Las FARC reconocen formalmente los secuestros como t¨¢ctica de guerra
La extinta guerrilla presenta un documento, al que ha tenido acceso EL PA?S, ante el tribunal de paz en el que admite por primera vez la imputaci¨®n por cr¨ªmenes de guerra y de lesa humanidad
La c¨²pula de las FARC va a reconocer este viernes ante la justicia, por primera vez en su historia, que secuestr¨® de manera sistem¨¢tica durante su guerra contra el Gobierno colombiano. Hasta el momento, sobre el papel, utilizaba el eufemismo ¡°pol¨ªtica de retenciones¡±, pero ahora, inmersa en la implementaci¨®n del acuerdo de paz, admite que secuestraba como una t¨¢ctica m¨¢s de la contienda. El grupo asegura que lo hac¨ªa principalmente para financiarse, aunque tambi¨¦n para forzar un intercambio con guerrilleros encarcelados y controlar el territorio y a la poblaci¨®n civil. Lo hac¨ªa en medio de los enfrentamientos continuos con el ej¨¦rcito, con el objetivo de obtener ventaja militar.
El documento de 130 p¨¢ginas en el que se hace esta declaraci¨®n, al que ha tenido acceso EL PA?S, se entrega este viernes a la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz, el sistema de justicia transicional encargado de juzgar los cr¨ªmenes m¨¢s graves de esta guerra entre el Estado y la guerrilla marxista. Se produce como respuesta formal al tribunal de paz despu¨¦s de que les imputara en enero varios cr¨ªmenes de guerra y de lesa humanidad relacionados con el secuestro, una de sus pr¨¢cticas m¨¢s crueles y repudiadas.
Las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia se desmovilizaron tras la firma de la paz hace ya m¨¢s de cuatro a?os, dejaron las armas ¡ªsalvo algunos grupos minoritarios de disidentes que siguen escondidos en la selva y en la frontera con Venezuela¡ª y se convirtieron en un partido pol¨ªtico rebautizado como Comunes. La aceptaci¨®n de que raptaron sistem¨¢ticamente no enfrenta a los excombatientes a penas de c¨¢rcel ¡ªpues el acuerdo contempla castigos alternativos a cambio de que confiesen sus cr¨ªmenes y reparen a las v¨ªctimas¡ª, pero s¨ª entra?a un enorme poder simb¨®lico.
¡°El secuestro es un hecho inaceptable e injustificable jur¨ªdica y pol¨ªticamente (¡) Nunca ha sido nuestra intenci¨®n negar el dolor¡±, se lee en el escrito, donde tambi¨¦n se explica las condiciones de vida de los secuestrados, que en algunos casos murieron por las malas condiciones de salubridad. En una ocasi¨®n, durante un encuentro de reconciliaci¨®n, un secuestrado le dijo a su captor: ¡°?Por qu¨¦ me tuvo usted a?os amarrado a un palo?¡±.
El informe est¨¢ firmado por siete exintegrantes del secretariado de las FARC que se acogieron al acuerdo de paz, entre ellos dirigentes hist¨®ricos como Rodrigo Londo?o, alias Timochenko, Pablo Catatumbo y Juli¨¢n Gallo ¨Cconocido como Carlos Antonio Lozada¡ª, quienes ocupan dos de los diez esca?os que tiene el partido Comunes en el Congreso. Adem¨¢s de reconocer su implicaci¨®n directa en delitos de este tipo, tambi¨¦n dicen que los secuestrados sufrieron malos tratos. ¡°Estas circunstancias se dieron en el contexto de las dif¨ªciles condiciones de la guerra. Tales conductas nunca debieron ocurrir¡±, a?ade.
Eso s¨ª, las FARC niegan que existiera una pol¨ªtica de violaci¨®n como t¨¢ctica militar. Las v¨ªctimas hab¨ªan pedido a los guerrilleros que asumieran ese punto. Finalmente, no lo han hecho. Creen que se trataron de hechos aislados. Los dirigentes, adem¨¢s, se escudan en que las violaciones por parte de sus militantes se juzgaban en un consejo de guerra. En el caso de ser declarados culpables se somet¨ªan a la pena m¨¢xima: la muerte.
En otro de los puntos importantes del texto, las FARC se comprometen a localizar los cad¨¢veres de 100 personas que fueron secuestradas, ejecutadas y enterradas en alg¨²n lugar sin identificar. El proceso de investigaci¨®n, lento y costoso, ya ha comenzado, pero falta por hacer el trabajo de campo, que en una geograf¨ªa tan extensa y accidentada como la de Colombia no resulta sencillo. Tambi¨¦n piden a la JEP hacer p¨²blico el documento completo.
Durante este proceso de exorcizaci¨®n, Pablo Catatumbo se reuni¨® con al menos uno de los familiares de los 12 diputados del departamento del Valle del Cauca que fueron parte de los pol¨ªticos secuestrados por la guerrilla. Se trata de un suceso hist¨®rico. Miembros de las FARC, disfrazados de polic¨ªas, se llevaron a la fuerza el 11 de abril de 2002 a los 12 legisladores del Valle del Cauca, en el oeste de Colombia, mientras participaban en una sesi¨®n de la Asamblea, en el coraz¨®n de Cali. Cinco a?os despu¨¦s, en un confuso episodio, sus captores masacraron a 11 de los diputados en respuesta a lo que creyeron era un asedio enemigo.
Los secuestros que las FARC perpetraron con el fin de un intercambio humanitario, como reconocen en su declaraci¨®n, llevaron a retenciones de pol¨ªticos que se dilataron durante a?os en uno de sus cr¨ªmenes m¨¢s repudiados ¡ªa pesar de que representa una muy peque?a fracci¨®n de las m¨¢s de 21.000 v¨ªctimas de secuestro que ha documentado la JEP¡ª. La estrategia de retener pol¨ªticos, como la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, se intensific¨® en el ocaso del gobierno de Andr¨¦s Pastrana (1998-2002), tras una fallida negociaci¨®n de paz. Despu¨¦s, durante la ¨¦poca de ?lvaro Uribe (2002-2010), creci¨® la presi¨®n para hacer intercambios humanitarios. Nunca se concretaron. Esos plagios se saldaron con muertos en cautiverio, entregas unilaterales, fugados y rescatados por el Ej¨¦rcito, como en el caso de Ingrid Betancourt.
¡°Vivimos el horror de m¨¢s de 50 a?os de confrontaci¨®n y por ello decidimos silenciar los fusiles. En cumplimiento de la palabra empe?ada, honrados los compromisos con el sistema y especialmente con las v¨ªctimas del conflicto armado. No ser¨ªa congruente con nuestro proyecto pol¨ªtico hoy, ni con nuestra tradici¨®n revolucionaria, rehuir u ocultar la verdad, por m¨¢s cruel y atroz que sea¡±, escriben los exguerrilleros.
En el texto hay una cr¨ªtica directa al Gobierno colombiano. El grupo lamenta la muerte violenta de 271 guerrilleros desmovilizados desde que se firm¨® la paz. Con ellos, dicen, se pierde la oportunidad tambi¨¦n de restaurar la verdad sobre los cr¨ªmenes que cometieron. ¡°Le apostaron a la paz y perdieron la vida¡±. Aunque su compromiso con el abandono de las armas, seg¨²n este escrito, es firme: ¡°Reafirmamos nuestro compromiso con la verdad, la justicia, la reparaci¨®n y la no repetici¨®n¡±.
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