Pedro Castillo trata de frenar los ataques de Keiko Fujimori con un perfil m¨¢s moderado
El debate entre los candidatos a la presidencia de Per¨² fue l¨¢nguido hasta que se enfrentaron con dureza por la corrupci¨®n
El debate presidencial de este domingo en Per¨² dej¨® emociones fuertes. La primera hora de intercambio entre Keiko Fujimori y el izquierdista Pedro Castillo pareci¨® una charla desordenada entre conocidos, un poco subida de tono, donde cada uno hablaba de lo que quer¨ªa, dispersos y a su aire. Castillo, dos puntos por encima en las encuestas, moder¨® su tono y sus gestos respecto a debates anteriores y repiti¨® sin cesar que el fantasma del comunismo que aviva su contrincante tiene poco que ver con la realidad. Fujimori insisti¨® en el supuesto car¨¢cter violento de su oponente y lleg¨® a exhibir una piedra sobre la que gir¨® toda su argumentaci¨®n. Hasta ese momento no hab¨ªa ocurrido nada extraordinario. Sin embargo, apareci¨® el tema de la corrupci¨®n y ya nada fue igual.
A Fujimori le cambi¨® la cara. Reconoci¨® que la hubo durante el Gobierno de su padre, Alberto Fujimori, un aut¨®crata que se mantuvo en el poder entre 1990 y el 2000, aunque a?adi¨® luego que lo mismo le ocurri¨® a los que estuvieron antes y los que estuvieron despu¨¦s. Era un mal de cualquier gobernante. ¡°Justamente por eso no puedo fallarles¡±, dijo. Castillo, contenido hasta entonces, al que se le notaron los nervios al inicio, cuando se perdi¨® en un par de ocasiones mientras repasaba sus notas, encontr¨® la oportunidad y no la dej¨® escapar. ¡°?No les suena que fujimorismo es sin¨®nimo de corrupci¨®n?¡±, pregunt¨® a los televidentes que segu¨ªan este debate celebrado en la ciudad de Arequipa. Fue a m¨¢s y por un momento no pareci¨® encorsetado, habl¨® con naturalidad: ¡°Un corrupto no puede hablar de corrupci¨®n, es como soltar a un chivo a cuidar un jard¨ªn¡±.
¡ª El se?or Cerr¨®n... perd¨®n, el se?or Castillo...
Contraatac¨® Keiko en su siguiente turno de palabra. Era un descuido premeditado. Vladimir Cerr¨®n es el presidente de Per¨² Libre, el partido que invit¨® a Castillo como candidato. Hasta ese momento el maestro rural no ten¨ªa una estructura detr¨¢s que le permitiera presentarse a las elecciones. Cerr¨®n, neurocirujano marxista que estudi¨® la carrera universitaria en Cuba, fue gobernador, puesto del que tuvo que dimitir por un caso de corrupci¨®n. Los mayores aprietos de la campa?a de Castillo tienen que ver con Cerr¨®n, que muestra un discurso m¨¢s radical y agresivo que el del propio Castillo. El profesor lo ha desautorizado p¨²blicamente m¨¢s de una vez y esta vez tampoco lo dej¨® correr. ¡°Sugiero¡±, dijo mirando a Keiko, ¡°que supere su obsesi¨®n con Cerr¨®n. No va a haber ninguna persona en mi gesti¨®n vinculada con extremistas¡±.
El respeto entre los dos se hab¨ªa esfumado a esas alturas. Castillo se encontr¨® m¨¢s c¨®modo en este bloque tem¨¢tico. Insisti¨® en la idea de que su oponente se hab¨ªa criado en una cuna de oro y que as¨ª, dif¨ªcilmente pod¨ªa conocer el sufrimiento de los m¨¢s pobres. Hizo constantes referencias al trabajo duro, el sudor del campesinado, a la recompensa de labrar la tierra. ¡°Hay dos l¨ªderes, uno un profesor, otra, jefa de una red criminal elegida por Odebrecht¡±, a?adi¨®, en referencia a la acusaci¨®n fiscal que enfrenta Keiko por lavado de activos, organizaci¨®n criminal y obstrucci¨®n a la justicia. La hija mayor de los Fujimori le pidi¨® a Castillo que no se hiciera ¡°el machito¡±. No le perdi¨® la cara al debate. Estos fueron los ¨²nicos momentos de apuro que vivi¨®.
Ella arranc¨® m¨¢s dispuesta y con m¨¢s br¨ªo. Se notaba la experiencia. Fujimori vive su tercera segunda vuelta consecutiva. En las dos anteriores perdi¨® frente a Ollanta Humala y Pedro Kuczynski, a la postre presidentes. Pese a su derrota en los ¨²ltimos cinco a?os, su partido, Fuerza Popular, fue el mayoritario en el Congreso. M¨¢s que el pasado envenenado de su padre, sobre ella pesa la actitud err¨¢tica y obstruccionista que tuvo su bancada en este tiempo. Insisti¨®, al menos en p¨²blico, en que le hab¨ªan usurpado el poder porque ella era la verdadera ganadora de las anteriores elecciones. Hace tres a?os, por oposici¨®n al entonces presidente, los congresistas de Fujimori se acercaron al sindicato de profesores que entonces protagonizaba una huelga. El l¨ªder de aquellos maestros era Pedro Castillo. Cuatro a?os despu¨¦s vuelven a encontrarse, esta vez como contendientes. Solo uno gobernar¨¢ Per¨².
Castillo no arriesg¨®, como si quisiera especular con la ligera ventaja que le dan las encuestas. Estuvo m¨¢s apagado que en anteriores debates y no mostr¨® el entusiasmo con el que se dirige a sus seguidores en los m¨ªtines. Mostr¨® una actitud m¨¢s institucional, quiso espantar los temores que muchos peruanos tienen acerca de su gesti¨®n. Cuando Fujimori dijo que la pandemia no se cura con comunismo, Castillo insisti¨® en que era mentira que fuese a expropiar nada. Despu¨¦s asegur¨® que trabajar¨¢ de la mano de las empresas y que no le quitar¨¢ el dinero a los trabajadores, a cuenta de una pol¨¦mica por una reforma de las pensiones que hab¨ªa sugerido. ¡°Respetaremos la propiedad privada¡±, volvi¨® a decir. El Castillo m¨¢s moderado hasta ahora trat¨® de espantar todo el miedo que transmite a los indecisos.
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