta v¨ªa; 8,63% mencion¨® televisoras y solo 6,92% de los consultados refirieron medios impresos.
En abril de 2019 la Comisi¨®n Nacional de Telecomunicaciones ¡ªel ente regulador de estos medios¡ª orden¨® el cierre de Radio Caracas Radio y con la medida desapareci¨® del dial la que fue la emisora m¨¢s antigua del pa¨ªs con 89 a?os de operaci¨®n continua. No fue una medida excepcional. Un centenar de emisoras han tenido el mismo destino en los ¨²ltimos 15 a?os. Las que est¨¢ al aire tienen estrictas restricciones en sus l¨ªneas editoriales y practican la autocensura.
¡°Muchas de las 400 radios comunitarias que impuls¨® Hugo Ch¨¢vez al comienzo de su Gobierno han desaparecido. Los medios p¨²blicos tampoco est¨¢n llegando a muchas localidades¡±, apunta la periodista. ¡°Los medios p¨²blicos finalmente lo que hicieron fue copar el espacio. No les interesa el rating, sino cerrar cualquier veta de pluralidad¡±.
La cobertura regional es de las m¨¢s golpeadas, se?ala Balbi, lo que ha impactado tambi¨¦n el ejercicio de la profesi¨®n por la reducci¨®n de vacantes y una coacci¨®n y control m¨¢s directo de autoridades locales sobre los periodistas. ¡°En T¨¢chira o Amazonas, Estados fronterizos, se enteran de las noticias por las se?ales que llegan desde Colombia. Quiz¨¢s una noticia de car¨¢cter nacional puede llegar, pero la gente no sabe lo que pasa en su comunidad¡±.
¡°Para un ciudadano, la censura o que eliminen una radio donde ten¨ªa un canal para denunciar conduce a una resignaci¨®n¡±. Tambi¨¦n, al inusitado aumento de las protestas, como un derecho consagrado dentro del paraguas de la libertad de expresi¨®n. ¡°Por eso tambi¨¦n han proliferado por los grupos de Facebook y WhatsApp, que no son terrenos muy s¨®lidos para el periodismo por la difusi¨®n de fake news e informaciones no confirmados, pero la gente igual resiente la falta de informaci¨®n. Estamos en una etapa oscura¡±, explica.
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