G¨¦rald Darmanin, el ¡®poli malo¡¯ de Emmanuel Macron

G¨¦rald Darmanin, ministro franc¨¦s del Interior, es un pararrayos para Emmanuel Macron: el hombre que recibe los golpes y protege al presidente de la Rep¨²blica. Al mismo tiempo, es un globo sonda: el encargado de ensayar las propuestas m¨¢s atrevidas, la ret¨®rica al l¨ªmite. En la segunda mitad del quinquenio presidencial, que termina en 2022, Darmanin es el rostro de un giro conservador del Gobierno franc¨¦s. En plena crisis econ¨®mica y sanitaria, y ante el renovado azote del terrorismo islamista, ha hecho de la ley y orden, de la seguridad y los valores, m¨¢s que del reformismo econ¨®mico, la marca del nuevo macronismo.

Darmanin, antiguo colaborador del ¨²ltimo presidente derechista, Nicolas Sarkozy, y exalcalde de una peque?a ciudad obrera del declinante norte industrial de Francia, es la estrella pol¨ªtica del momento. La llamada ¡°ley de seguridad global¡± le ha enfrentado con los sindicatos de periodistas, medios de comunicaci¨®n de izquierdas y derechas y organizaciones en defensa de los derechos fundamentales. El motivo es un art¨ªculo, el 24, que expone a un a?o de prisi¨®n y a 45.000 euros de multa a quien difunda, ¡°con el objetivo de atentar contra su integridad f¨ªsica o ps¨ªquica¡±, im¨¢genes del rostro de un agente de las fuerzas del orden.

El temor es que este art¨ªculo acabe limitando el derecho a la informaci¨®n. Una ¡°deriva liberticida¡±, seg¨²n el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, que se suma a otras iniciativas ¡ªdesde la ley contra el separatismo islamista, que se presentar¨¢ en diciembre, hasta la repetida prolongaci¨®n del estado de emergencia¡ª que tienen un punto en com¨²n: el papel central en ellas del titular de Interior. El inicio de los debates parlamentarios sobre la ¡°ley de seguridad global¡± ofrece un caso de estudio perfecto sobre el estilo de Darmanin: primero golpear; despu¨¦s matizar.

El art¨ªculo 24, adoptado el viernes en primera lectura en la Asamblea Nacional, no proh¨ªbe grabar a polic¨ªas y gendarmes, sino difundir sus im¨¢genes con mala intenci¨®n. No importa. El ministro declar¨® en una radio que, a partir de ahora, se prohibir¨ªa difundir las im¨¢genes. M¨¢s tarde se retract¨®. En otra entrevista, dijo que la ley obligar¨ªa a difuminar los rostros de los agentes. Aunque la ley no dice nada de eso, sus palabras han contribuido a la ambig¨¹edad del texto. La ¨²ltima salida de tono consisti¨® en afirmar que los periodistas deber¨ªan acreditarse ante la Prefectura antes de cubrir una manifestaci¨®n, lo que motiv¨® una declaraci¨®n de protesta de los directores de los principales medios. El ministro, despu¨¦s, recul¨®: la acreditaci¨®n era optativa.

?Hombre fuerte del Gobierno? ?O bocazas que compromete al jefe? La respuesta no est¨¢ clara. El ministro ha encarnado la voluntad del Estado franc¨¦s de ser inflexible con el islamismo que, seg¨²n presidente, crea el caldo de cultivo para la radicalizaci¨®n. Pero tambi¨¦n ha declarado, por ejemplo, su disgusto cuando va al supermercado al ver estantes con comida halal, elaborada seg¨²n las prescripciones del islam. La idea, que no figurar¨¢ en la ley, siembra la confusi¨®n en un momento en el que el Gobierno intenta deshacer la falsa acusaci¨®n ¡ªen algunos pa¨ªses ¨¢rabes y algunas tribunas de opini¨®n occidentales¡ª de que el proyecto va en contra de los musulmanes franceses.

Darmanin, de 38 a?os, no ha pasado por las universidades de la clase dirigente francesa y lleva a gala sus or¨ªgenes humildes. Su padre regentaba un bar, su madre es limpiadora en el Banco de Francia, su abuelo ¡ªun soldado argelino en las tropas coloniales francesas en la Segunda Guerra Mundial, y a quien le debe su segundo nombre, Moussa¡ª ¡°rezaba a Al¨¢ y llevaba el uniforme de la Rep¨²blica¡±, como le gusta repetir. Criado pol¨ªticamente en Los Republicanos, el partido de la derecha tradicional, cambi¨® de bando con la victoria de Macron en 2017 para ser ministro de Presupuesto y, desde el verano, del Interior, un cargo de proyecci¨®n. Lo han ocupado futuros primeros ministros, como Manuel Valls. Y presidentes como Fran?ois Mitterrand y el propio Sarkozy, su mentor.

Alg¨²n d¨ªa podr¨ªa ser un competidor para Macron, el joven l¨ªder so?ado por una derecha sin rumbo ni l¨ªder. Por ahora, su hiperactividad y su influencia hacen de ¨¦l el abanderado de un nuevo macronismo, menos internacionalista y m¨¢s soberanista que en 2017; menos liberal y m¨¢s intervencionista en lo econ¨®mico. La pandemia lo condiciona todo, como el terrorismo y la crisis. Pero tambi¨¦n las elecciones de mayo de 2022, en las que los sondeos pronostican una segunda vuelta entre Macron y la l¨ªder de la extrema derecha, Marine Le Pen.