El Partido Republicano se quiere divorciar de Liz Cheney
Los conservadores quieren expulsar a la hija del vicepresidente de Bush por apoyar la destituci¨®n de Trump
Hay pocas dudas de que suceder¨¢. Ahora la pregunta es c¨®mo y cu¨¢ndo. Todo apunta a que la congresista Liz Cheney podr¨ªa ser esta misma semana despojada de la presidencia de la Conferencia Republicana en el Congreso ¡ªel tercer cargo en importancia en la C¨¢mara de Representantes de EE UU¡ª por sus compa?eros de filas del Partido Republicano pertenecientes a la corriente mayoritaria que apoya a Donald Trump. Un ala que ella rechaza en absoluto al no comulgar con la corriente dominante en la formaci¨®n de Abraham Lincoln, que se ha entregado al expresidente Trump.
Liz Cheney, de 54 a?os, se define como una ¡°conservadora republicana¡±. Sin duda, pertenece al ala dura del partido y en su ADN est¨¢ grabada la visi¨®n del mundo de un halc¨®n, como su padre, Dick Cheney, vicepresidente con George W. Bush. Representante por Wyoming desde que gan¨® el esca?o en 2016, dio su aprobaci¨®n entusiasta cuando Trump consider¨® la posibilidad, a los cinco d¨ªas de iniciar su mandato, de recuperar la t¨¦cnica del waterboarding (ahogamiento simulado) a sospechosos de terrorismo.
Cuatro a?os despu¨¦s, la hija del vicepresidente supuestamente m¨¢s poderoso de la historia quiere salvar al Partido Republicano de las garras de Trump. Todo empez¨® cuando el 23 de septiembre pasado, antes de las presidenciales del 3 de noviembre, al magnate le preguntaron en una rueda de prensa si se compromet¨ªa a una transici¨®n de poder pac¨ªfica en el caso de que ganase su contrincante, el dem¨®crata Joe Biden. ¡°Veremos qu¨¦ sucede¡±, contest¨® el entonces mandatario. ¡°Llevo tiempo quej¨¢ndome en¨¦rgicamente sobre el proceso de votaci¨®n, es un desastre¡±.
Ah¨ª expres¨® Cheney su primera gran discrepancia con el l¨ªder del partido, al que respondi¨® as¨ª en Twitter: ¡°La transici¨®n pac¨ªfica del poder est¨¢ consagrada en nuestra Constituci¨®n y es fundamental para la supervivencia de la Rep¨²blica. Los l¨ªderes americanos juran ante la Constituci¨®n. Mantendremos ese juramento¡±.
Ese ¡°mantendremos¡±, en plural, estaba lejos de ser verdad. Trump perdi¨® las elecciones y se neg¨® a reconocer el resultado. La ola denominada Stop the Steal (Parad el robo) comenz¨® a crecer, alentada por cargos republicanos que negaban los resultados de los comicios en Estados p¨¦ndulos que cayeron del lado de Biden. Acababa de comenzar 2021 y suced¨ªa algo sin precedentes. Cheney orquest¨® en secreto una carta abierta, publicada en The Washington Post y escrita por todos los exsecretarios de Defensa vivos ¡ªy para la que cont¨® con la firma de su padre¡ª, en la que se advert¨ªa de un intento de rebeli¨®n para revertir los resultados de noviembre: un golpe. ¡°Los esfuerzos para involucrar a las Fuerzas Armadas estadounidenses en la resoluci¨®n de disputas electorales nos llevar¨ªan a un territorio peligroso, ilegal e inconstitucional¡±, escribieron. Era 3 de enero y el art¨ªculo de opini¨®n pas¨® casi desapercibido.
Tres d¨ªas despu¨¦s, el 6 de enero, seguidores de Trump asaltaron el Capitolio intentando evitar que se certificaran los votos de las elecciones. Lo sucedido aquella tarde llev¨® al segundo impeachment (juicio pol¨ªtico) de Trump por incitaci¨®n a la insurrecci¨®n, del que fue absuelto. Cheney fue una de los 10 republicanos de la C¨¢mara de Representantes en votar a favor de condenar al expresidente. Kevin McCarthy, l¨ªder de la minor¨ªa, lanz¨® un discurso cargado de indignaci¨®n en el que responsabilizaba a Trump de lo sucedido. El dedo acusador aguant¨® poco y hoy forma parte de la revuelta para purgar a Liz Cheney y sustituirla por Elise Stefanik, congresista por Nueva York.
Ahora, un vengativo Trump ha pasado al ataque, y quiere cerrar filas y borrar cualquier rastro de disidencia. Desde su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, el magnate ha pasado a la acci¨®n. Expulsado de Twitter, Facebook e Instagram, el ¨²nico presidente de la historia sometido a dos impeachments public¨® la semana pasada un comunicado en el que insist¨ªa en el agravio. ¡°Las fraudulentas elecciones presidenciales de 2020 ser¨¢n conocidas desde hoy en adelante como LA GRAN MENTIRA¡±. Muy poco despu¨¦s, Cheney se neg¨® a aceptar la definici¨®n trumpista de verdad y tuite¨®: ¡°La elecci¨®n presidencial de 2020 no fue robada. Aquel que sostenga que lo fue, est¨¢ expandiendo LA GRAN MENTIRA [copiando el lenguaje de Trump y las may¨²sculas]¡±.
The 2020 presidential election was not stolen. Anyone who claims it was is spreading THE BIG LIE, turning their back on the rule of law, and poisoning our democratic system.
— Liz Cheney (@Liz_Cheney) May 3, 2021
La suerte de Liz Cheney est¨¢ echada. Los republicanos de la C¨¢mara de Representantes maniobran, con Trump renacido de la hibernaci¨®n en Florida, para despojar a Cheney de su liderazgo en la Conferencia Republicana del Congreso. El pasado martes, Cheney escrib¨ªa un art¨ªculo de opini¨®n en el Post, titulado ¡°El Partido Republicano se encuentra en un punto de inflexi¨®n. La historia nos est¨¢ contemplando¡±. Seg¨²n la congresista, que descarta tirar la toalla ¡ªdicen que tiene ambiciones presidenciales¡ª, ¡°los republicanos deben decidir si est¨¢n junto a la verdad y la fidelidad a la Constituci¨®n¡±. Es ella frente a las fuerzas del MAGA, las siglas del lema de Trump Make America Great Again (hacer grandiosa a Am¨¦rica otra vez), que rinden pleites¨ªa al exmandatario. El divorcio se da por hecho. Est¨¢ por ver el grado de fealdad y suciedad del proceso.
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