El golpe maestro de la CIA y sus socios alemanes
Una investigaci¨®n de ¡®The Washington Post¡¯ y las cadenas ZDF y SRF destapa el espionaje de EE UU y Alemania a otros Gobiernos durante d¨¦cadas
Es uno de los mayores casos de espionaje, material de novela de John Le Carr¨¦ o de un guion cinematogr¨¢fico. Durante m¨¢s de cinco d¨¦cadas, la CIA y los servicios de espionaje de la entonces Alemania Occidental (BND, en sus siglas germanas) controlaron en secreto una empresa suiza que fabricaba y vend¨ªa dispositivos de encriptaci¨®n y l¨ªneas de comunicaci¨®n seguras a m¨¢s de 120 pa¨ªses. Pero el caso es que ni las l¨ªneas ni los mensajes cifrados eran seguros, ya que la CIA y los alemanes ten¨ªan acceso a la informaci¨®n a trav¨¦s de los dispositivos, seg¨²n desvel¨® este martes una investigaci¨®n period¨ªstica de The Washington Post, junto a las cadenas de televisi¨®n ZDF (Alemania) y SRF (Suiza).
Fue El golpe de inteligencia del siglo, titulaba este martes el peri¨®dico estadounidense. Fueron clientes de la empresa Crypto AG y sus m¨¢quinas trucadas pa¨ªses como Ir¨¢n, juntas militares de Am¨¦rica Latina, naciones rivales como India y Pakist¨¢n, Estados miembros de la OTAN como Espa?a, la ONU e incluso el Vaticano, seg¨²n la extensa investigaci¨®n, que asegura que ¡°estas agencias de espionaje manipularon los dispositivos de la compa?¨ªa para poder romper f¨¢cilmente los c¨®digos que los pa¨ªses usaban para enviar mensajes cifrados¡±. Hasta ahora, ese peculiar partenariado era uno de los secretos mejor guardados de la Guerra Fr¨ªa.
Todo empez¨® en plena Segunda Guerra Mundial, cuando la firma Crypto fue creada por Boris Hagelin, un empresario e inventor nacido en Rusia pero que huy¨® a Suecia cuando los bolcheviques tomaron el poder. Cuando los nazis ocupaban la vecina Noruega en 1940, Hagelin decidi¨® emigrar de nuevo, en esta ocasi¨®n a Estados Unidos.
El inventor llevaba consigo la famosa m¨¢quina encriptadora, bautizada como M-209. Seg¨²n la historia interna de la CIA, citada en la investigaci¨®n del Post, se hac¨ªa necesario controlar a Hagelin para que limitara la venta del codificador solo a pa¨ªses aprobados por Washington. En definitiva, Crypto no deb¨ªa caer en manos de los sovi¨¦ticos, los chinos o los norcoreanos. Esos pa¨ªses, sin embargo, nunca fueron clientes de la compa?¨ªa, por lo que, en teor¨ªa, quedaron fuera de los l¨ªmites directos del espionaje montado por EE UU y Alemania.
No obstante, los agentes de la CIA obtuvieron mucha informaci¨®n valiosa de Pek¨ªn y Mosc¨² a trav¨¦s de las interacciones de estos pa¨ªses con servicios secretos o diplom¨¢ticos de naciones que s¨ª ten¨ªan los aparatos de cifrado. La conocida como Operaci¨®n Thesaurus se firm¨® en un elitista club de Washington, el Cosmos, cuando Hagelin sell¨® en 1951 con un apret¨®n de manos durante una cena el primer acuerdo secreto con la inteligencia estadounidense, que trajo consigo a William Friedman, el padre de la criptolog¨ªa americana.
El acuerdo consist¨ªa en que Hagelin trasladaba la compa?¨ªa a Suiza y restring¨ªa las ventas de sus modelos m¨¢s sofisticados a pa¨ªses aprobados por Langley (donde tiene la sede la CIA). Las naciones que no estaban en esa lista obten¨ªan de Crypto AG sistemas anticuados y sin apenas efectividad. A Hagelin se le compensaba econ¨®micamente por la p¨¦rdida de ventas.
El siglo XX avanzaba y pr¨¢cticamente nadie en Crypto, excepto Hagelin, sab¨ªa de la implicaci¨®n de la CIA en la compa?¨ªa. Los beneficios eran abundantes. Cada a?o, seg¨²n los registros de la inteligencia alemana, el BND entregaba su parte de las ganancias en efectivo a la CIA en un oscuro garaje de Washington.
En la d¨¦cada de los ochenta, la operaci¨®n pas¨® a denominarse Rubic¨®n. Para entonces, ya exist¨ªan algunas tensiones entre Washington y Bonn a cuenta de los objetivos y del reparto de la informaci¨®n conseguida. Ambas partes, seg¨²n la investigaci¨®n, tambi¨¦n usaron para su espionaje a otras empresas, a Siemens en Alemania y Motorola en EE UU.
Crypto, adem¨¢s, daba buenos beneficios. Seg¨²n la CIA, en 1975 la compa?¨ªa gan¨® m¨¢s de 51 millones de francos suizos (unos 47,8 millones de euros). Mientras, Rubic¨®n permiti¨® d¨¦cadas de acceso sin precedentes a las comunicaciones de otros Gobiernos. Por ejemplo, en 1978, cuando los l¨ªderes de Egipto, Israel y EE UU se reun¨ªan en Camp David para negociar un acuerdo de paz, la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA, en sus siglas en ingl¨¦s) escuchaba de forma secreta las comunicaciones del presidente egipcio Anwar el-Sadat con El Cairo.
A trav¨¦s de un sistema de Crypto se supo tambi¨¦n que el hermano del presidente de EE UU Jimmy Carter estaba supuestamente en n¨®mina del l¨ªder libio Muamar el Gadafi. La tecnolog¨ªa tambi¨¦n propici¨® que la Administraci¨®n de Ronald Reagan pasase informaci¨®n a Londres sobre la breve guerra del Reino Unido con Argentina por las Malvinas. En 1989, el uso del Vaticano de un aparato de Crypto fue determinante en la captura el general paname?o Manuel Antonio Noriega cuando el dictador busc¨® refugio en la Nunciatura de Panam¨¢.
Los alemanes abandonaron el programa hacia finales de los noventa; la CIA continu¨®. Pero Crypto se fue disolviendo y dej¨® de existir en 2017. Ahora existen Crypto International y CyOne; la primera asegura que nunca supo nada de la trama de Crypto, y la segunda se acoge al socorrido ¡°sin comentarios¡±.
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