Palestinos amenazados de expulsi¨®n en Jerusal¨¦n se niegan a renunciar a sus casas
Las familias de Seij Yarrah rechazan una propuesta judicial para permanecer como inquilinos de una organizaci¨®n de colonos
Uno de los conflictos que Israel m¨¢s se empe?a en mantener a raya amenaza con desbordarse y volver a atraer la atenci¨®n internacional. Cuatro familias palestinas pendientes de expulsi¨®n en el barrio de Sheij Yarrah de Jerusal¨¦n Este han rechazado este martes la soluci¨®n salom¨®nica que les ofrec¨ªa el Tribunal Supremo de Israel: permanecer en sus casas como inquilinos durante al menos 15 a?os mientras abonaban un alquiler a la organizaci¨®n de colonos jud¨ªos que pretende desahuciarlos desde hace d¨¦cadas. ¡°Rechazamos una propuesta que nos habr¨ªa dejado a merced de los colonos y sin derecho a nuestros hogares en nuestra patria¡±, respondieron las familias en un comunicado. ¡°La justicia est¨¢ eludiendo su deber de resolver el caso al obligarnos a elegir entre la desposesi¨®n y un acuerdo opresivo¡±, argumentaron los afectados, que calificaron de clima de ¡°limpieza ¨¦tnica¡± su situaci¨®n.
La tensi¨®n vivida en el distrito de Sheij Yarrah, situado al norte del recinto amurallado de la Ciudad Vieja, contribuy¨® el pasado mes de mayo al estallido del conflicto armado entre el Ej¨¦rcito israel¨ª y las milicias islamistas de la franja de Gaza, que se prolong¨® durante 11 d¨ªas. En Jerusal¨¦n Este, ocupado y anexionado por Israel a partir de 1967, viven m¨¢s de 300.000 palestinos junto a unos 200.000 colonos. Mientras el Estado jud¨ªo considera la ciudad como su capital ¨²nica e indivisible, los palestinos aspiran que la parte Este se convierta en capital de su futuro Estado.
Las cuatro familias que han rechazado el acuerdo ¨Cal que tachan de ¡°allanar el camino hacia la confiscaci¨®n¡±¨C comparten con otros 28 grupos familiares la amenaza de verse expulsados de una arbolada vaguada del distrito, en la que se asentaron en 1956, despu¨¦s de haber fracasado sus reclamaciones ante tribunales inferiores. El Supremo afronta ahora el dilema de hacer cumplir la ley israel¨ª, que discrimina los derechos de propiedad de los palestinos, o afrontar la criticas de la comunidad internacional, ya anticipadas por Estados Unidos y la Uni¨®n Europea, al forzar el desplazamiento de poblaci¨®n palestina de Jerusal¨¦n Oriental.
Nahalat Shimon, asociaci¨®n que promueve el asentamiento de colonos israel¨ªes en Jerusal¨¦n, adquiri¨® los derechos de propiedad en la zona a una fundaci¨®n religiosa que pose¨ªa los terrenos desde finales del siglo XIX, entonces bajo administraci¨®n otomana, y donde instal¨® un santuario junto a la tumba de Sim¨®n el Justo, un sumo sacerdote jud¨ªo de la antig¨¹edad. La fundaci¨®n religiosa abandon¨® el este de la ciudad tras la partici¨®n de Jerusal¨¦n en 1948: una parte occidental, jud¨ªa y controlada por Israel, y otra oriental, ¨¢rabe y bajo administraci¨®n de Jordania. Muchos refugiados palestinos, que hab¨ªan perdido sus casas y tierras en el nuevo Estado de Israel, fueron realojados en propiedades vacantes como las de Sheij Yarrah. Pero a partir de 1967 los propietarios originales reclamaron sus derechos antes de revend¨¦rselos a Nahalat Shimon, cuyo objetivo es reforzar el car¨¢cter jud¨ªo de la Ciudad Santa.
Cerca de 3.000 palestinos que viven en unos dos centenares de edificios de Jerusal¨¦n oriental se encuentran pendientes de desahucio en procesos judiciales similares, seg¨²n la ONG israel¨ª Paz Ahora. La fiscal¨ªa israel¨ª considera estos casos como disputas inmobiliarias entre particulares. Para la sociedad palestina, Sheij Yarrah se ha converso en un emblema de identidad nacional bajo el r¨¦gimen legal de la ocupaci¨®n con doble rasero. Mientras los derechos de los propietarios jud¨ªos para recuperar sus bienes no caducan, los que ten¨ªan los palestinos en el actual territorio de Israel perdieron validez tres a?os despu¨¦s de su salida. Pasaron a manos del Estado, a la denominada custodia de propiedades de ausentes, que los administr¨® antes de cederlos a israel¨ªes.
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