El Gobierno de Johnson rebaja sus amenazas en v¨ªsperas de la reuni¨®n con la UE sobre el futuro del acuerdo del Brexit
Bruselas advierte de represalias si Londres suspende unilateralmente en el encuentro de este viernes lo pactado sobre Irlanda del Norte
El arte de la negociaci¨®n brit¨¢nica consiste en utilizar cada movimiento para afianzar la propia ventaja. Incluso el movimiento de repliegue. Los representantes del Reino Unido y de la UE vuelven a reunirse este viernes para intentar desencallar las conversaciones en torno al protocolo de Irlanda del Norte. El tono de ambas partes se ha vuelto m¨¢s agresivo en las ¨²ltimas semanas, y Bruselas advierte ya de posibles represalias si Londres decide finalmente suspender de modo unilateral el acuerdo. Pero el ministro de Boris Johnson para el Brexit, David Frost, ha rebajado el tono de su inminente amenaza de invocar el art¨ªculo 16 del protocolo, la piedra de toque que permiti¨® una salida pactada del Reino Unido de la UE.
Frost y Sefcovic se ver¨¢n de nuevo las caras en Londres este viernes. Nadie contempla que Frost anuncie ya la aplicaci¨®n del art¨ªculo 16. Se espera en cambio, que sea el d¨ªa en que Bruselas d¨¦ un pu?etazo en la mesa y muestre que su paciencia se ha agotado. ¡°Les pido amablemente que mantengan la calma y que respondan de un modo proporcional¡±, dec¨ªa el negociador brit¨¢nico en su comparecencia en la C¨¢mara de los Lores, antes de anunciar su en¨¦simo repliegue. Por su parte, el ministro de Asuntos Europeos de Irlanda, Thomas Byrne, critic¨® en una entrevista radiof¨®nica la actitud del Reino Unido de ¡°tipo duro¡±, que calific¨® de ¡°contraproducente¡± y, asegur¨®, ¡°conducir¨¢ al desastre¡±.
¡°Bajo mi punto de vista, este proceso de negociaciones no ha llegado a su final. Aunque llevamos casi cuatro semanas hablando, hay planteamientos, muchos de ellos sugeridos por nosotros, que no han sido examinados seriamente¡±, explic¨® Frost el mi¨¦rcoles en la C¨¢mara de los Lores. ¡°No renunciar¨¦ a este proceso hasta que no quede absolutamente claro que no se puede hacer nada m¨¢s. Y todav¨ªa no hemos llegado a ese punto¡±, admit¨ªa el ministro, que, sin embargo, manten¨ªa la amenaza del art¨ªculo 16, que implica la suspensi¨®n del protocolo, como ¡°la ¨²nica opci¨®n¡± si las negociaciones fracasan.
?Qu¨¦ ha pasado esta vez? ?Se trata de nuevo del habitual ¨®rdago negociador de Londres, tan exprimido durante todas las negociaciones del Brexit? Frost anunci¨® solemnemente el pasado 4 de octubre, durante el congreso del Partido Conservador en M¨¢nchester, que las condiciones para invocar el art¨ªculo 16 ya exist¨ªan, y cre¨® una sensaci¨®n de inevitabilidad al anunciar que el Gobierno de Johnson se daba tres semanas para concluir si era posible llegar a un acuerdo con la UE.
Desde entonces, la presi¨®n de los partidos unionistas de Irlanda del Norte, que consideran el protocolo una traici¨®n, ha ido en aumento. La violencia y el vandalismo han regresado a las calles de Belfast o Derry, azuzados por las fuerzas paramilitares unionistas. Nunca aceptaron la soluci¨®n acordada entre Londres y Bruselas para evitar una nueva ¡°frontera dura¡± en la isla de Irlanda, que pusiera en peligro la paz alcanzada por el acuerdo de Viernes Santo.
Para preservar el mercado interno de la UE, decidieron que Irlanda del Norte permaneciera dentro. Los controles aduaneros y sanitarios de mercanc¨ªas tendr¨ªan una nueva frontera, el mar de Irlanda, la franja de mar que comparte con Gran Breta?a. Fue un tratado firmado por el propio Johnson, pero tambi¨¦n una herida ideol¨®gica y pr¨¢ctica que no ha dejado de escocer.
Ideol¨®gica, porque establec¨ªa que el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) ser¨ªa el organismo que supervisara el correcto funcionamiento del mercado interior en territorio norirland¨¦s. Toda una afrenta ¡ªun tribunal extranjero en territorio soberano brit¨¢nico¡ª que los euroesc¨¦pticos, con Johnson a la cabeza, no pod¨ªan tolerar. Por eso el Gobierno brit¨¢nico ha incorporado a sus nuevas exigencias que el TJUE desaparezca de Irlanda del Norte, una petici¨®n que Bruselas considera inasumible.
Pero tambi¨¦n era una herida pr¨¢ctica, porque los controles sanitarios y aduaneros impuestos a las mercanc¨ªas que fluyen desde Gran Breta?a a Irlanda del Norte han supuesto un quebradero de cabeza para muchas empresas brit¨¢nicas. Fue la llamada ¡°guerra de las salchichas¡±, porque parte de esos controles afectaban a productos c¨¢rnicos destinados a los supermercados norirlandeses. Bruselas quiso mostrar flexibilidad, y ofreci¨® al Reino Unido unos ambiciosos ajustes del protocolo que rebajaban hasta en un 80% los controles. La oferta fue recibida con o¨ªdos sordos. Londres hab¨ªa redoblado su apuesta y quer¨ªa pr¨¢cticamente una renegociaci¨®n en profundidad del tratado.
Las consecuencias del art¨ªculo 16
El art¨ªculo 16 es un mecanismo de salvaguarda pensado para evitar ¡°graves consecuencias econ¨®micas, sociales o medioambientales de potencial persistencia¡± derivadas de la aplicaci¨®n del protocolo. Londres ha jugado todo este tiempo con la idea de que era una opci¨®n legal y hasta razonable, no el ¡°bot¨®n nuclear¡± que muchos analistas han querido ver.
Se convert¨ªa as¨ª, a ojos del negociador Frost, en un arma negociadora de doble ventaja. Como amenaza, a?ad¨ªa presi¨®n a las negociaciones. Y si finalmente se convert¨ªa en una realidad, servir¨ªa para reiniciar el pulso entre Londres y Bruselas y comenzar a discutir de nuevo. A fin de cuentas, el propio protocolo establece que, antes de suspender nada, la parte que aplica el art¨ªculo 16 debe avisar a la parte contraria. Ambas disponen a continuaci¨®n de hasta un mes de plazo para estudiar la situaci¨®n en el Comit¨¦ Conjunto UE-Reino Unido. Y en cualquier caso, la posible suspensi¨®n de partes del protocolo debe ser temporal y revisable cada tres meses. Es decir, el escenario id¨ªlico para el Gobierno de Johnson: la negociaci¨®n perpetua.
?D¨®nde ha estallado la sorpresa? La obsesi¨®n de Johnson, durante el largo proceso de negociaci¨®n del Brexit, fue cerrar un acuerdo comercial con la UE que no dejara al Reino Unido a la intemperie, evitara aranceles y cuotas y ofreciera seguridad jur¨ªdica a las empresas. Primero se negoci¨® el acuerdo de retirada, con el protocolo de Irlanda anejo. Solo un a?o despu¨¦s se firm¨® el tratado de libre comercio, que entr¨® en vigor en enero de 2021. La Uni¨®n Europea ha pillado esta semana al Gobierno brit¨¢nico con la guardia baja al advertirle de que el protocolo y el acuerdo comercial van de la mano. ¡°Un tratado est¨¢ supeditado al otro. Si deciden suspender la aplicaci¨®n de uno de ellos, existe el riesgo de que la UE retire el otro¡±, anticipaba esta semana el ministro de Exteriores de la Rep¨²blica de Irlanda, Simon Coveney.
El mensaje lo lanzaba Dubl¨ªn, pero lo respaldaba Bruselas. Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisi¨®n Europea encargado de la negociaci¨®n con Frost, planteaba esta semana esa opci¨®n en su reuni¨®n de trabajo con los embajadores de los Veintisiete y los europarlamentarios. M¨¢s all¨¢ de la posibilidad de poner en marcha una respuesta jur¨ªdica, o incluso acudir a un mecanismo de arbitraje, la amenaza de echar atr¨¢s el acuerdo comercial es la m¨¢s eficaz para torcer el brazo a Londres. El debate entre los diferentes socios oscila entre la aplicaci¨®n de medidas de presi¨®n y respuesta sobre determinados intercambios de bienes o la suspensi¨®n general del acuerdo comercial. Y esta segunda opci¨®n gana peso, porque evitar¨ªa agravios entre diferentes pa¨ªses, informa desde Bruselas Bernardo de Miguel.
El propio acuerdo prev¨¦ un plazo de notificaci¨®n previa de nueve meses a un a?o antes de dar por terminada su vigencia, lo que de facto abrir¨ªa la posibilidad de renegociar las partes conflictivas antes de consumar la ruptura definitiva. Esa espada de Damocles volver¨ªa a volcar toda la presi¨®n sobre Londres, y resucitar¨ªa de nuevo el fantasma de un Brexit duro o ¡°salvaje¡±, que tanto se invoc¨® como conjuro durante las largas negociaciones de 2020.
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