El nuevo ministro de Defensa de Brasil, un equilibrista entre Bolsonaro y el descontento del Ej¨¦rcito
El general Braga Netto, leal al presidente, deber¨¢ lidiar con las reservas del alto mando militar a la deriva autoritaria del Gobierno y la profundidad de la crisis sanitaria
Los planes del presidente brasile?o Jair Bolsonaro incluyen al general Walter Braga Netto (Belo Horizonte, 64 a?os). Nombrado el pasado martes para dirigir el Ministerio de Defensa, el general del Ej¨¦rcito pasa a coordinar las Fuerzas Armadas en un momento en el que el presidente, acorralado por la crisis sanitaria y el Congreso, amenaza con decretar el estado de sitio, mientras su entorno aviva las tensiones en las fuerzas policiales y militares.
Frente a una Presidencia constantemente en simbiosis con las Fuerzas Armadas, el exministro de Defensa Fernando Azevedo e Silva intent¨® evitar que los militares participaran todav¨ªa m¨¢s en el Gobierno y, por ello, lo despidieron. Pero esta jugada de Bolsonaro se volvi¨® en su contra con la renuncia de los comandantes del Ej¨¦rcito, la Marina y la Fuerza A¨¦rea como acto de protesta. Esta triple sustituci¨®n ha puesto en evidencia que los altos rangos, especialmente el alto mando del Ej¨¦rcito, no est¨¢n satisfechos con el rumbo del Gobierno y les preocupa el da?o que el v¨ªnculo con el Ejecutivo pueda causar a su imagen.
Mientras disfrutan del mayor poder y presencia en una Administraci¨®n desde el fin de la dictadura, en 1985, los uniformados intentan distanciarse pol¨ªticamente en un momento en que Brasil, aislado del resto del mundo, tiene una media diaria de 3.000 muertos por covid-19. Braga Netto intentar¨¢ dirigir el Ministerio de Defensa por este atolladero, entre el descontento del Ej¨¦rcito y la lealtad a Bolsonaro, tras la mayor crisis militar desde el regreso de la democracia.
Perfil t¨¦cnico y falta de transparencia
Braga Netto se elev¨® a figura p¨²blica en febrero de 2018, cuando el entonces presidente Michel Temer lo nombr¨® interventor del Estado de R¨ªo de Janeiro. En aquella ocasi¨®n, el general vendi¨® la imagen de un servidor discreto, con formaci¨®n t¨¦cnica y capacidad operativa. Sin embargo, adolec¨ªa de falta de transparencia. Evitaba las exposiciones p¨²blicas, impidi¨® que la prensa grabara la mayor¨ªa de sus discursos y no admit¨ªa que se cuestionara su labor al frente de la seguridad p¨²blica de R¨ªo de Janeiro.
Ese general que era considerado ¡°moderno¡±, de una generaci¨®n posterior a la que sirvi¨® durante la dictadura militar, es el mismo que esta semana ha emitido un comunicado que celebra el golpe de Estado de 1964, como ya hab¨ªa hecho su predecesor, Azevedo. ¡°La nota de Braga Netto ha sido una compensaci¨®n para disminuir la presi¨®n. Pero esta tradici¨®n de celebrar el golpe siempre ha existido dentro del Ej¨¦rcito¡±, subraya Carlos Fico, historiador de la Universidad Federal de R¨ªo de Janeiro y estudioso de la dictadura.
Braga Netto abraz¨® p¨²blicamente el bolsonarismo cuando entr¨® en el Gobierno en febrero de 2020, al asumir el cargo de ministro jefe de la Casa Civil (Ministerio de la Presidencia). Todav¨ªa estaba en servicio activo, evidencia de la relaci¨®n estrecha entre las Fuerzas Armadas y el Gobierno de Bolsonaro. Junto con el general Luiz Eduardo Ramos, que tambi¨¦n permaneci¨® en servicio activo durante un tiempo despu¨¦s de incorporarse al Gobierno, Braga Netto integra el n¨²cleo duro m¨¢s cercano al presidente. Se mantuvo discreto, pero entre bastidores ayud¨® a eclipsar y desautorizar al entonces ministro de Sanidad, Luiz Henrique Mandetta, que cay¨® en plena primera ola de la pandemia, en abril de 2020. En los meses siguientes, Braga Netto se mantuvo al lado de Bolsonaro, ratificando todo el negacionismo presidencial con relaci¨®n a la pandemia. Tambi¨¦n sancion¨® la aproximaci¨®n de la Presidencia con el Centr?o, el grupo de partidos de centroderecha que ahora apoyan a Bolsonaro a cambio de cargos y fondos p¨²blicos.
La principal duda que se cierne sobre Braga Netto es si mantendr¨¢ las Fuerzas Armadas como ¡°instituciones de Estado¡±, tal y como afirm¨® Azevedo en su carta de despedida como ministro de Defensa. ¡°Se intenta mostrar que la politizaci¨®n tiene l¨ªmites, que los militares se est¨¢n desgastando y que es muy negativo estar atado al Gobierno. Las Fuerzas Armadas est¨¢n totalmente desacreditadas¡±, explica Fico.
Presencia militar en el Ejecutivo
El problema es que las Fuerzas Armadas ya no son solo instituciones del Estado, a pesar de la renuncia de los comandantes para demostrar que se apartan pol¨ªticamente. Actualmente, 92 militares dirigen empresas estatales y m¨¢s de 6.000 ocupan puestos civiles en el Ejecutivo federal. Est¨¢n en la presidencia de Petrobras, de Correos, del Instituto Nacional de Colonizaci¨®n y Reforma Agraria (Incra) y de la Fundaci¨®n Nacional del Ind¨ªgena (Funai), entre otros organismos de importancia. ¡°Los militares contin¨²an de manera promiscua con Bolsonaro¡±, explica Fico.
La discrepancia con el exministro Azevedo fue menos ideol¨®gica y m¨¢s sobre el grado de participaci¨®n en el Gobierno de Bolsonaro. El primero defend¨ªa que los militares solo ocuparan cargos en el Gabinete de Seguridad Institucional y en las Fuerzas Armadas. Pero los principales nombramientos militares para ocupar cargos en el Gobierno provienen de Braga Netto, y tambi¨¦n del general Luiz Eduardo Ramos, que, tras el baile de los sillones ministeriales, es el nuevo ministro de la Casa Civil. La principal apuesta fue el nombramiento del general en activo Eduardo Pazuello para Sanidad. El resultado es conocido: cuando dej¨® la cartera, el pa¨ªs ya hab¨ªa superado la marca de 300.000 muertes mientras el programa de vacunaci¨®n hac¨ªa aguas. Pazuello tambi¨¦n es objeto de una investigaci¨®n formal de la Polic¨ªa Federal por haber sido supuestamente negligente en la crisis de ox¨ªgeno en Manaos, en el Estado de Amazonas.
Ej¨¦rcito bolsonarista
La destituci¨®n de Azevedo en el ministerio de Defensa fue la forma en que Bolsonaro dijo ¡°yo soy comandante en jefe¡± de las Fuerzas Armadas. Que el Ej¨¦rcito es ¡°suyo¡±, como ya ha dicho literalmente, y que ¨¦l es quien manda, tanto para usar la fuerza contra las medidas de aislamiento que aplican los gobernadores o para decretar el estado de sitio. El presidente tambi¨¦n deseaba que el anterior comandante del Ej¨¦rcito, Edson Pujol, se posicionara en las redes sociales contra el expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva ¡ªque recuper¨® sus derechos pol¨ªticos gracias a una sentencia del Supremo Tribunal Federal¡ª, siguiendo el ejemplo de uno de sus antecesores, el general Eduardo Villas B?as, en 2018. Pero no lo consigui¨®.
Hasta ahora, Bolsonaro no ha cosechado los laureles de la crisis pol¨ªtico-militar que ¨¦l mismo ha provocado. No ha conseguido nombrar a quien le gustar¨ªa como jefe del Ej¨¦rcito y ha tenido que contentarse con el general Paulo S¨¦rgio, considerado un moderado y seguidor de la doctrina Pujol. En una entrevista para el peri¨®dico Correio Braziliense, Paulo S¨¦rgio relat¨® c¨®mo aplic¨® con ¨¦xito las medidas de aislamiento social en el Ej¨¦rcito y consigui¨® que los soldados presentaran ¨ªndices de contagio de coronavirus inferiores a la media del pa¨ªs.
¡°No sabemos cu¨¢les son los designios del presidente. ?Quiere dar un autogolpe, quiere intimidar o quiere hacer una demostraci¨®n de fuerza?¡±, cuestiona Fico, que cree que Bolsonaro ha desatado la crisis para restarle protagonismo a las derrotas pol¨ªticas, como la destituci¨®n del ministro de Asuntos Exteriores Ernesto Ara¨²jo, uno de los m¨¢s vinculados a la base radical del presidente. ¡°Hoy no veo espacio para ning¨²n tipo de aventura institucional¡±, concluye el historiador.
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