La guerra en Siria deja una herencia de conflictos con los pa¨ªses de su entorno
El enfrentamiento entre Israel e Ir¨¢n, dos enemigos regionales, se suma en el pa¨ªs ¨¢rabe a la batalla de Turqu¨ªa contra la autodeterminaci¨®n kurda
La Siria de hace una d¨¦cada no existe ni en los mapas. Dos regiones que ya no son sirias, los Altos del Gol¨¢n (desde 1967) y el norte del valle del ?ufrates (a partir de 2016), son escenario de contiendas que discurren en paralelo a la guerra civil en el pa¨ªs ¨¢rabe, alentada por potencias globales y regionales. En torno a la primera se enfrentan Israel, que ocup¨® la meseta suroccidental siria antes de anexion¨¢rsela en 1980, para impedir que Ir¨¢n y sus milicias sat¨¦lites chi¨ªes, aliados estrat¨¦gicos del r¨¦gimen de Damasco en el conflicto, se afianzaran en su patio trasero. En la segunda las tropas ocupantes de suelo sirio son las de Ankara, que teme la creaci¨®n de un cintur¨®n kurdo en el l¨ªmite fronterizo, asociado a su propia insurgencia kurda en el sureste de Anatolia. Son guerras con vida propia, aunque se hayan entrelazado en la conflagraci¨®n de Siria, entre bandos que sienten la amenaza existencial de enemigos irreconciliables.
¡°Israel libra su propia campa?a militar encubierta en medio de la guerra con el objetivo de desbaratar las acciones de Ir¨¢n en Siria y el rearme de Hezbol¨¢ en L¨ªbano¡±, precisa Ayman Mansour, investigador del Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusal¨¦n. La ambig¨¹edad en la soterrada batalla que libra con su archienemigo regional se ha tornado en los ¨²ltimos a?os en lucha a cara descubierta, reconocida en p¨²blico por el propio primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu.
El analista Mansour, un druso (minor¨ªa religiosa de Oriente Pr¨®ximo) israel¨ª y exmiembro del Consejo de Seguridad Nacional del primer ministro, considera en su ¨²ltima publicaci¨®n para el centro de investigaci¨®n geopol¨ªtica, que el objetivo de expulsar a Ir¨¢n de Siria puede resultar demasiado ambicioso y que est¨¢ m¨¢s al alcance de las Fuerzas Armadas de Israel torpedear los intentos de Teher¨¢n de consolidar sus posiciones en torno a los Altos del Gol¨¢n y suministrar a Hezbol¨¢ armamento estrat¨¦gico, como misiles con sistema de guiado de alta precisi¨®n.
Para el Estado jud¨ªo, la principal amenaza en Siria sigue estando focalizada en la fuerza Al Quds, cuerpo expedicionario de los Guardianes de la Revoluci¨®n iran¨ª, un pilar b¨¢sico en el frente de apoyo del r¨¦gimen de Bachar el Asad, incluso tras la muerte de su jefe, el general Qasem Soleimani en un ataque de EE UU en Bagdad al inicio de 2020. Pero el mayor riesgo de conflicto a gran escala para Israel se concentra en el acelerado rearme de Hezbol¨¢, la milicia chi¨ª con la que sostuvo una guerra abierta en 2006. Los aliados libaneses de Teher¨¢n se han dotado en la ¨²ltima d¨¦cada de un arsenal de m¨¢s de 130.000 cohetes de corto y medio alcance, entre los que se incluyen algunas decenas con gu¨ªa de precisi¨®n. Ambos contendientes prefieren mantener la partida en tablas. Un ataque a gran escala con misiles contra territorio israel¨ª acarrear¨ªa previsiblemente otra guerra en L¨ªbano de consecuencias imprevisibles. El Ej¨¦rcito israel¨ª recurre con frecuencia a las advertencias de los proverbios b¨ªblicos ¨C¨C¡±Si la lluvia cae sobre nosotros, el diluvio se abatir¨¢ sobre ellos¡±¨C¨C para tratar de mantener ese statu quo.
Hasta que las fuerzas leales a El Asad recuperaron en 2018 el control de la frontera del Gol¨¢n, Israel hab¨ªa mantenido la estrategia de establecer una zona tap¨®n de seguridad con fuerzas rebeldes afines, a las que respaldaba con un discreto apoyo humanitario y log¨ªstico. En centros sanitarios del norte de Israel y en una cl¨ªnica de campa?a en la misma frontera llegaron a ser atendidos unos 3.000 heridos sirios, entre ellos, hombres en edad militar. Adem¨¢s de medicinas, ropa y alimentos, estas milicias pudieron llegar a recibir dinero en met¨¢lico para pagar sueldos a sus combatientes y comprar armas y municiones. El contingente de observadores de la ONU en el Gol¨¢n (UNDOF, en sus siglas en ingl¨¦s) dio cuenta de los continuos contactos entre tropas israel¨ªes y rebeldes sirios en la frontera.
Un frente de 900 kil¨®metros de frontera turca
A orillas sirias del ?ufrates y a lo largo los 900 kil¨®metros de frontera con Siria, en gran parte sembrados de muros y alambradas, Turqu¨ªa cierra el paso a las Unidades de Protecci¨®n del Pueblo (YPG), la milicia kurda rebelde aliada de Estados Unidos, ahora asociada con fuerzas ¨¢rabes sun¨ªes en el Frente Democr¨¢tico Sirio en el control del tercio nororiental del pa¨ªs. Su estrecha colaboraci¨®n con la guerrilla independentista del Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n (PKK), alzada en armas desde hace cuatro d¨¦cadas contra el poder central de Ankara, es una l¨ªnea roja infranqueable para el nacionalismo religioso que encarna el presidente Recep Tayyip Erdogan. A la ocupaci¨®n militar efectiva del cant¨®n de Afrin y de otros dos enclaves, Turqu¨ªa a?ade la te¨®rica misi¨®n de supervisar la seguridad en Idlib, en el extremo oriental de la frontera, con un despliegue de patrullas y puestos de vigilancia que equivalen a una cu?a armada para frenar el avance del Ej¨¦rcito de Damasco y sus aliados sobre el ¨²ltimo basti¨®n insurrecto.
Pa¨ªs miembro de la OTAN realineado con Rusia e Ir¨¢n, tras haber plantado cara a Mosc¨² en Siria, el inter¨¦s nacional de Turqu¨ªa es impedir a toda costa un Estado kurdo de m¨¢s de 40 millones de habitantes a caballo de Siria y Turqu¨ªa, y de Ir¨¢n e Irak. Pese a su papel central en la derrota del ISIS sobre el terreno, los kurdos dif¨ªcilmente podr¨¢n alcanzar mayor autodeterminaci¨®n que sus hermanos de Irak. El expresidente Donald Trump les cedi¨® como compensaci¨®n de guerra el control sobre los yacimientos de petr¨®leo sirio. Su sucesor en la Casa Blanca, el dem¨®crata Joe Biden, no ha mostrado voluntad de volver a desplegar m¨¢s fuerzas especiales sobre el terreno para amparar al YPG.
Las naciones victoriosas sobre el Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial ya prometieron a los kurdos un Estado, por su colaboraci¨®n en la derrota turca, en el tratado de S¨¨vres (1920), pero se lo negaron sin contemplaciones en la conferencia de Lausana (1922-23).
La ocupaci¨®n turca del norte de Siria, en fin, refleja un nada oculto expansionismo y lleva camino de establecer una nueva realidad sobre el terreno, como la impuesta por Israel en los Altos del Gol¨¢n. Precisamente los tratados en los que las potencias occidentales se repartieron hace un siglo los despojos de la dominaci¨®n otomana en la regi¨®n privaron a Turqu¨ªa de provincias en las actuales Siria e Irak con poblaci¨®n turcomana, de lengua y cultura turca, que a¨²n sigue observando a Ankara como antigua metr¨®poli colonial.
Culpables de una tragedia sin excepci¨®n en todos los frentes
Nadie se libra en la guerra siria de ser se?alado por el dedo acusador de Amnist¨ªa Internacional (AI). Ni las fuerzas del r¨¦gimen de Damasco, que han arrojado barriles bomba durante una d¨¦cada contra sus ciudadanos, ni las milicias de la oposici¨®n, que tambi¨¦n han torturado y maltratado a civiles. Ni el despiadado Estado Isl¨¢mico derrotado hace dos a?os en el campo de batalla del ?ufrates ni los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham a¨²n atrincherados en su basti¨®n de Idlib. Ni los soldados turcos ocupantes en el noroeste junto a milicianos locales, ni las Unidades de Protecci¨®n del Pueblo kurdas que dominan el noreste con apoyo de Estados Unidos. Tampoco la aviaci¨®n norteamericana, que arras¨® Raqa, capital del ISIS; ni la rusa, que sembr¨® de explosiones y metralla medio pa¨ªs.
Las prohibidas bombas de racimo y armas qu¨ªmicas han matado y herido a decenas de miles de civiles y destruido instalaciones esenciales como hospitales y escuelas. Por ello Amnist¨ªa Internacional responsabiliza en primer lugar al r¨¦gimen del presidente Bachar el Asad de los cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad investigados por una comisi¨®n de juristas creada por la Asamblea General de la ONU en 2016. La apertura de procesos al amparo del principio de justicia universal en pa¨ªses como Alemania, que ha condenado recientemente a un exagente de inteligencia sirio por detenci¨®n ilegal y torturas, ofrecen un primer destello de esperanza sobre una rendici¨®n de cuentas de los culpables.
¡°Los miembros (permanentes) del Consejo de Seguridad tienen el deber de ayudar al pueblo de Siria, pero le han abandonado. Diez a?os despu¨¦s del inicio de la guerra, quienes perpetraron horribles cr¨ªmenes contra la humanidad siguen infligiendo un inmenso sufrimiento a la poblaci¨®n civil mientras se evaden de la acci¨®n de la justicia¡±, advierte Lynn Maalouf, directora adjunta para Oriente Pr¨®ximo de la organizaci¨®n humanitaria. En un comunicado difundido este viernes reclama el fin de los vetos cruzados en el ¨®rgano de Naciones Unidas a fin de encausar a los autores de las atrocidades.
Rusia y China han ejercido el veto al menos en 15 ocasiones durante la ¨²ltima d¨¦cada en la guerra mundial a escala reducida que se libra en el pa¨ªs ¨¢rabe. ¡°Los Estados [involucrados en el conflicto] han puesto sus intereses por encima de las vidas de millones de ni?os, mujeres y hombres al permitir que la historia de terror de Siria sea interminable. Sin justicia, el sangriento ciclo proseguir¨¢¡±, recalca Maaluf en nombre de AI.
El r¨¦gimen sirio restringe el paso a la ayuda humanitaria internacional y mantiene las detenciones arbitrarias y malos tratos, pero las milicias insurgentes cometen tambi¨¦n torturas y secuestros en su reducto noroccidental de Idlib. A lo largo de los diez ¨²ltimos a?os, todas las partes en conflicto han causado miles de muertes injustificadas, provocado un masivo desplazamiento interno de poblaci¨®n y forzado el exilio de cinco millones de civiles. Ahora m¨¢s que nunca, sostiene Amnist¨ªa Internacional, la justicia es m¨¢s importante que nunca en Siria.