Muere a los cien a?os Daniel Cordier, leyenda de la resistencia francesa ante los nazis
Antisemita y reaccionario por tradici¨®n familiar de adolescente, se uni¨® a De Gaulle en 1940, fue secretario del jefe resistente m¨¢rtir Jean Moulin y, despu¨¦s de la guerra, marchante de arte e historiador
Daniel Cordier (1920-2020) ten¨ªa un sue?o durante los a?os oscuros de la Segunda Guerra Mundial: visitar un d¨ªa, cuando todo aquello terminase, el Museo del Prado. ¡°Cuando acabe la guerra, le llevar¨¦ al Prado, en Madrid, y le ense?ar¨¦ algo que tiene mucha importancia¡±, le prometi¨® Jean Moulin, el jefe de la Resistencia francesa. La Alemania nazi ocupaba Francia y Moulin y su joven secretario, Cordier, viv¨ªan en la clandestinidad. Cuando se encontraban en un lugar p¨²blico y cre¨ªan que alguien pod¨ªa estar escuch¨¢ndoles, el jefe instru¨ªa a su disc¨ªpulo sobre el mundo del arte, una conversaci¨®n que no pod¨ªa despertar ninguna sospecha.
Cordier muri¨® el viernes a los cien a?os. Era una leyenda de la epopeya de la resistencia: el pen¨²ltimo miembro vivo de la Orden de la Liberaci¨®n, creada por el General de Gaulle en 1940 tras marcharse a Londres y llamar a los franceses a combatir el nazismo. Los a?os junto a Jean Moulin habr¨ªan bastado para justificar una vida, pero aquel adolescente ¨¢vido de aventuras que abandon¨® una vida c¨®moda para unirse a De Gaulle tuvo muchas otras. Fue marchante de arte despu¨¦s de la guerra y sus ¨²ltimas d¨¦cadas las dedic¨® a restablecer la memoria de Moulin.
¡°Toda la vida de Daniel Cordier estuvo impulsada por un gusto inaudito por la libertad, una valent¨ªa impetuosa, una curiosidad insaciable y, por encima de todo, un amor inmenso por Francia¡±, dijo en un comunicado la presidencia de la Rep¨²blica. Tras la muerte de Cordier, ya solo queda un compa?ero de la Liberaci¨®n vivo: Hubert Germain, militar en las Fuerzas Francesas Libres de De Gaulle.
Autor de Alias Caracalla, unas memorias publicadas en 2009, Cordier fue homosexual en una ¨¦poca y un ambiente en el que no debi¨® ser f¨¢cil serlo. Cuando hace unos a?os Le Monde le pregunt¨® si escribir¨ªa de ello, respondi¨®: ¡°Aunque nunca me he escondido, nunca he hablado de ello, porque son cosas dif¨ªciles de escribir, sobre todo para un hombre de mi generaci¨®n¡±.
Cordier naci¨® el 10 de agosto de 1920 en una familia burguesa de Burdeos. Sus padres se separaron cuando ¨¦l ten¨ªa cuatro a?os. El marido de su madre le inculc¨® la ideolog¨ªa antisemita, nacionalista y mon¨¢rquica de la extrema derecha de aquel tiempo, que sent¨ªa devoci¨®n por el escritor Charles Maurras, y el mariscal Philippe P¨¦tain, h¨¦roe de la Gran Guerra. En mayo y junio de 1940, al ver c¨®mo en unas semanas Francia sucumb¨ªa a la guerra rel¨¢mpago alemana y P¨¦tain capitulaba, sufri¨® la gran decepci¨®n de su vida: todo aquello en lo que hab¨ªa cre¨ªdo se derrumbaba.
No hab¨ªa cumplido los veinte y su experiencia militar era nula, pero sent¨ªa una impaciencia irrefrenable por ir a ¡°matar boches¡±, la palabra despectiva para designar a los alemanes. El 21 de junio se embarc¨® en Bayona rumbo a Inglaterra, donde ingres¨® en las Fuerzas Francesas Libres de De Gaulle. El 25 de julio de 1942, salt¨® en paraca¨ªdas en el centro de Francia. Se puso al servicio del misterioso Rex, que desde Lyon intentaba unir a los grupos y corrientes opositores. Aquel mundo le cambi¨®: el contacto con resistentes de otras ideolog¨ªas y la constataci¨®n de que muchos de los suyos colaboraban con los nazis, le llevo a abdicar de la fe reaccionaria.
Rex era Jean Moulin, el prefecto m¨¢s joven de Francia. En junio de 1940, cuando los alemanes entraron en Chartres, sede de su prefectura, fue torturado por primera vez. Delegado de De Gaulle en el interior de Francia, Moulin ten¨ªa como tapadera una galer¨ªa de arte en Niza. En mayo de 1943 logr¨® unificar a los resistentes bajo el Consejo Nacional de la Resistencia. El 21 de junio del mismo a?o fue detenido y torturado por la Gestapo. Muri¨® el 8 de julio en un tren que le llevaba Alemania. Sus cenizas reposan desde 1964 en el Pante¨®n. ¡°Entra aqu¨ª, Jean Moulin, con tu terrible cortejo, con los que, como t¨², murieron en los s¨®tanos sin haber hablado, e incluso, lo que es m¨¢s atroz, habiendo hablado¡¡±, dijo el escritor Andr¨¦ Malraux en la ceremonia funeral.
Despu¨¦s de la derrota de Hitler, Cordier opt¨® por la discreci¨®n. Recordaba que, desde peque?o, le hab¨ªan fatigado las batallitas de los excombatientes de la Primera Guerra Mundial. No quer¨ªa ser como ellos. Inspirado por las conversaciones con Rex, empez¨® a comprar cuadros de artistas contempor¨¢neos como Jean Dubuffet. Fund¨® una galer¨ªa con sucursales en Fr¨¢ncfort y Nueva York. Particip¨® en la creaci¨®n del Centro Pompidou. En los setenta inici¨® su tercera vida: la de historiador, empe?ado en desmentir la acusaci¨®n de que Moulin hab¨ªa trabajado para la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
¡°Hasta la Liberaci¨®n, ignor¨¦ el verdadero nombre de Rex, que nadie hab¨ªa pronunciado jam¨¢s delante de m¨ª¡±, escribe en Alias Caracalla. Un hilo recorr¨ªa las tres vidas de Daniel Cordier: la resistencia, el arte, Jean Moulin. Tras el asesinato del jefe, una vez concluida su misi¨®n en Francia, Cordier escap¨® por los Pirineos. Fue detenido por la Espa?a franquista. Despu¨¦s de salir en libertad, seg¨²n cont¨® a Le Monde en 2018, pens¨® que pod¨ªa cumplir su sue?o. ¡°Estoy en Madrid con algunos camaradas¡±, recordaba. ¡°Me dicen: ¡®Ven con nosotros al prost¨ªbulo¡¯. Les respondo: ¡°Ah, no. Yo voy al Prado¡±. Ellos: ¡®?Eso qu¨¦ es?¡¯ Yo: ¡®Un museo¡¯. Puedo decirle que a ellos les daba totalmente igual. As¨ª que fui solo. Y es all¨ª donde me encontr¨¦ con la pintura¡±. Rex nunca le pudo acompa?ar.
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