Johnson se enfrenta a la rebeli¨®n del ala dura del Partido Conservador
El rechazo de decenas de ¡®tories¡¯ al plan contra la pandemia expone la debilidad del Gobierno
El primer ministro brit¨¢nico, Boris Johnson, conoce muy bien los mimbres de la rebeli¨®n que ahora le toca sufrir. Viene de ese bando. Decenas de diputados conservadores le han negado el beneficio de la duda y han votado en contra de las nuevas medidas contra la pandemia. Exigen un c¨¢lculo real de los da?os econ¨®micos previstos y la imposible demostraci¨®n de que el remedio no ser¨¢ peor que la enfermedad. Son los mismos que pusieron contra las cuerdas a la ex primera ministra, Theresa May, a cambio de la promesa incierta del Brexit. Esta vez la oposici¨®n laborista se ha abstenido, y ha dejado as¨ª m¨¢s claro que la mayor¨ªa de Johnson roza la zona de riesgo.
Han sido finalmente al menos 56 los diputados conservadores que han rechazado con su voto el nuevo sistema regional de tres niveles de restricciones sociales propuesto por Downing Street. Las medidas han salido adelante con los votos de 291 parlamentarios. En una C¨¢mara de 650 esca?os, ni siquiera se ha alcanzado la mayor¨ªa absoluta. 78 han votado en contra, el resto se ha abstenido. Desde el principio sab¨ªan los rebeldes que no ser¨ªan suficientes como para hacer fracasar la nueva estrategia contra el virus, que entra en vigor en toda Inglaterra a partir de este mi¨¦rcoles. Pero su dimensi¨®n, realzada por la decisi¨®n de los laboristas de abstenerse y no camuflar con sus votos la debilidad creciente de Johnson, ha puesto en evidencia que el primer ministro conservador tiene un problema en sus propias filas. ¡°Todo lo que tenemos que hacer ahora es no ponernos nerviosos, mantener la calma, y aguantar hasta que las vacunas est¨¦n a nuestro alcance, hasta que de hecho nos las inyecten en el brazo¡±, ha implorado Johnson a los rebeldes este martes en la C¨¢mara de los Comunes.
En las ¨²ltimas 24 horas, el Gobierno brit¨¢nico ha puesto en marcha una campa?a de apaciguamiento plagada de concesiones y torpezas para intentar reducir al m¨ªnimo un mot¨ªn que desinfle a¨²n m¨¢s la credibilidad del primer ministro, en niveles m¨ªnimos apenas un a?o despu¨¦s de su apabullante victoria electoral. Han surgido por sorpresa nuevas promesas de ayuda p¨²blica para los pubs y los negocios hosteleros que se ven abocados a la quiebra; Johnson ha vuelto a poner fecha a la futura revisi¨®n de las restricciones sociales ¨Cel 3 de febrero¨C y ha llegado a sugerir que habr¨¢ excepciones locales antes de las navidades, para intentar contentar casi uno a uno a sus detractores con concesiones concretas para sus respectivas circunscripciones.
La pesadilla de Johnson tiene nombre y apellido, y es el mismo diputado, Steve Baker, que maniobr¨® desde el European Research Group (Grupo de Investigaciones Europeas) para derribar a May e impulsar el liderazgo del actual primer ministro. El nuevo invento de Baker se llama Covid Recovery Group (Grupo para la Recuperaci¨®n de la Covid), y aglutina ya cerca de setenta diputados. Para entender c¨®mo fructifican estas rebeliones es necesario tener en cuenta que de los 364 esca?os que posee el Partido Conservador en la C¨¢mara de los Comunes (de un total de 650), casi la mitad, unos 150, ocupan alg¨²n puesto en la larga estructura del Gobierno y su lealtad se presupone. Pero la otra mitad, los llamados backbenchers (algo as¨ª como los de los esca?os traseros) se deben m¨¢s a sus propios votantes y disponen de una libertad que solo ata en corto un primer ministro con autoridad e influencia.
El nuevo grupo interno de presi¨®n, CRG en sus siglas en ingl¨¦s, mezcla en sus exigencias una ideolog¨ªa libertaria, racionalidad complicada y cierto sentido com¨²n. Quieren que haya un equilibrio entre cient¨ªficos y economistas en las decisiones contra el virus, que el Gobierno publique los c¨¢lculos coste-beneficio de los sacrificios exigidos a la poblaci¨®n y que mejoren las respuestas pr¨¢cticas como el uso masivo de test y rastreo. ¡°Voy a dedicar toda mi fortaleza y coraje a reunir el mayor n¨²mero de votos en contra de m¨¢s confinamientos¡±, prometi¨® Baker el pasado 4 de noviembre, despu¨¦s de dejarse convencer por Johnson por ¨²ltima vez y salvarle la cara en la votaci¨®n que impuso un confinamiento nacional. Su grupo re¨²ne a muchas caras conocidas del campo de los euroesc¨¦pticos, pero tambi¨¦n nuevas incorporaciones.
Dosier secreto
En un intento desesperado por meter miedo a los rebeldes, Downing Street filtr¨® a ¨²ltima hora del lunes un ¡°dosier secreto¡± al diario The Times en el que dibujaba un sombr¨ªo panorama econ¨®mico aparentemente detallado pero sin ninguna novedad desconocida. Solo consigui¨® irritar m¨¢s a los conservadores d¨ªscolos, y Johnson tuvo que reunirse una vez m¨¢s con ellos una hora antes de la votaci¨®n, a trav¨¦s de videoconferencia, para intentar minimizar los da?os de la revuelta.
El l¨ªder laborista, Keir Starmer, ha conseguido imponer entre sus filas una soluci¨®n de equilibrio para no perder la imagen de oposici¨®n responsable que ha intentado preservar durante toda la pandemia. Despu¨¦s de recordar a Johnson que se trataba de su quinta estrategia contra el virus, y que su partido ya respald¨® en el Parlamento los dos confinamientos nacionales, Starmer anunciaba una abstenci¨®n que dejaba al primer ministro solo ante la revuelta de sus propias filas. ¡°No me han convencido en absoluto sus palabras de hoy. Creo que el paquete econ¨®mico de ayudas que ha presentado no se acerca ni m¨ªnimamente a las necesidades que tienen las comunidades m¨¢s afectadas. Y me temo que las medidas sanitarias propuestas, sobre todo el sistema de detecci¨®n y rastreo, plantean el riesgo de que no podamos controlar el virus este invierno¡±, ha dicho Starmer.
Downing Street quiere recuperar el control de la fecha electoral
La humareda que ha tra¨ªdo consigo la pandemia ha debilitado al Gobierno de Johnson, pero tambi¨¦n ha sido la ocasi¨®n perfecta para saldar por la puerta de atr¨¢s cuentas pendientes. Downing Street ha registrado este martes en el Parlamento una propuesta para deshacerse de la Ley de T¨¦rmino Parlamentario Fijo. Aprobada durante el mandato del ex primer ministro conservador David Cameron, la medida impon¨ªa una duraci¨®n inmodificable de cinco a?os al mandato legislativo surgido de las urnas. Fue una contrapartida exigida por los liberales dem¨®cratas, a cambio de su apoyo para formar un Gobierno de coalici¨®n.
Solo a trav¨¦s de una moci¨®n de censura con ¨¦xito, o de la decisi¨®n de una mayor¨ªa de dos tercios de la C¨¢mara, pod¨ªa adelantarse la fecha de las siguientes elecciones. Una ley con la que se persegu¨ªa estabilidad parlamentaria supon¨ªa en la pr¨¢ctica arrebatar al primer ministro el poder de convocar a las urnas, y utilizar esa prerrogativa cuando las encuestas le fueran m¨¢s favorables. Johnson tuvo que contar con los votos de los nacionalistas escoceses del SNP y de los liberales dem¨®cratas para convocar comicios el pasado 12 de diciembre y deshacer el nudo gordiano en que se hab¨ªa convertido la interminable batalla del Brexit.
La estratagema del actual Gobierno supone tambi¨¦n en s¨ª misma una venganza contra el Tribunal Supremo, que en su momento anul¨® la decisi¨®n de Johnson de suspender durante casi cinco semanas la actividad parlamentaria. En el nuevo proyecto, queda claro que cualquier decisi¨®n tendente a disolver la legislatura no podr¨¢ ser sometida al escrutinio de los tribunales. Es decir, la prerrogativa del ejecutivo no ser¨¢ ¡°materia justiciable¡±. Todo apunta a que esta ser¨¢ la pr¨®xima batalla pol¨ªtica que se librar¨¢ en los esca?os de la C¨¢mara de los Comunes, porque las primeras reacciones laboristas no se han hecho esperar. Chris Bryant, el presidente de la Comisi¨®n Reglamentaria de la C¨¢mara, ya se ha preguntado ¡°c¨®mo es posible que el primer ministro al que se conden¨® por disolver ilegalmente el Parlamento pretenda esperar que la naci¨®n le conceda el poder de convocar, suspender o disolver las C¨¢maras sin que los diputados digan nada al respecto¡±. El Partido Conservador incluy¨® este futuro cambio en su ¨²ltimo programa electoral, pero Johnson lo hab¨ªa mantenido congelado hasta ahora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.