El sindicalismo argentino, ¨²ltimo refugio del peronismo tradicional
Las mayores centrales obreras del pa¨ªs salen a apoyar al Gobierno de Alberto Fern¨¢ndez de cara a las legislativas de este domingo
El sindicalismo argentino ha hecho su apuesta para las pr¨®ximas elecciones legislativas. Las grandes centrales obreras han salido en apoyo de la coalici¨®n de Gobierno en medio de augurios de derrota para la formaci¨®n peronista. Estas organizaciones, de las m¨¢s poderosas en Am¨¦rica Latina, han movilizado sus bases por temor al regreso de la derecha al poder. O lo que definen como ¡°el Gobierno de ricos para ricos¡±. A cambio de su respaldo buscan ser parte de la discusi¨®n del modelo de desarrollo que viene. Pero la eterna crisis econ¨®mica del pa¨ªs y los escenarios laborales de la pospandemia han empujado a miles de trabajadores a la informalidad. Con millones de personas lejos del sistema tradicional, las organizaciones sindicales ven ahora su representaci¨®n e influencia en juego.
En un momento en el que las corrientes peronistas toman nombres propios y se forman alrededor de figuras, como el kirchnerismo o el ¡°albertismo¡±, las hist¨®ricas centrales obreras argentinas se han vuelto el ¨²ltimo refugio del peronismo m¨¢s tradicional. Una especie de reservorio para aquella idea de que el obrero deb¨ªa estar en el centro de una sociedad estructurada a partir del trabajo. Las tres centrales m¨¢s grandes, que agrupan al grueso de los sindicatos, votar¨¢n el domingo por la coalici¨®n de Gobierno, encabezada por Alberto Fern¨¢ndez. Algunos de sus l¨ªderes se han expresado con un tibio apoyo. Otros han sido contundentes. H¨¦ctor Daer, secretario general de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), asegura que para el trabajador votar a la oposici¨®n es votar ¡°en contra de sus intereses¡±.
El sindicalista recibe a este peri¨®dico en su oficina un d¨ªa despu¨¦s de haber sido reelecto como parte del triunvirato que dirige la central obrera m¨¢s grande del pa¨ªs. Su lectura de los resultados de las primarias legislativas, en las que el Gobierno argentino sufri¨® una aplastante derrota, apunta a que las urnas han castigado al presidente por la pandemia. Su gesti¨®n fue duramente criticada. ¡°Hay gente que se vio muy afectada por el encierro, las medidas preventivas generaron crisis en sectores que ven¨ªan a los tumbos y se vieron derrumbados¡±, dice. Aquellos que m¨¢s padecieron las consecuencias de una cuarentena obligatoria que dur¨® meses acompa?aron al peronismo en 2019, seg¨²n ¨¦l, pero ahora han decidido no hacerlo porque est¨¢n enojados. Pero ¡°todos fuimos a una cuarentena pensando que esto duraba 15 d¨ªas¡±, defiende.
La CGT y los movimientos sociales, que agrupan actualmente a gran parte de los trabajadores informales y desocupados, se reunieron esta semana con Fern¨¢ndez y anunciaron una manifestaci¨®n en su apoyo para despu¨¦s de las elecciones. Un gesto que se tom¨® como un espaldarazo a un mandatario que enfrenta el domingo una especie de plebiscito sobre sus primeros dos a?os de mandato. Es el segundo gui?o en apenas unas semanas. Tras las primarias de septiembre, el Ejecutivo desat¨® una crisis interna por desacuerdos entre el presidente y la vicepresidenta, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner. En un momento en que cada uno med¨ªa su fuerza dentro de la coalici¨®n y contaba sus soldados, la central obrera sali¨® en apoyo de Fern¨¢ndez.
Con el antecedente de la crisis interna, la incertidumbre de lo que pueda pasar despu¨¦s de las elecciones ¡ªdentro y fuera del Ejecutivo¡ª est¨¢ latente. ¡°Los matices que tiene el Gobierno existen, los objetivos son comunes, pero el tr¨¢nsito a esos objetivos a veces genera tensiones. Y a la CGT no le gust¨® que se generaran. El Frente de Todos (la coalici¨®n gobernante) tiene que estar unido¡±, dice Daer. ¡°No podemos ir a la ruptura del Gobierno porque eso ser¨ªa el suicidio pol¨ªtico. No es un tema de simpat¨ªa, sino un tema estrat¨¦gico¡±, agrega.
Los sindicatos enfrentan los desaf¨ªos que trae la econom¨ªa del d¨ªa despu¨¦s de las elecciones en un escenario propio de declive. El sindicalismo argentino es desde hace d¨¦cadas de los m¨¢s fuertes de la regi¨®n. Mientras los afiliados a los gremios en el pa¨ªs rondan el 40%, esa cifra no supera el 20% en Brasil o Chile, ni alcanza el 10% en M¨¦xico o Colombia, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT). Pero esa fortaleza se ha visto afectada ante el aumento de la informalidad, que ha llevado a la mitad de los trabajadores a caer fuera del paraguas sindical.
La pandemia destroz¨® millones de puestos de trabajo en todo el mundo que regresan ahora en formas m¨¢s precarias. M¨¢s del 82% de los trabajos recuperados en el segundo trimestre de este a?o en Argentina son informales, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la OIT. A ese panorama se suma que millones de argentinos, que no tienen un trabajo fijo, acudieron a pol¨ªticas asistencialistas impulsadas por los diferentes Gobiernos. Actualmente siete millones de personas reciben una ayuda social del Estado para subsistir, seg¨²n Daniel Men¨¦ndez, exsubsecretario de Pol¨ªticas de Integraci¨®n y Formaci¨®n del Ministerio de Desarrollo Social. Un n¨²mero tan alto que se ha convertido en un desaf¨ªo para cualquier administraci¨®n.
¡°La tasa de sindicalizaci¨®n en Argentina sigue siendo alta comparada con otros pa¨ªses y el movimiento sindical sigue siendo un factor de presi¨®n importante¡±, asegura Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina, otra de las grandes agrupaciones sindicales. ¡°Pero se ha agregado a esto un nuevo protagonismo que es el los movimientos sociales que representan a los trabajadores de la econom¨ªa informal y a los desocupados, que tienen un alto poder de movilizaci¨®n y aparecen como un sujeto colectivo relativamente nuevo¡±, comenta Yasky, tambi¨¦n candidato a diputado por el oficialismo.
Todos coinciden en que lo que necesita Argentina es generar empleos, pero ning¨²n Gobierno ha encontrado la forma de traducir esos programas asistencialistas en puestos de trabajo formales. Para enfrentar las negociaciones que vengan sobre desempleo e informalidad, sindicatos y organizaciones sociales debaten hace meses unirse bajo una sola estructura. ¡°Con los movimientos sociales tenemos una alianza que vamos a profundizar en favor de un trazado com¨²n: cambiar los planes por trabajo¡±, dice Daer.
La polit¨®loga Patricia G¨®mez cree que no es posible pensar la actualidad con el mismo sindicalismo de siempre. ¡°Las econom¨ªas 4.0 est¨¢n deslocalizadas, son preconizadas. Cuando el lugar de trabajo est¨¢ en los hogares, es muy dif¨ªcil sostener estos sindicatos, porque no est¨¢ la relaci¨®n del trabajador o trabajadora en la l¨ªnea fordista de producci¨®n. Y la pandemia puso blanco sobre negro¡±. G¨®mez asegura que la representaci¨®n de las tradicionales centrales obreras ¡°est¨¢ en descomposici¨®n¡± por su falta de aggiornamento a las necesidades de la sociedad actual. Siguen teniendo una colosal representaci¨®n masculina y los rostros de sus representantes son los mismos de hace d¨¦cadas. ¡°Es un club de hombres viriles que no tienen ning¨²n tipo de cuestionamiento hacia sus pr¨¢cticas. Se quedaron en los setenta¡±.
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