N¨¢poles declara la guerra a los altares de la Camorra
La ciudad retira la capilla con las cenizas de Emanuele Sibillo, el adolescente que trastoc¨® el orden de la mafia napolitana, y los murales a favor de otros criminales
Emanuele Sibillo, hijo de una familia humilde de artesanos de pesebres, se convirti¨® en el pr¨ªncipe del crimen organizado del centro de N¨¢poles con solo 17 a?os. No ten¨ªa padrinos ni grandes recursos. Pero en poco tiempo logr¨® formar una banda de adolescentes a bordo de motonetas trucadas, con sed de plomo y hambre de zapatillas caras, que arrebataron el poder a las familias tradicionales de la camorra del centro de la ciudad. Los callejones de Forcella, Tribunali o San Gaetano se convirtieron en un territorio vedado para los otros clanes. Pero las cosas se torcieron pronto. Murieron 60 chavales en dos a?os y otros 40 fueron condenados a 500 a?os de c¨¢rcel en un hist¨®rico proceso conocido como la Paranza dei Bambini, del que Roberto Saviano escribi¨® un libro y se rod¨® una pel¨ªcula. Sibillo, conocido como ES17 y recordado as¨ª en las pintadas del barrio, muri¨® en julio de 2015 de camino al hospital con dos balazos en la espalda disparados por los miembros del clan rival de los Buonerba cuando ten¨ªa solo 19 a?os. El altar que le recordaba, convertido en el monumento funerario de todo un proceso hist¨®rico del crimen napolitano, fue retirado ayer del centro de la ciudad.
Sibillo, que antes de pasar por el reformatorio quiso ser periodista, modific¨® el orden de la Camorra durante un breve periodo. Su gesta inaugur¨® la categor¨ªa que se conocer¨ªa tiempo despu¨¦s en Italia como baby boss. Un cambio de guardia liderado por chicos de entre 15 y 20 a?os, m¨¢s preocupados por mostrar las armas y sus refriegas en Instagram que por ocultarlas en falsos fondos, como mandaba el viejo canon criminal. Las nuevas costumbres sembraron el caos en la ciudad y el desconcierto entre los capos tradicionales. Y por un tiempo, funcion¨®.
Sibillo se ali¨® con los sobrinos de los Giuliano, el clan que rein¨® en el barrio de Forcella y que hab¨ªa sido humillado. Mont¨® una banda plagada de chicos con apodos como el Polpetta (alb¨®ndiga) o el Malegno (maligno). Cambi¨® la est¨¦tica: tatuajes, barbas largas, gafas de pasta. Ti?¨® sus haza?as de un cierto idealismo social y libr¨® a los comerciantes de su barrio de pagar el pizzo ¡ªel impuesto mafioso¡ª que llevaban a?os despachando con las viejas familias. Muchos le vieron como una suerte de Robin Hood de la delincuencia. Por eso, cuando muri¨®, algunos tenderos hicieron una colecta para pagar un ostentoso altar en el patio del edificio de su casa. Un lugar de peregrinaci¨®n ¡ªmuchos de esos comerciantes se santiguaban todav¨ªa al pasar por delante como si fuera un santo¡ª que la ma?ana del mi¨¦rcoles fue desmontado por los carabinieri en el marco de una operaci¨®n que pretende librar a N¨¢poles de lugares de culto a la delincuencia y de todo tipo de representaciones que ensalcen la memoria criminal.
La orden, sin embargo, procedi¨® esta vez de la fiscal¨ªa de la ciudad porque se trataba de un lugar privado ¡ªel patio del edificio donde vive la familia de Sibilo¡ª, de imposible acceso para el Ayuntamiento sin la orden judicial. Alessandra Clemente, concejal del Consistorio, futura candidata a la alcald¨ªa y v¨ªctima de la Camorra (su madre fue asesinada en plena calle), explica al tel¨¦fono que se ha hecho ¡°porque era un elemento de celebraci¨®n realizado en el ¨¢mbito de un n¨²cleo familiar asentado en la actividad de la camorra en el centro de N¨¢poles¡±. ¡°El Ayuntamiento est¨¢ de acuerdo y participamos en todas las actividades que se realizan de este tipo. Todo lo que exalta la criminalidad organizada hay que quitarlo. Hoy son casi 20 operaciones realizadas ya en la ciudad. Y est¨¢n previstas algunas m¨¢s¡±, apunta.
La respuesta de los vecinos, que el mi¨¦rcoles aguardaban ya antes de las siete a la polic¨ªa para increparla y proteger la capilla, ha sido desigual con otras iniciativas parecidas. En el caso de Sibillo, como cuenta un amigo suyo a este peri¨®dico, se esperaba ya la detenci¨®n de las 21 personas y la retirada de la capilla. ¡°Ha habido algo de resistencia, pero los carabinieri lo han aplacado. La mayor¨ªa de la banda est¨¢ ya en la c¨¢rcel¡±, explica. En el caso de Ugo Russo, en cambio, cuyo mural preside todav¨ªa una de las esquinas de Quartieri Spagnoli, se produjo una sublevaci¨®n popular cuando un asesor municipal propuso eliminarlo. Russo hab¨ªa muerto por los disparos de un carabinieri fuera de servicio que respondi¨® con su pistola cuando el chaval intent¨® robarle el reloj. El chico, de 17 a?os e hijo de una familia humilde, no pertenec¨ªa a ninguna de esas bandas, y la propia Clemente distingue ahora su caso de los murales o altares que han sido retirados.
La eliminaci¨®n de estos elementos conmemorativos de j¨®venes delincuentes fue dictada por la comisi¨®n provincial de orden p¨²blico y seguridad el pasado 4 de marzo. Adem¨¢s de la capilla de Sibillo, tambi¨¦n se desmont¨® un altar dedicado a Luigi Caiafa, un joven de 17 a?os abatido por la polic¨ªa mientras intentaba un asalto. La desaparici¨®n de los grandes capos de la Camorra, los Giuliano, los Cutolo, los Di Lauro, Contini¡, muertos o condenados a r¨¦gimen de aislamiento, cre¨® una rendija en el poder camorr¨ªstico donde se colaron las bandas juveniles y decenas de chicos que crecieron imitando la estela de Sibillo.Su recuerdo, a menudo, permanece m¨¢s en las redes que en la calle.
El caso de ES17 es el m¨¢s paradigm¨¢tico. El altar, una especie de capilla cuyas puertas estaban hechas de hierro forjado con sus iniciales y donde se custodiaban las cenizas del difunto, pod¨ªa haberse utilizado para fines criminales, se desprende de las investigaciones de la fiscal¨ªa. De hecho, la operaci¨®n ha ido acompa?ada de 21 arrestos de miembros del todav¨ªa activo clan Sibillo, liderado desde la c¨¢rcel por su hermano Pasquale, que hab¨ªan colocado explosivos en algunos negocios protegidos por la familia rival, el clan Mazzarella. Algo que los amigos de Sibillo niegan a este peri¨®dico. ¡°Es todo un invento de la fiscal¨ªa para poder quitar el altar. Dicen que los comerciantes pasaban por aqu¨ª y se arrodillaban. Es un invento¡±. Pero ahora N¨¢poles, una ciudad que siempre celebr¨® a los muertos en las esquinas de sus callejones, ha decidido borrar su memoria.
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