Ingrid Betancourt y otras v¨ªctimas del secuestro confrontan cara a cara a las FARC
La Comisi¨®n de la Verdad escucha a ¡°las v¨ªctimas del crimen que m¨¢s rompi¨® y dividi¨® a los colombianos¡±, en un acto de reconocimiento en el que los excombatientes piden perd¨®n
Colombia se asoma, cada vez con mayor decisi¨®n, a la dolorosa verdad de la guerra. En una sociedad polarizada que busca cerrar las heridas que ha dejado m¨¢s de medio siglo de conflicto armado, la excandidata presidencial Ingrid Betancourt y otras v¨ªctimas civiles que sufrieron el secuestro confrontaron cara a cara, por primera vez, a la c¨²pula de la extinta guerrilla de las FARC. El desgarrador encuentro de este mi¨¦rcoles, organizado por la Comisi¨®n de la Verdad, forma parte del lar...
Colombia se asoma, cada vez con mayor decisi¨®n, a la dolorosa verdad de la guerra. En una sociedad polarizada que busca cerrar las heridas que ha dejado m¨¢s de medio siglo de conflicto armado, la excandidata presidencial Ingrid Betancourt y otras v¨ªctimas civiles que sufrieron el secuestro confrontaron cara a cara, por primera vez, a la c¨²pula de la extinta guerrilla de las FARC. El desgarrador encuentro de este mi¨¦rcoles, organizado por la Comisi¨®n de la Verdad, forma parte del largo giro de los excombatientes, que despu¨¦s de firmar la paz hace m¨¢s de cuatro a?os han pasado de justificar una de sus pr¨¢cticas m¨¢s crueles y repudiadas, a reconocerla y pedir perd¨®n.
La Comisi¨®n, surgida del acuerdo de paz, busc¨® abrir ese espacio ¡°a las v¨ªctimas del crimen que m¨¢s rompi¨® y dividi¨® a los colombianos¡±, como dijo su presidente, el sacerdote jesuita Francisco de Roux. ¡°Estamos aqu¨ª desnudos de ideolog¨ªas (¡) simplemente para encontrarnos como seres humanos¡±, en un di¨¢logo sincero ¡°desde las entra?as heridas de nosotros mismos¡±, a?adi¨® durante el acto de reconocimiento en un teatro de Bogot¨¢. Fue el pre¨¢mbulo a una sobrecogedora avalancha de testimonios de diversas v¨ªctimas, algunas muy cr¨ªticas con las negociaciones que acabaron con la mayor guerrilla de Am¨¦rica.
Los excomandantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, desarmadas y convertidas en un partido pol¨ªtico con representaci¨®n en el Congreso, no se enfrentan a penas de prisi¨®n. El sistema transicional surgido del acuerdo de paz privilegia la verdad plena, y establece penas alternativas a cambio de que confiesen sus cr¨ªmenes y reparen a las v¨ªctimas.
¡°Nosotros quer¨ªamos que no fueran al Congreso, que fueran a la c¨¢rcel¡±, se sincer¨® con la voz entrecortada Roberto Lacouture, una v¨ªctima del departamento del C¨¦sar, en el norte del pa¨ªs, a la que le secuestraron 15 familiares. ¡°Con un acontecimiento de estos se te rompe la tranquilidad, se desorganiza tu vida, porque tu generalizas esta angustia que sientes a todos los aspectos de tu vida. A m¨ª se me desorganiz¨® el sue?o, la alimentaci¨®n, el trabajo¡±, relat¨® su esposa, Diana Daza, sobre los largos meses que pas¨® en cautiverio.
Los relatos se fueron sucediendo uno tras otro sobre la tarima del Teatro Libre. ¡°Estoy aqu¨ª porque quiero la paz para mi pa¨ªs¡±, declaraba Armando Acu?a, un exconcejal del Huila que estuvo 20 meses en poder de la guerrilla. En un acto simb¨®lico, les entreg¨® a los excombatientes una revista y un libro que mantuvo en la selva y conservaba desde entonces, hace m¨¢s de una d¨¦cada. ¡°Yo les pido, no m¨¢s guerra. Al Estado, a la insurgencia, al que sea: no m¨¢s guerra¡±, insisti¨®. ¡°No hay d¨ªa que yo me levante y no piense en ellos¡±, dijo Helmuth ?ngulo en referencia a sus padres, Gerardo ?ngulo y Carmenza Casta?eda, secuestrados en el a?o 2000 y asesinados por la guerrilla despu¨¦s de cuatro meses. Todav¨ªa no se han encontrado sus cuerpos.
El secuestro no termina con la liberaci¨®n, y en muchas ocasiones las v¨ªctimas arrastran sus secuelas el resto de su vida. Su extendida pr¨¢ctica provoc¨® una fractura humana y social en la sociedad colombiana. Cuando lleg¨® el turno de Rodrigo Londo?o, Timochenko, el ¨²ltimo jefe de las FARC y hoy presidente del partido Comunes, les pidi¨® perd¨®n a sus numerosas v¨ªctimas. ¡°Reconocemos que muchas de las personas secuestradas fueron sometidas a tratos indignos de su condici¨®n humana, padecieron agresiones f¨ªsicas y morales que aumentaron innecesariamente su sufrimiento¡±, apunt¨®. ¡°A quienes nunca regresaron de su secuestro, a quienes perdieron la vida en nuestras manos, a sus allegados agobiados durante a?os y a?os por su ausencia y desconcierto, les suplicamos perdonarnos por la terrible afrenta ocasionada¡±.
El cierre del acto lleg¨® con la esperada intervenci¨®n de Ingrid Betancourt, quien lo calific¨® como ¡°un ejercicio espiritual¡±. La excandidata presidencial es el rostro m¨¢s visible de los pol¨ªticos que pasaron largos periodos en la selva, a veces encadenados o amarrados a los ¨¢rboles. Despu¨¦s de seis a?os y medio en cautiverio, e incontables intentos de fuga, fue rescatada por el Ej¨¦rcito en la Operaci¨®n Jaque. Desde su liberaci¨®n, ha residido la mayor parte del tiempo en Europa, relativamente alejada de la vida p¨²blica, pero ha respaldado en momentos clave los acuerdos que sell¨® el Gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018).
¡°El valor de este encuentro reside en que quienes actuaron como se?ores de la guerra y quienes los padecimos, todos aquellos que estuvimos en el ojo del hurac¨¢n de la guerra, nos levantamos al un¨ªsono ante Colombia para decirle que la guerra es un fracaso, que solo ha servido para que nada cambie, y para seguir postergando el futuro de nuestra juventud¡±, dijo Betancourt, vestida de blanco, en un potente discurso.
Aunque agradeci¨® el reconocimiento de Timochenko, sus palabras fueron dur¨ªsimas con los excomandantes. ¡°O¨ª con emoci¨®n el relato de mis hermanos de dolor. Lo o¨ª llorar, los vi llorar, y he llorado con ellos. Y me cuesta trabajo no seguir llorando ¡Me sorprende que de este lado estemos todos llorando, y que del otro lado no haya una sola l¨¢grima¡±, les recrimin¨® a sus captores, con los que no se hab¨ªa encontrado cara a cara desde hace 13 a?os. ¡°Yo necesito ver los ojos aguados de ustedes¡±, les espet¨® en uno de los pasajes m¨¢s emotivos. Cuando acab¨®, se fundi¨® en un abrazo con el padre De Roux.
La Comisi¨®n para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetici¨®n, su nombre formal, concluye este a?o su mandato con un informe final que busca dignificar a las v¨ªctimas y arrojar luces sobre la barbarie de los actores armados. La recta final de sus labores coincide con un momento en que se acelera el reconocimiento de los cr¨ªmenes de la guerra. Es una entidad de car¨¢cter extrajudicial, pero trabaja en coordinaci¨®n con la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP), el tribunal de justicia transicional. La JEP imput¨® en enero a la c¨²pula de las FARC una serie de delitos asociados con el secuestro, una pr¨¢ctica ¡°sistem¨¢tica y masiva¡± con un saldo de m¨¢s de 21.000 v¨ªctimas. En abril, los excomandantes reconocieron ante la justicia que secuestraron como una t¨¢ctica de la guerra.
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