Per¨²: elecciones, viejos dramas, panorama incierto
El ¨²ltimo lustro ha sido desgarrador en inestabilidad, impredecibilidad y disgregaci¨®n de las instituciones pol¨ªticas: cuatro presidentes, vacancias presidenciales y clausura del Congreso
Nadie esperaba que la elecci¨®n presidencial en Per¨² se decidiera en la primera vuelta. Todo apuntaba, s¨ª, a gran dispersi¨®n en la votaci¨®n al Congreso, lo que se confirm¨®. Pero las elecciones han puesto sobre el tapete viejas y profundas escisiones en la sociedad peruana, as¨ª como enormes inc¨®gnitas sobre la estabilidad de un sistema pol¨ªtico que pasa por una de sus situaciones m¨¢s cr¨ªticas en varias d¨¦cadas.
Entre 18 candidaturas presidenciales, las dos punteras llegan ¨Csumadas- apenas a un ralo 30% de los votos. En anteriores procesos quienes llegaban a la segunda vuelta lo han hecho con no menos del 60%, sumando a los dos candidatos. Como es sabido, quedaron a la cabeza Pedro Castillo (19%) y Keiko Fujimori (13%) en medio de una pandemia que viene causando estragos y de una de las m¨¢s severas crisis institucionales de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
La covid-19 ha producido ya m¨¢s de 140 mil fallecidos y una ca¨ªda de 12% de la econom¨ªa. Esto hizo del proceso electoral un asunto de segundo inter¨¦s y preocupaci¨®n para las grandes mayor¨ªas. El ¨²ltimo lustro, adem¨¢s, ha sido desgarrador en inestabilidad, impredecibilidad y disgregaci¨®n de las instituciones pol¨ªticas: cuatro presidentes, vacancias presidenciales y clausura del Congreso.
Para ganar en la segunda vuelta -el 6 de junio- se necesita mucho m¨¢s que repetir la reciente votaci¨®n apuntando m¨¢s bien a quienes votaron por las dem¨¢s opciones o en blanco (12,5% de los electores). Lo propuesto en la primera vuelta ser¨¢ insuficiente para eso.
Con 19% de los votos, Castillo encabeza una propuesta de cambio radical, con fuerte base en la regi¨®n andina en contraste con el centralismo lime?o. El cuestionamiento frontal al ostensible desastre de la salud y educaci¨®n p¨²blicas, dentro de una severa recesi¨®n, se convirti¨® en un asunto medular en los cuestionamientos de Castillo. Este, junto con el mensaje de cambio, porta, simult¨¢neamente, un discurso conservador en ciertos asuntos: contra el enfoque de g¨¦nero, el matrimonio igualitario y el sistema internacional de derechos humanos apuntando al restablecimiento de la pena de muerte y al retiro de la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Keiko Fujimori, por su lado, con solo 13,2% de los votos, expresa su posici¨®n a favor del actual modelo econ¨®mico privatista y gu¨ªa su discurso con lo de ¡°mano dura¡± en materia de orden p¨²blico. Obtuvo mucho menos votos que en su postulaci¨®n anterior (2016). Pesa en su contra tanto la herencia del autoritarismo y corrupci¨®n del gobierno de su padre (ausente en la anterior compa?a pero ¡°gu¨ªa¡± en esta) y el sabotaje destructivo de su bancada parlamentaria en el ¨²ltimo lustro.
Fujimori ha ido acentuando su conservadurismo de fondo contra el enfoque de g¨¦nero y el matrimonio igualitario cargando en la mochila, adem¨¢s, a su padre retirando al Per¨² de la Corte Interamericana. Con el m¨¢s alto ¡°anti voto¡± (65-70%) entre todas las candidaturas y una acusaci¨®n penal por los fiscales anticorrupci¨®n -en la que piden contra ella 30 a?os de prisi¨®n-, no las tiene nada f¨¢cil aunque seguro recibir¨¢ parte de los votos que recibieron otros dos candidatos de la derecha (L¨®pez y De Soto).
Con la mayor¨ªa del electorado por ser persuadido, es evidente que el contenido de las campa?as tendr¨¢ redefiniciones si quieren salir de un nicho que no les permitir¨ªa ganar. El 70% no vot¨® por ellos. En el caso de Castillo, su 19% levanta una bandera de cambio. Con ello promete m¨¢s que la reiteraci¨®n de lo existente (Fujimori). Y Castillo no est¨¢ solo en lo del cambio pues otras candidaturas (Lescano, Veronika Mendoza y Forsyth) tambi¨¦n levantaron esa atractiva bandera, aunque con matices. Juntar estas corrientes, dado el alto ¡°anti voto¡± de Fujimori, no es imposible con lo que estar¨ªa en torno al 40%.
Tres constataciones fundamentales para lo que viene. Primero, la pulverizaci¨®n de las opciones de ¡°centro¡±. La hegemon¨ªa es, m¨¢s bien, de planteamientos totalizantes con un peso hasta el momento gravitante en el concepto de cambio (Castillo). Con extra?as semejanzas en asuntos sobre derechos democr¨¢ticos de la poblaci¨®n (derechos de la mujer, de las minor¨ªas y protecci¨®n de los derechos humanos) este podr¨ªa ser un asunto en el que se podr¨ªan reordenar; en particular para Castillo, portador del ¡°cambio¡±.
Segundo, el Per¨² andino subvaluado y marginado parece haber encontrado en la modesta campa?a de Pedro Castillo una poderosa v¨ªa de expresi¨®n. En la mayor¨ªa de zonas andinas la votaci¨®n a favor de Castillo ha sido alta (51.8% en Ayacucho, 50% en Apur¨ªmac, 55,2% en Huancavelica o 43,2% en Puno).
Este resultado pone dram¨¢ticamente sobre el tapete, otra vez, el secular centralismo lime?o y la brecha con el mundo andino trazada desde tiempos coloniales. En la costa o en la Lima mesocr¨¢tica recibi¨® una votaci¨®n marginal. Pero al estar esta macro ciudad llena de inmigrantes andinos los resultados recientes pueden haber abierto inter¨¦s y atenci¨®n de muchos hacia Castillo.
Tercero, la enorme fragmentaci¨®n de opciones -no menos de diez fuerzas pol¨ªticas- se traducir¨¢ en un Congreso impredecible y hasta inmanejable. Puede ser la antesala de nuevas crisis e ingobernabilidad. La gran pregunta es si se encontrar¨¢ una agenda b¨¢sica com¨²n y una indispensable madurez que no conduzca a otra vor¨¢gine de vacancias presidenciales o disoluciones congresales como los que se han vivido en los ¨²ltimos cinco a?os.
De cara a la segunda vuelta se esperar¨ªa que cada candidatura de pasos para construir acuerdos de gobernabilidad. Definici¨®n sobre ciertos principios fundamentales podr¨ªan dar el triunfo a quien lo sostenga mejor y con m¨¢s credibilidad.
Sobre lo que se podr¨ªa graficar como una mesa con tres patas. Primero, el enfrentamiento a la pandemia, la afirmaci¨®n de los derechos de la salud y el impulso a programas de inversi¨®n -p¨²blicos y privados- para salir de la crisis. Segundo, renuncia a declarar vacancias presidenciales o la disoluci¨®n del Congreso. Tercero, compromiso solemne de respetar los derechos de toda la poblaci¨®n, los derechos reproductivos, de las minor¨ªas y de los mecanismos nacionales e internacionales de derechos humanos.
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