Las pol¨¦micas raciales ahondan la fractura de la izquierda francesa
Las ¡°reuniones no mixtas¡± reservadas a personas discriminadas desatan las cr¨ªticas de la derecha e incomodan a sectores progresistas en Francia


La izquierda francesa, dividida en m¨²ltiples corrientes y amenazada con la irrelevancia, ha encontrado un nuevo motivo para fracturarse. El detonante es, esta vez, una pr¨¢ctica poco conocida por la mayor¨ªa de ciudadanos: las llamadas reuniones no mixtas en universidades o entre activistas. En estos foros, poco habituales, solo pueden participar personas discriminadas por raza o g¨¦nero. Una parte de la izquierda los defiende como un espacio donde las v¨ªctimas del racismo y el sexismo hablan en libertad. Otros ven en estas reuniones una violaci¨®n inaceptable del principio de igualdad inscrito en el ADN de la Rep¨²blica.
La pol¨¦mica, circunscrita hasta hace unos d¨ªas a c¨ªrculos de universitarios, militantes o intelectuales, ha estallado en el coraz¨®n del Partido Socialista (PS), hegem¨®nico en la izquierda durante d¨¦cadas y hoy en plena lucha por su supervivencia. El s¨¢bado, en una entrevista con la cadena BFM-TV, Audrey Pulvar, que encabeza como independiente la candidatura socialista a las elecciones regionales de Par¨ªs en mayo, juzg¨® inaceptable impedir a los blancos acceder a una reuni¨®n de minor¨ªas. Pero a?adi¨®: ¡°Si a este taller viene un hombre o mujer blanca, yo tender¨ªa a decir: ¡®ni hablar de echarle¡¯. En cambio, se le puede pedir que se calle¡±.
En el ¨¢gora de las redes sociales y en el parlamento de las tertulias televisivas, los matices valen poco. Pulvar, nacida en el territorio antill¨¦s de la Martinica, se vio acusada desde la derecha de racismo. Marine Le Pen, l¨ªder del partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional, pidi¨® a la Fiscal¨ªa que actuase ¡°por incitaci¨®n a la discriminaci¨®n racial¡±. Muchos socialistas se sintieron inc¨®modos, pues las palabras de la candidata pod¨ªan dar a entender que era aceptable separar a las personas por su raza. Uno de los pocos en defender a Pulvar en la izquierda fue Jean-Luc M¨¦lenchon, l¨ªder del partido La Francia Insumisa, acusado desde algunos sectores de complacencia con el islamismo y el llamado racismo antiblancos. Las declaraciones son la an¨¦cdota que revela el abismo ideol¨®gico entre la izquierda moderada del PS y la populista de M¨¦lenchon: lo que el ex primer ministro Manuel Valls llam¨® hace a?os ¡°las izquierdas irreconciliables¡±.
La pol¨¦mica hab¨ªa comenzado dos semanas antes, cuando, en la emisora Europe 1, M¨¦lanie Luce, la presidenta de la UNEF, el primer sindicato estudiantil, defendi¨® las reuniones no mixtas. ¡°Organizamos reuniones para permitir que las mujeres expresen las discriminaciones que puedan sufrir, y reuniones para que las personas afectadas por el racismo expresen lo que sufren¡±, dijo Luce, que se presenta como la primera presidenta ¡°racializada¡± ¡ªno blanca¡ª de la UNEF. Luce admiti¨®, ante la insistencia de la entrevistadora, que en estas reuniones no iban ni hombres, en el primer caso, ni blancos, en el segundo.
Las declaraciones de la l¨ªder estudiantil no describ¨ªan una pr¨¢ctica nueva. Jean-Christophe Cambad¨¦lis, presidente de la UNEF entre 1980 y 1984 y tres d¨¦cadas despu¨¦s primer secretario del Partido Socialista, recuerda: ¡°Estas reuniones ya exist¨ªan en los a?os setenta y yo ya estaba en contra y las denunciaba¡±. Entonces, dice, se organizaban por los derechos de las mujeres o el combate contra la homofobia. Cambad¨¦lis, cr¨ªtico con lo que considera una ¡°deriva racialista¡± del sindicato, a?ade: ¡°A partir del momento en que pueda pensarse que blancos y otros son incapaces de ser sensibles al racismo y solo personas que provienen de la inmigraci¨®n o, entre comillas, negros, pueden expresarse, se cuestiona el car¨¢cter universal de la lucha contra el racismo¡±.
Las palabras de Luce reflejaban una evoluci¨®n visible, por ejemplo, en la presencia entre sus dirigentes de musulmanas con velo. La imagen choca a algunos franceses, porque la ven como una afrenta a la laicidad.
El sindicato ser¨ªa, seg¨²n los cr¨ªticos, el exponente de una izquierda m¨¢s preocupada por cultivar los agravios entre comunidades, que en defender la idea de una naci¨®n de ciudadanos iguales ante la ley. Los defensores de la UNEF se?alan, al contrario, que aunque Francia oficialmente no reconozca las razas, el racismo est¨¢ extendido en un pa¨ªs cuya diversidad real se refleja en las posiciones del sindicato y en pr¨¢cticas como las reuniones no mixtas.
Reuniones para minor¨ªas
¡°Se trata de reuniones reservadas a grupos que sufren a t¨ªtulo personal el racismo en su vida cotidiana y en sus relaciones con las instituciones¡±, explica la ensayista Rokhaya Diallo, una de las voces francesas del nuevo antirracismo m¨¢s escuchadas. ¡°Respecto al sexismo, se trata de reuniones abiertas a las mujeres, pero tambi¨¦n las hay para personas LGTBI que experimentan formas de exclusi¨®n¡±. ¡°Estas reuniones no excluyen¡±, argumenta, ¡°sino que congregan a personas en funci¨®n de un criterio¡±.
Diallo, hija de senegaleses, aclara que no ha participado nunca en reuniones de este tipo, aunque las defiende. Cree que la pol¨¦mica obedece a que ¡°Francia tiene muchas dificultades para abordar las cuestiones raciales¡±. ¡°Se considera avanzado en los derechos humanos y la igualdad, pero es un pa¨ªs que conoce poco su historia colonial y de la esclavitud¡±, dice. ¡°Hay una especie de represi¨®n de la libertad de palabra de las personas no blancas¡±, a?ade. ¡°Quienes se han visto envueltas en pol¨¦micas sobre las reuniones no mixtas son personas como M¨¦lanie Luce, yo, Audrey Pulvar. Esto da que pensar¡±.
Cambad¨¦lis advierte de que el tema identitario es una ¡°una trampa¡± para la izquierda que acabar¨¢ beneficiando a la derecha. ¡°Hay que decir¡±, afirma, ¡°que estos m¨¦todos no son aceptables y no representan lo que la izquierda piensa. Y este no es el centro del debate hoy, que gira en torno a la cuesti¨®n sanitaria y social¡±.
Las opciones de Anne Hidalgo
El segundo grupo es el de los ecologistas pero divididos entre un ala izquierdista y otra m¨¢s centrista y liberal. Sin un acuerdo con los ecologistas, con quienes ya gobierna en la capital francesa, Hidalgo lo tendr¨¢ dif¨ªcil para optar a la pasar a la segunda vuelta: los favoritos son hoy, seg¨²n los sondeos, el presidente, Emmanuel Macron, y la l¨ªder de la extrema derecha, Marine Le Pen, Una alianza de Hidalgo con M¨¦lenchon parece muy improbable.
El tercer grupo en la izquierda es lo que Jean-Christophe Cambad¨¦lis, exprimer secretario del Partido Socialista, llama ¡°la izquierda realista¡±. Esta incluye tanto al menguado PS como a peque?os partidos y grupos que orbitan a su alrededor. ¡°Hay que hacer todo lo posible porque r¨¢pidamente haya una candidata o un candidato de la izquierda realista¡±, dice Cambad¨¦lis. ¡°Si Anne Hidalgo fuese candidata, yo la apoyar¨ªa. Si no, desear¨ªa una primaria de la izquierda responsable para encontrar un candidato que permitiese ir a las elecciones presidenciales¡±. En este caso, ¨¦l mismo piensa postularse.
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