El inicio turbulento de Pedro Castillo en Per¨²
La renuncia prematura del canciller ahonda el accidentado comienzo del presidente peruano
No existen los d¨ªas pl¨¢cidos para Pedro Castillo en el poder. Su idea de transformar Per¨² se va a encontrar con m¨¢s baches de los que imagin¨®. El maestro de escuela vive casi en una crisis continua desde que asumiera el cargo de presidente a finales de julio. La prematura renuncia del canciller, H¨¦ctor B¨¦jar, un soci¨®logo que hab¨ªa se?alado a la Marina de Guerra como la causante del inicio del terrorismo en el pa¨ªs, en lugar del grupo mao¨ªsta Sendero Luminoso, a?ade a¨²n m¨¢s turbulencias a un Gobierno que apenas comienza. Las continuas pol¨¦micas en las que se ha visto envuelto su Gabinete han provocado que sea el presidente peruano m¨¢s impopular al inicio de su mandato de los ¨²ltimos 20 a?os.
Castillo se ha topado esta vez con el Ej¨¦rcito, un poder f¨¢ctico dentro del Estado. La designaci¨®n como ministro de Exteriores de alguien que en el pasado hab¨ªa sido ambiguo sobre el papel de los militares en su guerra contra Sendero Luminoso hab¨ªa provocado alg¨²n arqueo de cejas. A eso se le sumaba que B¨¦jar, de 85 a?os, hab¨ªa sido guerrillero del ELN entrenado en Cuba. Se le rest¨® importancia a que despu¨¦s fuese indultado y trabajase para el Gobierno de Juan Velasco Alvarado, un general que accedi¨® al poder a la fuerza a finales de los sesenta y ejecut¨® una importante reforma agraria que meti¨® de lleno a Per¨² en la era moderna.
Entre una cosa y otra, B¨¦jar fue visto como un intruso. En las ¨²ltimas semanas han ido apareciendo declaraciones del canciller, de meses atr¨¢s, en las que ahondaba en esta idea de que la violencia armada hab¨ªa sido cosa de los militares. Concretamente con esta frase: ¡°El terrorismo en el Per¨² lo inici¨® la Marina y eso se puede demostrar hist¨®ricamente y han sido entrenados para eso por la CIA¡±. Adem¨¢s, B¨¦jar aseguraba que fueron francotiradores los que mataron a cuatro polic¨ªas durante la toma de una comisar¨ªa en 2005, un intento de golpe de Estado que protagoniz¨® entonces Antauro Humala, el hermano de quien a?os despu¨¦s ser¨ªa presidente. Antauro permanece en prisi¨®n desde entonces, acusado de causar esas cuatro muertes. Castillo insinu¨® en campa?a que le conceder¨ªa un indulto.
La Marina emiti¨® un comunicado demoledor en el que calificaba las palabras de B¨¦jar como una afrenta. El Congreso comenz¨® a moverse para aplicarle una moci¨®n de censura. B¨¦jar se qued¨®, en cuesti¨®n de horas, en una posici¨®n de debilidad. Castillo, pr¨¢ctico, lo ha dejado caer. El ministro de Defensa, Walter Ayala, hizo suya la indignaci¨®n de las Fuerzas Armadas, quiz¨¢ en un ejercicio por mantener su propio cargo. Ayala fue claro con Castillo: ¡°Le dije que hab¨ªa dos caminos, que el se?or B¨¦jar pida disculpas al Per¨² y a la Marina o que renuncie¡±. El canciller opt¨® por la segunda, a la luz de los hechos. Algunos historiadores, entre los que se encuentra B¨¦jar, sostienen que, adem¨¢s del terrorismo de Sendero Luminoso, existi¨® otro de Estado que algunos sectores se niegan a reconocer.
Esto abre la primera crisis de Gobierno oficial de la era Castillo, que ni siquiera ha pasado todav¨ªa el voto de confianza del Congreso, que ser¨¢ el d¨ªa 26. La oposici¨®n hab¨ªa sido muy cr¨ªtica con la denominaci¨®n de B¨¦jar, aunque hab¨ªa pasado desapercibido por todas las cr¨ªticas que recibi¨® la de Guido Bellido como primer ministro, incluso de sectores de izquierda que hab¨ªan apoyado a Castillo durante la campa?a. Bellido representa el ala radical de Per¨² Libre, el partido bajo cuyas siglas se present¨® el profesor de escuela a las elecciones. El l¨ªder de ese partido, Vladimir Cerr¨®n, no pudo presentarse por una condena por corrupci¨®n y pidi¨® a Castillo que fuera en su lugar. Los m¨¢s cr¨ªticos con el maestro siempre le achacaron que detr¨¢s de ¨¦l y la imagen de hombre puro venido de los Andes, no contaminado por la corrupci¨®n pol¨ªtica, se escond¨ªa Cerr¨®n, una especie de consejero en la sombra. El nombramiento de Bellido, un cuadro intermedio del partido, muy leal a Cerr¨®n, fue interpretado como una confirmaci¨®n de esas sospechas.
La inestabilidad del Gobierno le pasa facturas en las encuestas. De acuerdo a los estudios de Ipsos Per¨², Castillo arranca con menos popularidad (45%) que los cuatro ¨²ltimos presidentes que ganaron en las urnas. Tres de ellos han pasado por prisi¨®n y el cuarto se suicid¨® cuando iba a ser detenido. La cercan¨ªa de Cerr¨®n no favorece a Castillo. El 40% de los peruanos cree que es ¨¦l en realidad quien toma las decisiones importantes y el 57% est¨¢ convencido de que Bellido le hace m¨¢s caso a Cerr¨®n que al propio presidente. Castillo en campa?a intent¨® alejarse de ¨¦l, lleg¨® a decir que no trabajar¨ªa ni como portero, pero el interesado nunca le ha dejado cortar del todo ese cord¨®n umbilical. La banca del Congreso se divide entre partidarios de uno y otro. Y resulta que Cerr¨®n tampoco es que practique la discreci¨®n. En una entrevista reciente en sudaca.pe, asegur¨® que tiene la capacidad de rectificar algunas opiniones del Gobierno.
Castillo llega a su tercera semana de presidente acusando el desgaste. La oposici¨®n se ha apuntado un tanto con la renuncia de B¨¦jar. Y seguro que en las pr¨®ximas semanas intentar¨¢ apuntarse otro. El presidente ahora debe buscar un nuevo canciller y encarar una cuesti¨®n de confianza en el Congreso, que por el momento parece resuelta. Tras dos desaprobaciones seguidas Castillo podr¨ªa disolver el Congreso, un escenario en el que no quieren verse los que no apoyan su Gobierno. Su llegada al poder no fue sencilla, tras las denuncias infundadas de fraude electoral que profiri¨® su rival, Keiko Fujimori. Per¨² vivi¨® semanas de tensi¨®n y especulaciones hasta que finalmente se confirm¨® su victoria. El d¨ªa que se enfund¨® la banda presidencial parec¨ªa que toda esa confrontaci¨®n hab¨ªa quedado atr¨¢s. En realidad solo era el principio.
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