El ¡°alarido¡± que ha conmocionado Cuba
Las protestas en diferentes localidades de la isla, incluida La Habana, suponen un toque de atenci¨®n a un r¨¦gimen acostumbrado a que el pueblo soporte las penurias en silencio
¡°Lo sucedido se ve¨ªa venir¡±. Lo dice sentado en un bicitaxi en La Habana Vieja un muchacho llamado Ariel, se?alando una cola inmisericorde ante una tienda que opera con la moneda nacional y donde acaban de sacar detergente. Hay calma en el barrio, pero el lamento de Ariel es el de muchos cubanos, trabajen para el Estado o en el sector privado: pedaleando o sin pedalear, con unos ingresos normales no alcanza para vivir.
¡°Si a esto le sumas que no hay medicinas, que el desabastecimiento es absoluto, las colas de horas, m¨¢s los apagones que han empezado y d¨¦cadas de sucesivas crisis, todo sin esperanzas de que la cosa mejore, pues ah¨ª tienes la bomba¡±, opina el joven, que no quiere dar su apellido y dice haber visto ¡°desde lejos¡± las manifestaciones que sacudieron el domingo pasado la capital y varias ciudades y pueblos de Cuba, y que han causado una verdadera conmoci¨®n nacional. ¡°La gente no da m¨¢s. Nunca antes hab¨ªa sucedido un estallido parecido¡±, asegura.
Un recorrido por La Habana Vieja y Centro Habana cinco d¨ªas despu¨¦s de las protestas muestra las heridas abiertas, y tambi¨¦n el magma que supura de ellas. En el Malec¨®n, en cada esquina de sus siete kil¨®metros, hay apostados dos o tres polic¨ªas. Agentes de tropas especiales con uniformes negros ¡ªque impresionan¡ª se exhiben a ratos por el paseo del Prado, San L¨¢zaro y otras calles principales que fueron escenario de los incidentes del domingo y el lunes, donde hubo episodios violentos, asaltos a tiendas, un muerto, decenas de heridos de ambos bandos y centenares de detenidos.
De vez en cuando, en algunos parques y espacios p¨²blicos se ven grupos de civiles gritando consignas para reafirmar su adhesi¨®n a la revoluci¨®n, y es verdad que hay tranquilidad en la calle, pero tambi¨¦n que permanecen las largas filas de siempre para comprar pan, alimentos, art¨ªculos de primera necesidad y, ahora, hasta en los timbiriches que reparan m¨®viles, donde se instalan aplicaciones VPN para acceder a la Red, pues internet no funciona, o funciona muy mal, desde las protestas.
A media hora de camino en coche desde La Habana Vieja, en el barrio de La Coronela, Yunior Garc¨ªa recibe a los periodistas en su peque?o apartamento de un maltratado edificio. ¡°La gente ha empezado a abrir los ojos, est¨¢ perdiendo el miedo y dispuesta a hacer algo para que las cosas cambien, sobre todo los j¨®venes, ya es un problema generacional¡±, es su percepci¨®n. Garc¨ªa, de 38 a?os, es dramaturgo y fue uno de los l¨ªderes de la manifestaci¨®n del pasado 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura, donde se reunieron unas 300 personas, en su mayor¨ªa creadores, para exigir libertad de expresi¨®n y el cese del hostigamiento contra los que disienten. Hoy est¨¢ bajo una medida cautelar de arresto domiciliario, tras ser detenido el domingo en una sentada frente al Instituto Cubano de Radio y Televisi¨®n, realizada en solidaridad con los que salieron a las calles en el poblado de San Antonio de los Ba?os, la chispa que encendi¨® la ola de manifestaciones.
Fue liberado el lunes. Garc¨ªa no duda de que el Gobierno puede lograr contener la protesta con el uso de la fuerza policial y la aparici¨®n, por primera vez, de equipos antimotines en las calles ¡ª¡±algo nuevo para los cubanos¡±¡ª, pero considera que lo ocurrido marca ¡°un antes y un despu¨¦s¡±. ¡°Esto es una crisis general, ya hay una ruptura en una parte de la sociedad que no conf¨ªa en el Gobierno y que no tiene miedo a expresar lo que piensa¡±, a?ade.
Opina que ahora ¡°solo le han puesto una curita a un salidero que es irreversible, pero no han cambiado la pieza rota¡±. ¡°Pueden contener la situaci¨®n con la falta de informaci¨®n, con el corte de internet, con la represi¨®n policial, pero ser¨¢ por un tiempo. Si no hay cambios reales concretos, estructurales, objetivos, no reformas cosm¨¦ticas, las cosas en Cuba seguir¨¢n empeorando¡±, dice Garc¨ªa. A su juicio, es imperioso abrir espacios inclusivos en la sociedad y democratizar el pa¨ªs, pero no solo en lo pol¨ªtico. ¡°Hay muchos prestigiosos economistas que llevan reclamando hace tiempo transformaciones radicales para mejorar la vida de la gente y que el pa¨ªs progrese, y no les hacen caso¡±.
Ricardo Torres es investigador del Centro de Estudios de la Econom¨ªa Cubana, y como muchos de sus colegas viene advirtiendo desde hace tiempo que la situaci¨®n es grave y que hace falta apresurar los cambios. ¡°No tengo dudas de que lo que se dej¨® de hacer, o se hizo mal y a medias en la ¨²ltima d¨¦cada, tiene mucho que ver con la crisis actual. Muchos de nosotros ten¨ªamos una sensaci¨®n de urgencia que lamentablemente no fue compartida por las autoridades. Ha faltado voluntad pol¨ªtica, y tambi¨¦n se aprecian brechas en competencias t¨¦cnicas clave dentro de los funcionarios p¨²blicos¡±, se?ala. Como el resto de sus compatriotas, Torres vivi¨® con angustia los acontecimientos violentos de los ¨²ltimos d¨ªas, aunque, como Ariel en su bicitaxi, piensa que era posible prever que algo iba a suceder. ¡°Personalmente, ve¨ªa que se estaban acumulando demasiadas insatisfacciones que no se canalizaban. Las penurias son tan agudas que a muchos les recuerdan los peores momentos de inicios de la d¨¦cada de los noventa¡±.
Lo ocurrido en los ¨²ltimos d¨ªas ha conmocionado al pa¨ªs como nunca, y numerosos artistas y personalidades de la cultura se han pronunciado abiertamente de forma cr¨ªtica sobre la violencia policial vista estos d¨ªas en la calle. ¡°La construcci¨®n de ese pa¨ªs tiene que ser a trav¨¦s del consenso y no de la violencia y la represi¨®n. Una Cuba en la que la tranquilidad y la unidad tengan que ser preservadas con las calles en manos de las tropas especiales, ser¨¢ una Cuba rota¡±, dijo el director de cine Fernando P¨¦rez, resumiendo el sentir de muchos creadores.
En las m¨¢s altas instancias pol¨ªticas tambi¨¦n se ha sentido la sacudida. El s¨¢bado, frente a la Embajada de Estados Unidos, en el malec¨®n, fue convocada una manifestaci¨®n de apoyo en la que estuvieron Ra¨²l Castro y el presidente cubano, Miguel D¨ªaz-Canel, que acus¨® nuevamente a Washington de estar detr¨¢s de las protestas y manipular las redes sociales para provocar un alzamiento y el caos en el pa¨ªs. Hace dos d¨ªas, las autoridades anunciaron que permitir¨¢n la importaci¨®n de alimentos y medicinas sin aranceles a los viajeros que lleguen al pa¨ªs, una primera medida en la direcci¨®n de aliviar la situaci¨®n, pero claramente insuficiente.
¡°Parece muy posible que todo lo ocurrido en Cuba a partir el 11 de julio lo hayan alentado un n¨²mero mayor o menor de personas opuestas al sistema, pagadas incluso algunas de ellas, con intenciones de desestabilizar el pa¨ªs y provocar una situaci¨®n de caos e inseguridad¡±, escribi¨® el novelista cubano Leonardo Padura desde su casa en el popular barrio de Mantilla. ¡°Tambi¨¦n es cierto que luego, como suele suceder en estos eventos, ocurrieron oportunistas y lamentables actos de vandalismo. Pero pienso que ni una ni otra evidencia le quitan un ¨¢pice de raz¨®n al alarido que hemos escuchado. Un grito que es tambi¨¦n el resultado de la desesperaci¨®n de una sociedad que atraviesa no solo una larga crisis econ¨®mica y una puntual crisis sanitaria, sino tambi¨¦n una crisis de confianza perdida de expectativas¡±, agreg¨® el escritor.
A Padura los incidentes le pillaron viendo la final de la Eurocopa en televisi¨®n. ¡°Interrumpieron el partido para poner las declaraciones de D¨ªaz-Canel en el pueblo de San Antonio de los Ba?os¡±, cuenta, y dice que desde entonces pr¨¢cticamente no ha podido conectarse a internet. A la pregunta de c¨®mo est¨¢ ahora su barrio, dice que tranquilo, ¡°con la misma cola de siempre frente a la tienda de la cuadra¡±. Lo sucedido, cree, es una ¡°advertencia clara¡± al Gobierno y este deber¨ªa recoger el guante. ¡°Lo que se impone son las soluciones que muchos ciudadanos esperan o reclaman, unos manifest¨¢ndose en la calle, otros opinando en las redes sociales y expresando su desencanto o inconformidad, muchos contando los pocos y devaluados pesos que tienen en sus empobrecidos bolsillos y muchos, muchos m¨¢s, haciendo en resignado silencio colas de varias horas bajo el sol o la lluvia, con pandemia incluida, colas en los mercados para comprar alimentos, colas en las farmacias para comprar medicinas, colas para alcanzar el pan nuestro de cada d¨ªa y para todo lo imaginable y necesario¡±. Padura, Torres, Ariel y Yunior Garc¨ªa coinciden en algo m¨¢s, y en eso concuerdan con las autoridades: si EE UU de verdad quiere ayudar a la evoluci¨®n en Cuba, debe de eliminar de inmediato el embargo econ¨®mico, que exacerba las penurias. ¡°Con su pol¨ªtica, Washington se convierte en el principal aliado del Gobierno¡±, afirma Yunior desde su recogimiento en el reparto La Coronela.
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