La desigualdad rompe Caracas
La crisis en Venezuela ha roto y agudizado la diferencia entre las clases sociales, la capital es un ejemplo
La avenida en la que espera Nancy Miranda dentro de su Wagoneer del 79, con una almohada que usa para cubrirse del sol y unas galletas para calmar el hambre, es una fila de carros de principio a fin. La mujer de 72 a?os pasar¨¢ all¨ª un d¨ªa entero, incluida su noche, para cargar el tanque de su coche. Est¨¢ en la cola de una de las estaciones de gasolina que venden gasolina subsidiada en Caracas, pr¨¢cticamente regalada despu¨¦s de la nueva devaluaci¨®n del bol¨ªvar de esta semana. Es el escaso combustible al que puede optar la mayor parte de los venezolanos que vive en pobreza. Dos cuadras m¨¢s all¨¢, la urbanizaci¨®n Las Mercedes, ubicada en un municipio de clase media de la capital venezolana, es un hervidero de camionetas estrenadas este a?o que entran y salen de restaurantes. A unos metros de Nancy est¨¢ la bomba de gasolina que vende combustible a 50 centavos de d¨®lar el litro, sin colas. ¡°Uno ve c¨®mo all¨¢ los carros pasan r¨¢pido, pero yo eso no puedo pagarlo¡±, dice entre sorprendida y desesperada.
La crisis de combustible ha catapultado la pobreza extrema en Venezuela en el ¨²ltimo a?o, seg¨²n datos de la ¨²ltima Encuesta de Condiciones de Vida, elaborada por la Universidad Cat¨®lica Andr¨¦s Bello. La posibilidad de pagar combustible ha creado dos clases de venezolanos y una nueva Venezuela que se mueve cada vez menos y que dej¨® de ser petrolera. El colapso de su principal industria por a?os de corrupci¨®n y los malos manejos y en el peor de momento, en la antesala de la transici¨®n energ¨¦tica, ha llevado a su fin los tiempos en los que el pa¨ªs era uno de los m¨¢s ricos de la regi¨®n y el de la gasolina m¨¢s barata del mundo.
Las Mercedes se ha considerado durante a?os la zona rosa de la capital venezolana, para el jaleo y el disfrute nocturno. Sigue si¨¦ndolo, pero solo para un reducido sector que puede costearse el entretenimiento o platos de 30 d¨®lares. Una peque?a nueva ¨¦lite ha surgido despu¨¦s de 20 a?os de chavismo, en los que la naci¨®n sudamericana recibi¨® los mayores ingresos por la venta del petr¨®leo, casi un bill¨®n de d¨®lares. Pero a la par, el 94,5% de la poblaci¨®n es pobre y tres de cada cuatro vive con menos de los dos d¨®lares diarios que marcan la l¨ªnea internacional de la pobreza extrema.
La zona ha vivido una transformaci¨®n ruidosa, que una vez m¨¢s expresa las contradicciones venezolanas. Se han levantado decenas de enormes torres de oficinas de lujo vac¨ªas mientras la econom¨ªa se ha reducido a un tercio en siete a?os y 500.000 empresas han cerrado en los ¨²ltimos 20 a?os. Los concesionarios de veh¨ªculos importados de lujo han convertido la zona en su enclave. Los restaurantes y los llamados bodegones, las tiendas de ultramarinos, se han multiplicado en una especie de burbuja de recuperaci¨®n econ¨®mica propiciada por la dolarizaci¨®n de facto, pero que tambi¨¦n luce alimentada por el lavado de dinero, como sostienen algunos economistas.
En una de sus calles abri¨® un casino donde esta semana seis mujeres entradas en a?os presionaban compulsivamente las m¨¢quinas tragaperras a las que se accede con m¨ªnimo 20 d¨®lares, 10 veces el ingreso m¨ªnimo del pa¨ªs. Por a?os el chavismo vet¨® estos establecimientos por ser ¡°antros del capitalismo¡±, pero ahora el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro les ha dado luz verde. Ahogado por la crisis econ¨®mica ocasionada por a?os de controles, Maduro ha dado en los ¨²ltimos meses virajes para liberalizar la econom¨ªa como una bomba de ox¨ªgeno ante la hiperinflaci¨®n.
De una calle a otra la desigualdad muestra su brecha en Caracas, que resiste mejor que el interior del pa¨ªs el golpe de la crisis. El soci¨®logo Luis Pedro Espa?a asegura que esta divisi¨®n en la sociedad tiene su mayor expresi¨®n en la vida p¨²blica, cuyo acceso es un privilegio. Los investigadores que presentaron la encuesta esta semana estiman la desigualdad en 0,56 puntos -siendo 0 la ausencia de desigualdad y 1 la desigualdad m¨¢xima- , por encima de lo registrado en Brasil en 2019, el pa¨ªs hasta ahora m¨¢s desigual de la regi¨®n.
En un banco del bulevar de Sabana Grande, un corredor comercial en el centro de la ciudad, Luis Zamora y Carmen P¨¦rez fantaseaban con un viaje a la playa, que est¨¢ a apenas 40 minutos de la capital. La pareja vende caf¨¦, cigarrillos y cosas usadas. Un d¨ªa pueden hacer tres d¨®lares, otro d¨ªa ninguno. Son parte de esos 8,1 millones de venezolanos arropados por el llamado desempleo oculto. La destrucci¨®n de empleo p¨²blico y privado ¡ª4,4 millones de puestos de trabajo perdidos entre 2014 y 2021¡ª ha significado un aumento de 20 puntos de los trabajadores por cuenta propia. Hoy uno de cada dos trabajadores esta autoempleado, seg¨²n la Encovi. Es tambi¨¦n una de las consecuencias de la desigualdad y el empobrecimiento cocinados en cuatro a?os de hiperinflaci¨®n. No hay empleo, pero trabajar tampoco sirve de nada porque los sueldos son de miseria. ¡°Este es un pa¨ªs pobre en el que la gente est¨¢ sentada esperando, porque no hay oportunidades¡±, se?ala Espa?a.
La vida de Luis y Carmen se fue achicando en los ¨²ltimos cinco a?os. Viv¨ªan alquilados en una casa, pero tuvieron que mudarse a una habitaci¨®n. ?l, un t¨¦cnico en inform¨¢tica de 46 a?os, ten¨ªa un kiosco de peri¨®dicos que tuvo que vender porque los peri¨®dicos dejaron de circular y ya no generaba mayores ingresos. Ahora comparte la venta de caf¨¦ con un medio tiempo como oficinista. Ella, de 31 a?os, trabajaba como recepcionista, pero los gastos para ir al trabajo comenzaron a ser mayores que la remuneraci¨®n. ¡°Antes uno pod¨ªa guardar algo para hacer cosas, ahora ahorrar es imposible. Antes uno pod¨ªa pedir un cr¨¦dito¡±, recuerda Luis.
En donde trabajan Luis y Carmen se cruzan con un mar de gente que espera. La tarde de este jueves una mujer lleva unas camisetas colgadas en los brazos y las ofrece a gritos. Un adolescente va y viene ofreciendo almohadas, otros venden cuadernos. Cayetano Esparice, de 64 a?os, aspiraba a vender unos discos de corte para ferreter¨ªa al final de esta semana. Antes trabaj¨® como conductor y escolta. Ahora no deja de mover la pierna con ansiedad porque lleva m¨¢s de cinco horas al sol y no ha vendido nada. ¡°Hay que echar pa¡¯lante¡±, dice sin creerlo mucho. Es pensionado y este mes recibir¨¢, luego de la reconversi¨®n que dispar¨® el precio de las divisas, poco m¨¢s de un d¨®lar de pensi¨®n de vejez.
El Gobierno ha entregado industrias expropiadas como hoteles, cadenas de supermercados y propiedades del Estado a manos privadas, bajo la llamada ley antibloqueo que ha favorecido a sus socios y tambi¨¦n propiciado una econom¨ªa negra que est¨¢ en crecimiento. Esta semana, el Hotel Alba, que antes fue de la cadena Hilton, fue entregado sin mayores licitaciones a un concesionario turco.
Para el sector empresarial tradicional, la actividad econ¨®mica a¨²n tiene enormes trabas, como la incertidumbre jur¨ªdica tras cientos de expropiaciones, el acceso a los servicios p¨²blicos con un sistema el¨¦ctrico que luego de los grandes apagones sigue inestable en gran parte del pa¨ªs y, sobre todo, la escasez de combustible, ha se?alado Carlos Fern¨¢ndez, presidente de Fedec¨¢maras. La patronal empresarial calcula que la econom¨ªa podr¨ªa crecer entre 0,8% y 1% este a?o por el empuje del sector privado, lo que significar¨ªa una desaceleraci¨®n de la ca¨ªda. En la cola de la gasolina, para Nancy el pron¨®stico es otro despu¨¦s de horas. ¡°Yo siento que me voy a enfermar, porque vivir esto es horrible. Nunca pens¨¦ que Venezuela iba a estar as¨ª¡±.
Depender del bono
En 2020 los bonos (ayudas directas) del Gobierno logaron bajar la pobreza extrema en casi 10 puntos, pero un a?o despu¨¦s volvi¨® a repuntar. Las transferencias directas fueron un 20% mayores para el 10% de los m¨¢s pobres que este a?o, se?ala la Encuesta de Condiciones de Vida. M¨¢s del 75% de los ingresos de este grupo depende de los aportes gubernamentales, lo que aumenta su dependencia. Este 2021, cuando todos los estratos redujeron su gasto en alimentos, el m¨¢s pobre fue el que m¨¢s lo redujo, un 13,3%. Las misiones sociales que fueron la bandera con la que Hugo Ch¨¢vez export¨® su modelo pr¨¢cticamente han desaparecido tras siete a?os de Gobierno de Nicol¨¢s Maduro.
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