La abstenci¨®n amenaza las elecciones legislativas en Irak
Muchos iraqu¨ªes dudan de la utilidad del voto ante los ama?os de los partidos pol¨ªticos para repartirse el poder
La basura se acumula en las calles de Nayaf. Nada inusual en Irak. Pero el abandono resulta m¨¢s significativo en esta ciudad santa, una especie de Vaticano chi¨ª. Nayaf es el principal centro religioso y de peregrinaci¨®n de esa rama del islam que siguen dos tercios de los iraqu¨ªes. Tal vez por ello la frustraci¨®n de sus habitantes con el sistema pol¨ªtico implantado tras la intervenci¨®n de EE UU en 2003, y que favorec¨ªa a su comunidad por mero peso demogr¨¢fico, es a¨²n mayor que en el resto del pa¨ªs. La gran duda en las elecciones legislativas de este domingo no es qui¨¦n va a llevarse los votos, sino cu¨¢ntos iraqu¨ªes van a votar.
En la calle peatonal que lleva al Mausoleo del Imam Ali, el fundador del chi¨ªsmo, la actividad comercial empieza a recuperar ritmo tras lo peor de la pandemia. Dia al Rubaie dice que va a votar por un independiente. ¡°Esperamos que estas elecciones traigan nuevas caras que mejoren los servicios¡±, admite a la puerta de su tienda, mientras un hombre graba con escaso disimulo su conversaci¨®n con la periodista.
M¨¢s adelante, y tras asegurar que no habr¨¢ fotos ni se usar¨¢n sus nombres, varios comerciantes se muestran menos complacientes. En el interior de un establecimiento, conf¨ªan que ni siquiera se han molestado en recoger las tarjetas biom¨¦tricas necesarias para votar y que dificultan el fraude. ¡°No tiene sentido. No sirve para nada. Queremos que se vayan todos los pol¨ªticos¡±, declara uno de ellos ante la anuencia del resto.
Los comicios para elegir los 329 esca?os del Parlamento son la primera prueba de la fr¨¢gil democracia iraqu¨ª desde que las protestas paralizaron el pa¨ªs a finales de 2019. A resultas de ellas, cay¨® un Gobierno, se adelant¨® la cita con las urnas y ha cambiado la ley electoral. La nueva norma acaba con el sistema de listas que permit¨ªa a los partidos llenar la C¨¢mara con sus candidatos preferidos al margen del apoyo popular que hubieran obtenido.
Ahora, los aspirantes se disputan directamente los entre tres y cinco esca?os asignados a cada una de las 83 circunscripciones en que se ha dividido Irak. Esto debiera favorecer a los independientes, pero una baja participaci¨®n reforzar¨ªa a¨²n m¨¢s a los partidos tradicionales, cuyo sistema clientelar les garantiza el voto. De hecho, se espera que los grupos chi¨ªes sigan al frente del Gobierno, como ha sido el caso desde el fin de la dictadura de Sadam Husein en 2003.
¡°Mi abuelo fue asesinado por el r¨¦gimen de Sadam. En aquella ¨¦poca mucha gente quer¨ªa derribarlo, pero quienes le han sucedido nos hacen a?orarlo¡±, afirma un joven para expresar su grado de malestar. (Sadam no solo margin¨® a los chi¨ªes, sino que destruy¨® Nayaf tras la sublevaci¨®n de 1991).
Los entrevistados se quejan de la basura, de la falta de servicios, de la corrupci¨®n que plaga todas las instancias administrativas. Haider, un abogado de 27 a?os, cuenta que tras acabar la carrera se registr¨® para ejercer, pero nunca lo ha hecho porque el sistema judicial es ¡°una banda de ladrones¡±. ¡°El primer d¨ªa que fui al juzgado descubr¨ª que hab¨ªa que pagar por todo; para trabajar ten¨ªa que actuar como ellos¡±, explica.
Ni ¨¦l ni los tres amigos que le acompa?an piensan votar. ¡°Las reglas del sistema electoral han cambiado, pero las reglas del juego, no¡±, justifican esc¨¦pticos ante las promesas de regeneraci¨®n. Culpan de ello a Ir¨¢n, el valedor de la mayor¨ªa de los partidos chi¨ªes y de sus milicias: en las protestas de 2019, los manifestantes incendiaron el Consulado de ese pa¨ªs en Nayaf. ¡°Su Gobierno no quiere que haya cambios aqu¨ª, ve a Irak como una provincia iran¨ª¡±, se quejan. Saben que sea cual sea el resultado de los comicios, la designaci¨®n del primer ministro es fruto de acuerdos pol¨ªticos paralelos entre los partidos y sus padrinos extranjeros (Ir¨¢n y EE UU, principalmente). El saliente, Mustafa al Kadhimi, ni siquiera se presenta a las elecciones y todo indica que aspira a repetir mandato.
La abstenci¨®n resulta m¨¢s complicada para los creyentes chi¨ªes despu¨¦s de que el gran ayatol¨¢ Ali Sistan¨ª, el l¨ªder espiritual de esa comunidad, animara a votar a finales de septiembre. ¡°A pesar de las deficiencias, sigue siendo la mejor forma de alcanzar un futuro en paz y evitar el riesgo del caos y la obstrucci¨®n pol¨ªtica¡±, aseguraba su mensaje.
Alia Husein, periodista en paro de 33 a?os y madre de tres hijos, tambi¨¦n rechaza el juego electoral, pero para cumplir su deber c¨ªvico y religioso planea votar en blanco. ¡°La situaci¨®n que padecemos es responsabilidad de los partidos. Han usado la religi¨®n y el nombre de Dios para su beneficio, pero desde 2003 no han hecho nada para mejorar nuestras vidas¡±, denuncia cubierta con un chador, como es habitual entre las chi¨ªes piadosas.
El analista pol¨ªtico Diyari Salih habla de un malestar generalizado. ¡°La gente siente que se est¨¢ empobreciendo¡±, explica a EL PA?S. En su opini¨®n, ¡°si las elecciones no producen cambios, van a generar escepticismo sobre el sistema democr¨¢tico para el futuro¡±. Al mismo tiempo, la fragmentaci¨®n del espectro pol¨ªtico, con diferentes partidos compitiendo por los votos de cada comunidad (chi¨ªes, sun¨ªes y kurdos) y cada grupo respaldado por una milicia, hace la situaci¨®n muy vol¨¢til. ¡°Si no les satisface el resultado, existe el riesgo de un enfrentamiento entre las milicias, especialmente en Bagdad¡±, advierte.
La trampa de la cuota femenina
Los numerosos rostros femeninos entre los carteles electorales que inundan las calles iraquíes pueden llevar a engaño. Aunque hay 951 candidatas, casi un tercio del total y una proporción similar a la de la anterior convocatoria hace tres años, afrontan limitaciones que no tienen sus compañeros. Durante la campaña, además de las amenazas de rivales políticos, han sido objeto de montajes difamatorios que afectan a su reputación. Una vez elegidas, no es infrecuente que se vean marginadas por sus compañeros de partido. Además, está la trampa de la cuota.
La Constitución de 2005 reservó un 25% de escaños para las mujeres. Con la nueva ley electoral, eso equivale a 83 diputadas, una por cada circunscripción. Pero a diferencia de las minorías étnicas y religiosas (a quienes se garantizan 9 de los 329 sitios del Parlamento), si una mujer sale elegida por número de votos, no se atribuye la plaza del cupo a otra diputada. Esta interpretación de la Comisión Electoral convierte la cuota en un techo en vez de una base de partida. En anteriores legislaturas, hubo algún caso en que dos mujeres consiguieron suficientes votos y el partido exigió que una de ellas cediera su plaza a otro miembro del grupo.
Amira al Jaber, una candidata independiente surgida de las protestas de 2019, critica el sistema. “No es justo que si somos la mitad de la sociedad se nos atribuyan 83 de los 329 escaños”, confía. Denuncia además que “algunas candidatas no representan a las mujeres, sino que son meras caras bonitas puestas por sus partidos o sus maridos para captar el voto femenino”. Con lustrosas melenas o bajo un estricto hiyab, las aspirantes a diputadas no sólo piden el voto, sino que reclaman el puesto que las iraquíes merecen en la sociedad, aún muy conservadora y patriarcal.
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