Un a?o de Johnson: de la Gran Breta?a global al Huevo escoc¨¦s
El primer ministro brit¨¢nico, que arras¨® en las elecciones, acaba 2020 con una rebeli¨®n en el seno de su partido y una popularidad erosionada pese a la llegada de la vacuna
Dec¨ªa Enoch Powell, el hombre que plant¨® la semilla del populismo y el racismo en el Partido Conservador brit¨¢nico a finales de los sesenta, que toda carrera pol¨ªtica conduce inevitablemente al fracaso. Todav¨ªa no se ha escrito el ¨²ltimo cap¨ªtulo de la trayectoria de Boris Johnson, pero apenas un a?o despu¨¦s de su arrolladora victoria electoral de diciembre de 2019, el lustre del pol¨ªtico m¨¢s popular del Reino Unido en las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha desvanecido. El anuncio de la llegada inmediata de la vacuna, el Santo Grial en el que los estrategas de Downing Street hab¨ªan puesto todas sus esperanzas, apenas ha alterado el nivel de popularidad del primer ministro, seg¨²n el ¨²ltimo sondeo de YouGov publicado el pasado viernes. Un 56% de los brit¨¢nicos tiene una opini¨®n desfavorable de Johnson, frente a un 35% que sigue apostando por ¨¦l.
El Gobierno que prometi¨® una revoluci¨®n en infraestructuras y tecnolog¨ªa que equilibrar¨ªa el bienestar de todo el pa¨ªs ha echado mano de una excepci¨®n en las reglas de la UE para saltarse la cola y anunciar antes que nadie la buena nueva de una vacuna hecha con capital p¨²blico alem¨¢n y desarrollada por cient¨ªficos alemanes. El equipo que anunci¨® el fin de la burocracia y la llegada de la eficiencia se ha enredado estos d¨ªas en discutir si el scotch egg (el huevo escoc¨¦s, un huevo duro rodeado de carne picada y empanado) puede o no considerarse una ¡°comida sustancial¡±. Es decir, si los pubs pueden o no servir alcohol si lo acompa?an de ese plato tan popular, como exige la ley. El pol¨ªtico que vision¨® una estrategia internacional, Global Britain (Gran Breta?a Global), con la que el Reino Unido recuperar¨ªa su papel en el mundo en la era post-Brexit ha avivado la llama separatista escocesa, irritado a la administraci¨®n estadounidense entrante y aumentado la distancia con la Uni¨®n Europea. Y termina el a?o con una rebeli¨®n parlamentaria de casi sesenta diputados conservadores que pone en riesgo la mayor¨ªa del Gobierno.
Parad¨®jicamente, nadie est¨¢ realmente decepcionado. Johnson nunca enga?¨® a nadie. ¡°Lo m¨¢s extraordinario es que todo el mundo sab¨ªa que Johnson iba a ser un desastre. De hecho, cuanto m¨¢s le conoc¨ªan, m¨¢s claro ten¨ªan que era perezoso, temerario, egoc¨¦ntrico y poco interesado en los detalles que implica gobernar¡±, resume para EL PA?S Fintan O¡¯Toole, el escritor irland¨¦s que mejor ha diseccionado a la Inglaterra actual y a su clase pol¨ªtica. ¡°Los conservadores intercambiaron la idea de un Gobierno competente por la popularidad de Johnson y su capacidad para ganar elecciones. Y, por supuesto, las gan¨®. Pero todo personaje p¨²blico que asegure estar decepcionado es un mentiroso¡±.
No es responsable Johnson de una pandemia que pill¨® desprevenidos a todos los gobiernos del mundo, y que, en su caso, le afect¨® personalmente hasta el punto de ser ingresado en la UCI. Le son atribuibles, sin embargo, que el Reino Unido sea el pa¨ªs europeo con mayor n¨²mero de muertes por la covid-19 (m¨¢s de 60.000), o que el PIB de 2020 vaya a desplomarse un 11,3%. La primera respuesta ante la amenaza fue un conjunto de banalidades como recomendar que se cantara el cumplea?os feliz dos veces para calcular el tiempo necesario en lavarse las manos, o apostar por la ¡°inmunidad de reba?o¡± y dejar que el virus campara a sus anchas.
La rectificaci¨®n fue dr¨¢stica, con un confinamiento que se prolong¨® m¨¢s que en el resto de Europa y dej¨® la econom¨ªa hibernada. Hubo errores catastr¨®ficos, como el que produjo m¨¢s de 25.000 muertos en las residencias de mayores. O bandazos que produjeron desconfianza y confusi¨®n en la ciudadan¨ªa, como el abandono prematuro del sistema de localizaci¨®n y rastreo de infectados solo para retomarlo unas semanas despu¨¦s. Y todo acompa?ado de las promesas y exageraciones a las que tan proclive es la locuacidad de Johnson: ¡°Un sistema de test que ser¨¢ l¨ªder mundial¡±; ¡°torceremos el brazo del virus en seis semanas¡±; ¡°acabaremos con la pandemia antes de Semana Santa... antes del verano... antes de la Navidad¡±. El voluntarismo, contra el muro de la realidad.
¡°La autosuficiencia y la nostalgia son la ruta hacia el declive nacional. Estoy a favor de ser realistas, y tambi¨¦n del optimismo. Pero con la advertencia a?adida de que el falso optimismo es otro modo de llamar a la mentira¡±, aseguraba a principios de noviembre el ex primer ministro John Major. Su discurso en Middle Temple, una de las cuatro honorables asociaciones de abogados ingleses, reson¨® en todos los medios brit¨¢nicos. Sus palabras ten¨ªan la fuerza de la obviedad admitida: ¡°Ya no somos una gran potencia. Nunca lo volveremos a ser. En un mundo con casi 8.000 millones de habitantes, bastante menos del 1% son brit¨¢nicos¡±.
La dimisi¨®n, a mediados de noviembre, del asesor estrella de Johnson e ide¨®logo del Brexit, Dominic Cummings, hizo respirar aliviados a muchos conservadores, pero revel¨® una inc¨®moda realidad. El primer ministro ten¨ªa por delante cuatro a?os de mandato sin un proyecto definido para el pa¨ªs, m¨¢s all¨¢ de aguantar el temporal. Y con un grupo parlamentario plagado de subgrupos y corrientes internas ¨Da favor del Brexit duro, en contra de las restricciones contra la pandemia, en defensa del norte de Inglaterra frente a Escocia, partidarios de ser m¨¢s duros con China...¨D que amenaza con ser ingobernable. Johnson se juega su futuro a medio plazo en tres bazas que se escapan de su control: el ¨¦xito de las vacunas, el incierto repunte optimista de la econom¨ªa y la voluntad de Bruselas de ignorar todos sus desplantes y cerrar un acuerdo comercial del Brexit antes de fin de a?o que evite da?os a?adidos. La cabellera despeinada y loca del primer ministro ha dejado de ser un s¨ªmbolo de su simp¨¢tico gamberrismo y parece m¨¢s bien el resultado de llevar un a?o montado en la monta?a rusa.
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