Las horas m¨¢s bajas de Matteo Salvini
El l¨ªder de la Liga, que se ha dejado casi 15 puntos en poco m¨¢s de un a?o, comienza a ser cuestionado en su partido y se juega su liderazgo en las pr¨®ximas elecciones municipales
Matteo Salvini (Mil¨¢n, 48 a?os) era un cicl¨®n incontenible. Nadie entendi¨® exactamente c¨®mo, pero en 2013 cogi¨® un partido destruido, endeudado y con un 4% de estimaci¨®n de voto y lo convirti¨® en una formaci¨®n hegem¨®nica en Italia. El pol¨ªtico lombardo entendi¨® mejor que nadie el viento que soplaba y transform¨® la vieja Liga Norte, un partido autonomista que reivindicaba la independencia de parte de la Padania, en un artefacto lepenista con aroma mediterr¨¢neo que logr¨® el 34,5% de los votos en las elecciones europeas de 2019. Lleg¨® a vicepresidente del Gobierno, ministro del Interior ¡ªconvertido en una suerte de reality show sobre su vida¡ª y l¨ªder de la ultraderecha europea. Su popularidad creci¨® al comp¨¢s de un discurso euroesc¨¦ptico y antinmigraci¨®n sorprendentemente aceptado en uno de los pa¨ªses fundadores de la Uni¨®n Europea. Pero hoy, solo dos a?os despu¨¦s, cuando la pol¨ªtica exige construir, ha perdido 15 puntos y se arriesga a una rebeli¨®n interna si los resultados de las pr¨®ximas elecciones municipales (el 3 de octubre) no son buenos.
Salvini solo est¨¢ siendo capaz de sumar derrotas en cada batalla que comienza. La ¨²ltima, a cuenta del certificado de vacunaci¨®n obligatoria, le ha dejado muy debilitado internamente y ante la opini¨®n p¨²blica. Los barones de su partido, encabezados por el gobernador de Friuli-Venezia Giulia, Federico Fedriga y el de Veneto, Luca Zaia, le han obligado a aceptar la imposici¨®n encubierta ¡ªeso es el certificado en realidad¡ª de la vacuna para ir a trabajar. Los empresarios del norte se han hartado de los escarceos de Salvini con el mundo antivacunas y ante el riesgo de volver a parar la producci¨®n por una nueva ola en oto?o, han exigido al ala moderada del partido que frenase a su l¨ªder. Y as¨ª ha sido. Tambi¨¦n lo hizo el ministro liguista de Desarrollo Econ¨®mico, Giancarlo Giorgetti, que se manifest¨® a favor contradiciendo a su jefe y poniendo en evidencia la fractura interna. Los tres prefieren la gesti¨®n y el trabajo duro, a los selfis comiendo Nutella o con la camiseta del AC Milan. Y los empresarios, el universo moral en el que sol¨ªa moverse bien la vieja Liga Norte, tambi¨¦n.
La Liga siempre ha sido un partido con un car¨¢cter leninista. Durante los a?os del liderazgo de Umberto Bossi nunca se discuti¨® su figura. Y nadie era tampoco capaz de imaginar hace unos meses que Salvini pudiera sufrir una rebeli¨®n interna para derrocarlo. La formaci¨®n no funciona as¨ª, no tiene esas herramientas. Pero algunas voces ya hablan de convocar un congreso para explorar una v¨ªa moderada, centrada y europe¨ªsta que no ponga en riesgo la estabilidad del pa¨ªs. O al menos, de obligar a Salvini a cambiar al rumbo. Y al establishment del norte del pa¨ªs, que siempre se fio de la Liga y de su clase dirigente, le entusiasma la idea. ¡°El extremismo y las dudas no conducen a nada bueno. Y menos en este momento en que lo m¨¢s importante es el crecimiento y aprovechar los recursos que llegan de Europa¡±, apuntan fuentes de la patronal italiana. El candidato ideal ser¨ªa, precisamente, uno de esos barones: Luca Zaia.
Los partidos tambi¨¦n han olido la sangre. Y despu¨¦s de a?os intimidados por la agresiva ret¨®rica de Salvini y su ej¨¦rcito de fieles en redes, capaces de intimidar a cualquiera, comienzan a ensa?arse con el l¨ªder de la Liga. ¡°Es alguien irrelevante. No cuenta nada. Est¨¢ desesperado¡±, dijo Enrico Letta, l¨ªder del Partido Democr¨¢tico. La semana pasada, Salvini logr¨® concertar una reuni¨®n con el responsable de Exteriores del Vaticano. Pero su versi¨®n optimista a la salida no concordaba demasiado con la de la Santa Sede. El l¨ªder de la Liga se encuentra desdibujado. En parte porque el primer ministro, Mario Draghi, ha logrado desactivar su estrategia de confrontaci¨®n permanente ejerciendo un liderazgo radial entre los partidos. Es decir, todo pasa por el expresidente del BCE y no existen reuniones bilaterales entre los representantes de los socios que conforman el Ejecutivo. Nadie se queda a solas con Salvini y sus ministros tienen cada vez m¨¢s poder.
Las elecciones municipales de octubre pueden ser un punto de inflexi¨®n. Nadie duda de que el resultado para la coalici¨®n de derechas (Forza Italia, Hermanos de Italia y Liga) ser¨¢ malo. Todo apunta a que perder¨¢n en las principales cinco ciudades: Roma, Mil¨¢n, Tur¨ªn, N¨¢poles y Bolonia. El sistema de segunda vuelta perjudicar¨¢ a sus candidatos, muy d¨¦biles y con escaso apoyo interno y externo (el de Mil¨¢n amenaza ya con retirarse y el de Roma, un desconocido locutor con nostalgia del Imperio Romano, va de rid¨ªculo en rid¨ªculo). Pero uno de esos tres partidos puede beneficiarse de la situaci¨®n y agrandar la herida por donde sangra ahora la Liga.
La pandemia ha tenido un efecto directo sobre el populismo en Italia. M¨¢s all¨¢ del movimiento antivacunas, las actitudes propagand¨ªsticas, las campa?as infundadas y el griter¨ªo electoralista, est¨¢ siendo penalizado en todos los sondeos. El electorado italiano comienza a reclamar una derecha moderada y centrada capaz de hacer frente al desaf¨ªo que supondr¨¢n los pr¨®ximos a?os de recuperaci¨®n econ¨®mica. El ¨²ltimo sondeo del Corriere della Sera, realizado por Nando Pagnoncelli, se?alaba a Forza Italia como la ¨²nica fuerza de la coalici¨®n de derechas que crece en estimaci¨®n de voto. ¡°Se ha visto las expectativas altas hacia el Gobierno y el presidente Draghi. Los ciudadanos piensan que menor cohesi¨®n significa ralentizar la acci¨®n del Gobierno y desplazar la cuesti¨®n a temas de poder y no de inter¨¦s del pa¨ªs. En la derecha, la Liga que busca pelea y cuestiona las vacunas y el Green pass [el certificado covid], es percibida como una fuerza que no apoya de manera convencida el Gobierno. As¨ª que hemos visto un traslado de votos hacia Forza Italia, que es mucho m¨¢s cooperadora. Pero no sabemos si ese crecimiento de Forza Italia continuar¨¢, porque hoy no tienen un l¨ªder demasiado visible. Habla y se expresa poco, es coherente con el Ejecutivo, pero no tiene la posibilidad de aumentar los apoyos sin un l¨ªder¡±, se?ala al tel¨¦fono.
Forza Italia, despu¨¦s de dos a?os de descomposici¨®n profunda, puede ser el partido que cambie la din¨¢mica en la coalici¨®n. Los extremos dejar¨¢n de forzar el discurso y la formaci¨®n de Berlusconi, la ¨²nica que ha subido en las encuestas en las ¨²ltimas semanas, puede convertirse en un refugio para las posiciones moderadas de derecha. Si es que Il Cavaliere se decide, despu¨¦s de una d¨¦cada sin pisar la moqueta del Palacio Chigi, a se?alar a un sucesor.
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