Nuevas pesquisas en el ¡®caso Palme¡¯, el crimen que traumatiz¨® a Europa
La mayor¨ªa de los medios suecos cree que las pistas de la ¨²ltima investigaci¨®n apuntan a alguien que ya estuvo en el radar policial y falleci¨® hace 20 a?os
Durante m¨¢s de tres d¨¦cadas, la justicia de Suecia ha fracasado en todos sus intentos de resolver el crimen m¨¢s traum¨¢tico que ha sufrido el pa¨ªs n¨®rdico, el asesinato del primer ministro socialdem¨®crata Olof Palme, uno de los pol¨ªticos europeos m¨¢s importantes de la segunda mitad del siglo XX. Diez mil personas han sido interrogadas, 130 se han declarado culpables y hasta un hombre fue juzgado y enviado a la c¨¢rcel, solo para ser liberado a los cuatro meses cuando la sentencia de apelaci¨®n anul¨® las pruebas. Stieg Larsson, el periodista y escritor de novela negra que vendi¨® 40 millones de ejemplares de su saga Millenium, estuvo obsesionado hasta su muerte en 2004 con el caso y crey¨® haberlo resuelto.
El asesinato de Palme en el centro de Estocolmo, el viernes 28 de febrero de 1986, fue uno de esos acontecimientos que cambian la imagen que un pa¨ªs tiene de s¨ª mismo. Y el trauma colectivo aument¨® con la incapacidad para resolverlo. Pero todo puede estar a punto de cambiar.
El fiscal encargado del caso desde 2016, Krister Petersson, anunci¨® esta semana en la televisi¨®n p¨²blica SVT que era "optimista sobre la posibilidad de explicar lo que ocurri¨® aquella noche y presentar un culpable" de manera m¨¢s o menos r¨¢pida. La declaraci¨®n ha sido recibida en Suecia con una mezcla de esperanza y escepticismo y la prensa ha vuelto a llenarse de teor¨ªas sobre un caso que nunca se ha cerrado, ni policial ni socialmente. En sus declaraciones en diferentes medios de comunicaci¨®n, Petersson sostiene que una nueva mirada sobre aquella g¨¦lida noche de febrero, cuando el primer ministro decidi¨® retornar caminando a casa sin escolta a siete grados bajo cero despu¨¦s de ver la pel¨ªcula Los hermanos Mozart, le ha permitido ajustar las piezas de manera diferente y avanzar por fin hacia el cierre del caso.
El hecho de que se haya anunciado un avance decisivo antes de que se produzca una detenci¨®n ha llevado a otros fiscales a considerar que o se trata de un nuevo error garrafal en la investigaci¨®n o, lo m¨¢s probable, que el posible culpable ha fallecido. "No puedo imaginar que la justicia hubiera actuado de esta manera si el acusado estuviese vivo", declar¨® a la SVT el exfiscal Sven Erik Alhem. Otra posibilidad es que se haya hallado el arma del magnicidio: una Magnum .357 Smith & Wesson, hasta el momento perdida.
La mayor¨ªa de los medios suecos cree que las nuevas pistas apuntan a alguien que ya estuvo en el radar de la polic¨ªa, el llamado Hombre de Skandia, Stig Engstr?m, que fue a la vez un testigo y un sospechoso y que falleci¨® en 2000. Palme, primer ministro de 1969 a 1976 y de nuevo entre 1982 y 1986, fue decisivo en la creaci¨®n del Estado del bienestar sueco y militante de numerosas causas humanitarias y de derechos humanos. Fue un hombre admirado, que dej¨® una profunda impronta en toda la izquierda mundial, pero tambi¨¦n odiado por una parte de la sociedad. Seg¨²n la prensa, el posible culpable pertenec¨ªa a ese ambiente de ultraderecha que consideraba que Palme estaba destruyendo su pa¨ªs, ten¨ªa acceso a un arma como la que se utiliz¨® en el crimen y estaba en el lugar de los hechos.
No se trata de una teor¨ªa nueva ¡ªtiene hasta su propia entrada en Wikipedia¡ª, sino que fue revelada en 2018 por una investigaci¨®n de la revista Filter y ya hab¨ªa sido apuntada por Larsson, que no solo fue un novelista de ¨¦xito mundial, sino un tozudo periodista de investigaci¨®n, obsesionado por las redes de la ultraderecha sueca. No deja de ser extra?o que alguien que ya fue interrogado e investigado por la polic¨ªa, se?alado desde hace tiempo por los medios, vuelva a resurgir, pero en el caso Palme todo es posible.
El asesinato del l¨ªder socialdem¨®crata ha estado rodeado de teor¨ªas conspirativas
La noche en la que Palme fue asesinado ha sido analizada hasta los m¨ªnimos detalles: decidi¨® en el ¨²ltimo momento ir al cine con su mujer, uno de sus tres hijos y la pareja de este; se desplaz¨® en metro, esper¨® la cola y, al terminar la pel¨ªcula, decidi¨® caminar dos kil¨®metros hasta su casa en el centro hist¨®rico. A los pocos minutos, alguien se acerc¨® por la espalda y le descerraj¨® dos tiros. ?l muri¨® instant¨¢neamente, incluso antes de caer al suelo, mientras que su esposa, Lisbeth, result¨® levemente herida.
Un mal oscuro
El asesino huy¨® a trav¨¦s de unas empinadas escaleras y se esfum¨® en la noche. Las primeras horas, decisivas en cualquier investigaci¨®n, fueron una completa chapuza. Dos detalles pueden servir para resumir c¨®mo se hicieron las cosas: no se acordon¨® la escena del crimen, y cientos de ciudadanos dejaron flores casi encima de la sangre anulando cualquier posibilidad de encontrar huellas, y uno de los dos casquillos fue localizado dos d¨ªas despu¨¦s, y ni siquiera por la polic¨ªa.
Desde el primer momento las teor¨ªas sobre la autor¨ªa se dividieron en dos: un complot internacional organizado por los independentistas kurdos del PKK ¡ªque obsesion¨® al primer investigador del caso¡ª, los servicios secretos surafricanos, el KGB o la CIA, entre muchas otras especulaciones, frente a un crimen local y casual. La primera teor¨ªa, en cierta medida, preservaba la idea de Suecia como un pa¨ªs perfecto asaltado por un criminal que proven¨ªa de fuera. La segunda, en cambio, apuntaba a que un mal oscuro y letal se escond¨ªa en el interior de su sociedad. Treinta y cuatro a?os despu¨¦s puede llegar por fin una respuesta.
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