Las elecciones regionales francesas se plantean como un ensayo general ante las presidenciales de 2022

Las competencias de las regiones francesas son limitadas. Sus presupuestos, nimios comparados con los de las comunidades aut¨®nomas espa?olas. No pueden legislar. No es raro, pese a ello, que sus presidentes se conviertan en figuras nacionales con ambiciones m¨¢s altas. Y las elecciones para elegirles a ellos y a los consejos regionales son un term¨®metro sobre el estado del pa¨ªs.

Las de este domingo y el pr¨®ximo son el ¨²ltimo ensayo en las urnas antes de las presidenciales de 2022 en las que Emmanuel Macron buscar¨¢ la reelecci¨®n ante la l¨ªder de la extrema derecha, Marine Le Pen. La cita regional permitir¨¢ comprobar la fuerza del Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen y la solidez electoral de las formaciones que, hasta la llegada de Macron al poder en 2017, fueron hegem¨®nicas durante d¨¦cadas: la derecha tradicional de Los Republicanos (LR) y el Partido Socialista (PS).

El RN, embarcado desde hace una d¨¦cada en un proceso para limar su imagen de partido ultra y xen¨®fobo, tiene opciones de ser el m¨¢s votado en la primera vuelta y ser la primera opci¨®n en casi la mitad de las 13 regiones de la Francia metropolitana. Tambi¨¦n votan la isla antillana de Guadalupe y la Reuni¨®n, en el ?ndico. Se clasificar¨¢n para la segunda vuelta las candidaturas que superen el 10% de votos. Las regionales coinciden con las elecciones en los departamentos, el equivalente a las provincias espa?olas. La abstenci¨®n podr¨ªa superar el 50%, seg¨²n algunos sondeos.

El sistema franc¨¦s a dos vueltas dificulta el acceso de la extrema derecha al poder. En las regionales anteriores, en 2015, el RN, entonces Frente Nacional, qued¨® primero en seis regiones en la primera vuelta; en la segunda perdi¨® en todas.

En la centralista Francia, las competencias de las regiones incluyen el transporte p¨²blico, la construcci¨®n y mantenimiento de institutos educativos, la formaci¨®n profesional, el desarrollo econ¨®mico y la gesti¨®n de los fondos europeos. Esta ¨²ltima competencia es significativa cuando Francia se prepara para gastar 40.000 millones de subvenciones del fondo de recuperaci¨®n que corresponden a este pa¨ªs.

Las regionales son una prueba, tambi¨¦n, para Los Republicanos, el partido que dio a Francia a presidentes como Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy. Desde que el centrista Macron conquist¨® la presidencia, LR se encuentra en declive, como el PS. Ambas formaciones, sin embargo, mantienen un anclaje municipal y regional del que carece La Rep¨²blica en Marcha (LREM) de Macron, sin implantaci¨®n territorial ni l¨ªderes conocidos m¨¢s all¨¢ del presidente.

Macron busca erosionar a la derecha

Macron da por descontada la derrota de su partido en las regionales. Tampoco le inquietan en exceso: su popularidad se mantiene estable en torno al 40%, un nivel m¨¢s elevado que el de sus antecesores, Sarkozy y el socialista Fran?ois Hollande, a estas alturas del quinquenio presidencial. Lo m¨¢ximo a lo que aspira es a ganar quiz¨¢ en una regi¨®n y, sobre todo, a actuar como si fuese partido bisagra. En la segunda vuelta, podr¨ªa aliarse con LR o con la izquierda para impedir la victoria de la extrema derecha.

LREM ha buscado en estas elecciones otro objetivo: erosionar a la derecha tradicional. La estrategia parte de la siguiente hip¨®tesis. LR es un partido sin dirigentes de peso ni rumbo ideol¨®gico a punto de entrar en una fase de extinci¨®n, y sus restos se los acabar¨¢n repartiendo Macron y Le Pen. El primero se quedar¨ªa el flanco moderado; la segunda, el m¨¢s derechista.

Las regionales ofrecen la ocasi¨®n propicia para verificar la hip¨®tesis y acelerar la recomposici¨®n del paisaje partidista. Pero cada regi¨®n requiere su estrategia.

En Provenza-Alpes-Costa Azul, la regi¨®n de Marsella y Niza, Macron decidi¨® retirar la candidatura de LREM y apoyar actual presidente, Renaud Muselier, de LR ante el favorito, el candidato del RN Thierry Mariani. El acuerdo entre Muselier y LREM ha provocado una crisis en Los Republicanos, divididos entre quienes ven inevitable el acuerdo con LREM, quienes pretenden preservar la independencia del partido ante la opa del presidente de la Rep¨²blica y quienes dan se?ales de estar dispuestos a lanzarse a los brazos de Le Pen.

La otra regi¨®n clave es Altos de Francia, que tiene Lille como capital. Ah¨ª gobierna el exministro de Sarkozy Xavier Bertrand, quien abandon¨® LR en 2017 y ahora es independiente, pero sigue siendo una de las figuras de la derecha con mayor proyecci¨®n.

La estrategia de Macron en la norte?a Altos de Francia es distinta que en la sure?a Provenza-Alpes-Costa Azul. Para batirse con un potencial rival en las presidenciales de 2022 como Bertrand, en Altos de Francia LREM no solo presenta una candidatura propia. Tambi¨¦n ha colocado en las listas y ha enviado a hacer campa?a a dos pesos pesados del Gobierno como el ministro del Interior, G¨¦rald Darmanin, y el de Justicia, ?ric Dupond-Moretti.

El esfuerzo tiene una explicaci¨®n. Una victoria clara de Bertrand en las regionales podr¨ªa consagrarlo como candidato natural al El¨ªseo de la derecha moderada. Bertrand habr¨ªa demostrado entonces que es capaz de batir a Macron y a Le Pen al mismo tiempo. Los sondeos le sit¨²an en tercera posici¨®n detr¨¢s del presidente y su principal opositora.