Las negociaciones del post-Brexit encallan por la falta de acuerdo sobre pesca y subsidios p¨²blicos
Von der Leyen y Johnson hablar¨¢n este s¨¢bado para estudiar si es posible superar las diferencias antes de que se llegue a una brusca ruptura
Las negociaciones entre la UE y el Reino Unido sobre las relaciones comerciales despu¨¦s del Brexit han encallado este viernes tras ¡°una intensa ronda de contactos¡± que no ha logrado superar las diferencias entre ambas partes. El negociador jefe europeo, Michel Barnier, y el brit¨¢nico, David Frost, han acordado realizar una ¡°pausa¡± a la espera de instrucciones de sus respectivos l¨ªderes. La presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro brit¨¢nico, Boris Johnson, mantendr¨¢n este s¨¢bado por la tarde una conversaci¨®n telef¨®nica para analizar el margen de maniobra y las posibilidades de llegar a un acuerdo o resignarse a una brusca ruptura el 31 de diciembre, cuando termina la fase transitoria del Brexit.
El proceso de negociaci¨®n iniciado en febrero, tras la entrada en vigor del Brexit y de un periodo de transici¨®n hasta el 31 de diciembre para negociar las relaciones entre las partes tras la salida del Reino Unido de la UE, hab¨ªa entrado este viernes en la fase de las amenazas de veto, por parte de Francia, y la descarga de responsabilidades ante un posible fracaso. Las dos partes apuestan por alcanzar un acuerdo en los pr¨®ximos d¨ªas, a tiempo para que sea ratificado por el Parlamento Europeo y el brit¨¢nico antes de final de a?o. Pero el tiempo se agota y las diferencias sobre el control de los subsidios p¨²blicos de Londres a sus empresas a partir del 1 de enero y del derecho de acceso de los pescadores europeos a aguas brit¨¢nicas han hecho imposible, de momento, rematar el pacto.
Las capitales de la UE, en particular Par¨ªs, advierten al equipo negociador europeo, liderado por Michel Barnier, que cualquier concesi¨®n de m¨¢s a los brit¨¢nicos se topar¨¢ con el rechazo de los socios europeos. El Gobierno de Emmanuel Macron exige garant¨ªas de que el Reino Unido no se embarcar¨¢ en una competencia desleal una vez fijado el acuerdo y reclama un acceso de los pescadores europeos a las aguas brit¨¢nicas similar al disfrutado antes del Brexit. Si no se cumplen esas condiciones, Francia vetar¨¢ el acuerdo, lo que abocar¨ªa a una ruptura comercial abrupta el pr¨®ximo 31 de diciembre, cuando expira el per¨ªodo transitorio que mantuvo el statu quo tras la salida del Reino Unido de la UE el pasado 31 de enero.
¡°Hay que prepararse para el riesgo de un escenario de no acuerdo¡±, ha advertido este viernes Clement Beaune, secretario de Estado franc¨¦s para Asuntos Europeos y mano derecha de Macron en todo lo relacionado con la agenda de Bruselas. Beaune avisa de que si el acuerdo no es bueno, se opondr¨¢n.
Y Par¨ªs se reserva el derecho a hacer su propia valoraci¨®n m¨¢s all¨¢ de la recomendaci¨®n a favor que pueda hacer el negociador europeo sobre el texto final. ¡°Haremos nuestra propia evaluaci¨®n del proyecto de acuerdo, se lo debemos a los franceses, a los pescadores y a otros sectores econ¨®micos¡±, ha a?adido el secretario de Estado franc¨¦s.
La amenaza de veto franc¨¦s obliga al equipo de Barnier a extremar la cautela en la letra peque?a de un acuerdo que ser¨¢ revisado con lupa por todas las capitales europeas. La inquietud en algunas de ellas es evidente, aunque, de momento, ninguna parece compartir el aparente disgusto de Francia. ¡°Los negociadores han llegado a posarse en algunas de las l¨ªneas rojas de su mandato, pero no se han cruzado esas l¨ªneas rojas¡±, concluye un diplom¨¢tico europeo.
La amenaza de veto franc¨¦s marca un simb¨®lico broche final a m¨¢s de seis d¨¦cadas de turbulenta relaci¨®n entre el Reino Unido y el continente. La Francia del general De Gaulle fue el pa¨ªs que en 1967 impidi¨® la entrada del Reino Unido en la entonces llamada Comunidad Econ¨®mica Europea. Y mantuvo la puerta cerrada hasta 1973, cuando finalmente se permiti¨® su ingreso. Ahora Par¨ªs amenaza con impedir una relaci¨®n comercial privilegiada, que permitir¨ªa al pa¨ªs vecino colocar sus productos en el mercado europeo (m¨¢s de 450 millones de habitantes) sin cuotas de exportaci¨®n ni arancel alguno. A cambio de ese privilegiado acceso, Francia exige contrapartidas, entre otras cosas, en pol¨ªtica pesquera.
Londres desea restringir al m¨¢ximo el acceso a sus aguas de los barcos europeos, que suponen m¨¢s del 50% de capturas en esos caladeros. Johnson quiere, adem¨¢s, que las cuotas de pesca europea se negocien a?o a a?o, lo que sembrar¨ªa la incertidumbre en el sector pesquero europeo. Entre los ocho pa¨ªses afectados (Francia, B¨¦lgica, Pa¨ªses Bajos, Alemania, Dinamarca, Irlanda, Espa?a y Portugal), la flota francesa ser¨ªa la m¨¢s perjudicada porque le corresponde casi un 30% del valor total de las capturas europeas. Para flotas m¨¢s peque?as, como la de B¨¦lgica, el impacto tambi¨¦n ser¨ªa brutal porque obtiene el 50% de su facturaci¨®n en aguas brit¨¢nicas.
El regate en ese intercambio de concesiones mutuas entr¨® el pasado domingo en una recta final tan larga como minada. El equipo de Barnier lleg¨® a Londres, tras una pausa provocada por un caso de covid, dispuesto a limar los ¨²ltimos contenciosos, relativos al control de las ayudas de Estado, el alineamiento regulatorio del Reino Unido con la UE, el sistema de vigilancia de cumplimiento de los acuerdos y, el m¨¢s simb¨®lico y tangible: las cuotas pesqueras en aguas brit¨¢nicas.
Fuentes de la negociaci¨®n aseguran que se ha avanzado en todos esos terrenos pol¨¦micos, aunque falta un tramo final tan dif¨ªcil como incierto. El Gobierno de Boris Johnson ha aceptado, seg¨²n fuentes europeas, una cl¨¢usula de no regresi¨®n, que comprometer¨ªa a Londres a no rebajar los est¨¢ndares laborales, sociales o medioambientales por debajo del nivel en que se encontraban en el momento del Brexit. Pero el Reino Unido no se compromete a mantener un alineamiento regulatorio a partir del 31 de diciembre, cuando la legislaci¨®n comunitaria dejar¨¢ de aplicarse en su territorio.
Control de subsidios p¨²blicos
Bruselas tambi¨¦n reclamaba el compromiso de Londres con un control a priori de los subsidios p¨²blicos, como el que se aplica en la UE, para evitar que las empresas brit¨¢nicas puedan beneficiarse de ayudas del Estado anticompetitivas. Pero Londres se resiste y solo ofrece una vigilancia a posteriori, lo que expone a las empresas europeas a una competencia potencialmente dopada hasta que se detecte el problema. Bruselas ve dif¨ªcil que Johnson vaya a cambiar de opini¨®n en ese terreno. ¡°Hay que reconocer que ning¨²n pa¨ªs fuera de la UE tiene un control a priori de las ayudas de Estado¡±,
El equipo negociador europeo parece centrar su ¨¦nfasis en los mecanismos de vigilancia a ambos lados del canal de la Mancha sobre el cumplimiento del futuro acuerdo comercial. Bruselas reclama un mecanismo riguroso, fiable y con aplicaci¨®n expeditiva para garantizar que Londres no se desmarca de lo pactado despu¨¦s del 1 de enero.
Esa exigencia ha ganado fuerza tras el anuncio de Johnson, a principios de verano, de una ley de mercado que, seg¨²n la Comisi¨®n, viola los acuerdos del Brexit en cuanto a las relaciones entre la provincia brit¨¢nica de Irlanda del Norte e Irlanda. Esa presunta violaci¨®n ha disparado la desconfianza comunitaria hacia Londres y, en particular, hacia la imprevisibilidad del Ejecutivo de Johnson.
Tanto Macron, como su secretario de Estado, Clement Beaune, han endurecido el tono desde que las negociaciones volvieron a encarrilarse tras rozar la ruptura durante el verano por el proyecto de ley brit¨¢nico que afectaba a Irlanda. Francia, a ojos de los negociadores brit¨¢nicos, se presenta como el ¨²ltimo gran obst¨¢culo para el acuerdo.
Fuentes europeas matizan, sin embargo, que la gran inc¨®gnita sobre el desenlace final es el c¨¢lculo pol¨ªtico de Johnson. ¡°El primer ministro brit¨¢nico a¨²n no ha sopesado del todo el r¨¦dito que puede obtener de un acuerdo o de una ruptura¡±, se?ala una fuente involucrada en la negociaci¨®n. Johnson no puede permitirse que el acuerdo provoque ninguna fisura entre las fuerzas conservadoras, un riesgo que ya paraliz¨® en su d¨ªa el pacto del Brexit y que podr¨ªa costarle muy caro al l¨ªder brit¨¢nico.
¡°Johnson no olvida que los cuatro ¨²ltimos l¨ªderes conservadores ¨CThatcher, Major, Cameron y May¨Ccayeron como consecuencia de la relaci¨®n con la UE y casi siempre por una revuelta interna de los tories¡±, afirma dicha fuente. Si Johnson atisba ese peligro, podr¨ªa optar por romper la negociaci¨®n y echar la culpa a la UE y a la Rep¨²blica francesa, el enemigo recurrente de la monarqu¨ªa brit¨¢nica. Bruselas espera que el primer ministro brit¨¢nico no se vea en esa tesitura y que, en cambio, prefiera pasar a la historia como el l¨ªder que consum¨® el Brexit y logr¨® convertirse, con permiso de Par¨ªs, en el ¨²nico pa¨ªs del mundo con un acceso ilimitado al mercado europeo.
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