Fuga de votantes y planes de escisi¨®n: el dram¨¢tico final de Trump abre una brecha en el Partido Republicano

En California, m¨¢s de 33.000 votantes registrados como republicanos abandonaron el partido durante las tres semanas posteriores al asalto al Capitolio. En Pensilvania, 12.000 en el ¨²ltimo mes. Arizona, Florida... el patr¨®n se repite en todos los Estados que hacen p¨²blicos los datos. Son n¨²meros peque?os a escala nacional, pero la tendencia preocupa a las autoridades del partido.

Las estremecedoras im¨¢genes del asalto al Capitolio por parte de seguidores del expresidente Donald Trump, que los dem¨®cratas llevan tres d¨ªas exhibiendo en el juicio por su impeachment, dif¨ªcilmente har¨¢n cambiar de postura a los senadores republicanos. Pero quiz¨¢s el destinatario real de esas im¨¢genes no sean ellos, sino los votantes conservadores tradicionales cuya fuga colocar¨ªa en serias dificultades al Partido Republicano.

Cerca de 140.000 republicanos han abandonado el partido desde el asalto al Capitolio en los 25 Estados que han hecho p¨²blicos los datos, seg¨²n un estudio de The New York Times. Es el doble de los abandonos dem¨®cratas registrados en ese mismo periodo. Siempre hay movimientos en los registros tras las elecciones, en algunos casos porque los Estados actualizan las bases de datos y retiran a los fallecidos o a quienes han cambiado de domicilio. Pero los expertos coinciden en que, tras el asalto al Capitolio, los republicanos han experimentado un abandono mayor del habitual.

La tendencia preocupa a los cuadros actuales y pasados del partido. Y tambi¨¦n entre ellos se nota el descontento. Docenas de antiguos cargos republicanos, seg¨²n public¨® Reuters el mi¨¦rcoles, mantienen conversaciones para proceder con una ruptura y formar un partido de centroderecha. Entre los que participan en estas conversaciones iniciales, seg¨²n esa misma informaci¨®n, hay cargos de las Administraciones de Reagan, Bush padre y Bush hijo, as¨ª como diplom¨¢ticos y estrategas del partido.

M¨¢s de 120 de ellos participaron en una reuni¨®n a trav¨¦s de Zoom la semana pasada para debatir sobre la escisi¨®n. La idea, siempre seg¨²n Reuters, es presentar candidatos propios en algunas circunscripciones y, en otras, apoyar a candidatos centristas de cualquier filiaci¨®n pol¨ªtica. Se debati¨® si formar un partido o una facci¨®n dentro o fuera de la formaci¨®n republicana. Y se barajaron los nombres de Partido de la Integridad y Partido de Centro Derecha, seg¨²n Reuters.

La iniciativa ilustra hasta qu¨¦ punto los acontecimientos del final del mandato de Trump han profundizado la brecha en la formaci¨®n. El trumpismo sigue siendo una fuerza dominante en el Partido Republicano. El 69% de los estadounidenses, seg¨²n una encuesta de ABC News y The Washington Post llevada a cabo entre el 10 y el 13 de enero, considera que los republicanos deber¨ªan llevar al partido en otra direcci¨®n. Entre los republicanos, el 60% insiste en continuar en la direcci¨®n marcada por Trump. Ese porcentaje era de un 83% en 2018.

El traum¨¢tico final del mandato de Trump hace m¨¢s dif¨ªcil la tolerancia pasiva de sus excesos, lo que ha terminado de alienar a una parte del sector moderado. Los republicanos ampliaron su presencia en la C¨¢mara de Representantes tras las elecciones de noviembre y entre los nuevos integrantes entraron perfiles en sinton¨ªa con las bases m¨¢s extremistas del trumpismo. Hasta 139 miembros de la C¨¢mara baja y ocho senadores votaron a favor de bloquear la certificaci¨®n de la victoria electoral de Joe Biden horas antes del asalto al Capitolio. Pero justo una semana despu¨¦s de la violenta insurrecci¨®n, 10 congresistas republicanos votaron por el impeachment de Trump. No supone una proporci¨®n grande de los 211 congresistas que tiene la formaci¨®n, pero es el n¨²mero m¨¢s alto en la historia de miembros del partido de un presidente que han votado por su impeachment.

En las cabezas de los congresistas, igual que en las de los senadores que habr¨¢n de decir si condenan o no al expresidente, hay otros c¨¢lculos. Hoy por hoy, la fuerza movilizadora de Trump en las bases republicanas sigue siendo grande, por lo que la voluntad de enfrentarse a ¨¦l tiende a ser proporcional a la longitud del periodo de tiempo que los lesgisladores tienen por delante antes de someterse a las urnas.