La sombra del fascismo regresa a Italia
El asalto a la sede del principal sindicato italiano por parte de la ultraderecha en una manifestaci¨®n antivacunas reabre el debate sobre la ilegalizaci¨®n de partidos fascistas
La manifestaci¨®n estaba convocada a las cinco de la tarde en la Piazza del Popolo, coraz¨®n de Roma. Deb¨ªa ser est¨¢tica y protestar por la imposici¨®n del Gobierno de disponer de un certificado de vacunaci¨®n para poder trabajar a partir del 15 de octubre. Hab¨ªa m¨¢s de 10.000 personas. Una mezcla de militantes de partidos de ultraderecha, fascistas declarados y antivacunas. Pero hab¨ªa otro plan en marcha, gestado a trav¨¦s de Telegram e inspirado en el asalto al Congreso de Estados Unidos el pasado enero. La mitad de participantes se separ¨® de la marcha y se fue a por otros objetivos. El principal convocante, el partido de ultraderecha Forza Nuova, quiso primero tomar el Palacio Chigi, sede del Gobierno italiano. Lograron llegar hasta uno de los laterales y comenzaron los disturbios. Pero era demasiado complicado. Optaron luego por el edificio de la Confederaci¨®n General Italiana del Trabajo (CGIL), el principal sindicato italiano, y la destrozaron. Un ataque ins¨®lito que ha puesto en guardia a toda Italia.
La violenta guerrilla que se form¨® en el centro de Roma el s¨¢bado durante siete horas y que termin¨® con 12 arrestados (entre l¨ªderes de partidos fascistas, exterroristas y representantes del mundo antivacunas) ha sido un punto de inflexi¨®n en la relaci¨®n del Estado con estos grupos. Un c¨®ctel social y pol¨ªtico agitado durante la pandemia que ha encontrado cierta cobertura en los partidos de derecha como la Liga o Hermanos de Italia, sumidos en la ambig¨¹edad electoralista respecto a la campa?a de vacunaci¨®n y las restricciones.
Por primera vez, sin embargo, el Ejecutivo se plantea la ilegalizaci¨®n de formaciones de este tipo. Una v¨ªa que la ley Scelba (por Mario Scelba, ministro del Interior de la ¨¦poca) prev¨¦ desde 1952, como recuerda el diputado del Partido Democr¨¢tico (PD) y constitucionalista, Stefano Ceccanti. ¡°Se puede hacer a trav¨¦s de una sentencia judicial o por decreto. Una opci¨®n para casos de emergencia inmediata. Pero hasta ahora esa v¨ªa no se ha usado nunca y siempre ha sido por sentencia¡±, apunta. El lunes por la tarde, en lo que podr¨ªa interpretarse como un primer paso en ese sentido, la Fiscal¨ªa de Roma orden¨® a la polic¨ªa el bloqueo de la web de Forza Nuova.
La ley se remite a la disposici¨®n 12 de la Constituci¨®n, que proh¨ªbe la reconstrucci¨®n del Partido Fascista. Se puede aplicar cuando una formaci¨®n persigue finalidades antidemocr¨¢ticas propias del partido fascista ¡°usando o amenazando con violencia como m¨¦todo pol¨ªtico, o realiza manifestaciones exteriores de car¨¢cter fascista¡±. Dos partidos de este tipo ¡ªOrdine Nuovo y Avanguardia nazionale¡ª ya fueron ilegalizados por un juez. La v¨ªa del decreto, que analiza el Gobierno, nunca se ha usado. ¡°En este momento ser¨ªa complicado y podr¨ªa generar el efecto contrario¡±, explican fuentes del Ejecutivo, que este lunes estudiaba los inconvenientes que podr¨ªa tener una medida de este tipo.
El primer ministro de Italia, Mario Draghi, no se pronunci¨® p¨²blicamente sobre la posible ilegalizaci¨®n. Pero s¨ª ha ido este lunes a visitar al secretario general del sindicato atacado, Maurizio Landini. All¨ª conden¨® la violencia contra lo que consider¨® ¡°guardianes fundamentales de la democracia¡±. El PD, sin embargo, pidi¨® que se utilice esa v¨ªa y se busque consenso en el Parlamento. Pero se encontr¨® con la negativa de la derecha: la Liga y Hermanos de Italia y Forza Italia.
Un partido neofascista nacido en 1997
El n¨²cleo de la revuelta del s¨¢bado es Forza Nuova, un partido pol¨ªtico neofascista fundado en 1997 por Roberto Fiore y Massimo Morsello, hist¨®ricos militantes de ultraderecha y miembros de organizaciones terroristas como el N¨²cleo Armado Revolucionario (NAR). Fiore, de hecho, vivi¨® huido de la justicia durante m¨¢s de una d¨¦cada. Hoy la formaci¨®n no tiene m¨¢s de unos pocos miles de militantes y la encabezan ¨¦l y Giuliano Castellino (condenado a cuatro a?os de c¨¢rcel en 2019 por agredir a un polic¨ªa). Ambos proceden tambi¨¦n de Fiamma Tricolore, una escisi¨®n del Movimento Social Italiano (MSI), el partido que aglutin¨® todos los restos del fascismo en Italia y que durante a?os presidi¨® Giorgio Almirante. Luego Gianfranco Fini fund¨® Alianza Nacional, partido que decidi¨® entrar en las instituciones y renegar de aquella referencia ideol¨®gica a trav¨¦s de lo que se conoci¨® como Svolta di Fiuggi. Y de los rescoldos de aquel partido se cre¨® Hermanos de Italia, que hoy lidera Giorgia Meloni y es socio de Vox en Italia.
La ley, en el caso de Forza Nuova, est¨¢ clara y debe aplicarse. Es la opini¨®n del historiador Emilio Gentile, m¨¢xima autoridad en el estudio del fascismo. ¡°Se definen como fascistas y el m¨¦todo violento utilizado el s¨¢bado es el de los escuadristas de Mussolini: asaltar las sedes de trabajadores y destruirlas. Si ellos se autoproclaman as¨ª, tienen el derecho de ser tratados como lo que son. En caso contrario, que eliminen esa ley¡±, apunta.
La nieta de Mussolini, la edil m¨¢s votada en Roma
Los partidos neofascistas, como Forza Nuova o CasaPound (se autodenominan fascistas del tercer milenio y han tenido representaci¨®n en varios ayuntamientos italianos), son hoy completamente residuales. Pero han encontrado en los ambientes negacionistas y antivacunas el m¨²sculo social del que carec¨ªan en los ¨²ltimos tiempos.
El paisaje del s¨¢bado en la Piazza del Popolo, compuesto de ultras de f¨²tbol, matones de discoteca, comerciantes enfadados con las restricciones y fascistas declarados, muestra un retrato social de descontento en el que intentan pescar algunos partidos incorporando a figuras m¨¢s o menos cercanas a ese mundo. Rachele Mussolini, la nieta del dictador y miembro de Hermanos de Italia, ha sido la candidata m¨¢s votada en las elecciones de hace una semana en Roma. Como muchos de sus colegas de partido, no condena el fascismo ni celebra el 25 de abril, fiesta nacional y D¨ªa de la Liberaci¨®n de Italia. La nostalgia, como la define Meloni para evitar hablar de fascistas, es todav¨ªa rentable electoralmente en Italia.
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