Biden y Xi tratan de contener las tensiones entre EE UU y China en su videoconferencia
El presidente estadounidense plante¨® la situaci¨®n de los derechos humanos en Xinjiang, T¨ªbet y Hong Kong. El l¨ªder chino advirti¨® de que si Taiw¨¢n se acerca al independentismo, Pek¨ªn actuar¨¢
La reuni¨®n por videoconferencia entre el presidente de EE UU, Joe Biden, y el de China, Xi Jinping, ha intentado rebajar un tanto la temperatura, al menos en apariencia y de momento, en las caldeadas relaciones entre las dos potencias. A lo largo de tres horas y 42 minutos, seg¨²n la prensa estatal china, divididas en dos sesiones, los dos hombres m¨¢s poderosos del mundo trataron de explorar v¨ªas para aumentar la comunicaci¨®n y la cooperaci¨®n, y evitar que los desacuerdos entre ambos gobiernos puedan acabar provocando ¡ªen palabras de Biden¡ª ¡°un conflicto, intencionado o no¡±. Las posiciones se mantienen como estaban, y ninguno de los dos ha cedido. Pero el mero hecho de que el encuentro se celebrase ya representaba un avance.
El encuentro comenz¨® con un intercambio de palabras conciliadoras y declaraci¨®n de buenas intenciones. Biden, sentado frente a la chimenea de la sala Roosevelt en la Casa Blanca; Xi Jinping, en uno de los grandes salones del cavernoso Gran Palacio del Pueblo. Ambos, flanqueados por las banderas de los dos pa¨ªses. Se saludaron con cordialidad y amplias sonrisas.
¡°Necesitamos establecer salvaguardas de sentido com¨²n, ser claros y honestos donde estamos en desacuerdo y colaborar donde nuestros intereses coinciden¡±, declar¨® Biden, que matiz¨® que es una cuesti¨®n de ¡°liderazgo mundial responsable¡±. Por su parte, Xi lanz¨® un llamamiento a aumentar la ¡°colaboraci¨®n y comunicaci¨®n¡±. China y Estados Unidos ¡°deben respetarse mutuamente, coexistir de manera pac¨ªfica y colaborar para que ambas naciones se beneficien¡±, sostuvo.
En una conversaci¨®n que Pek¨ªn ha descrito como ¡°franca, constructiva, sustancial y fruct¨ªfera¡±, buena parte del tiempo se dedic¨® a Taiw¨¢n, la isla autogobernada que China considera parte de su territorio y que se ha convertido en el asunto m¨¢s espinoso en la relaci¨®n entre las dos grandes potencias. En los primeros d¨ªas de octubre, Pek¨ªn envi¨® casi 150 aviones a sobrevolar la zona de defensa a¨¦rea taiwanesa; ese mismo mes, Biden caus¨® consternaci¨®n en China al declarar su disposici¨®n a ayudar militarmente a Taiw¨¢n si la isla resultaba atacada, en un aparente cambio de posici¨®n oficial. El Gobierno estadounidense tuvo que recular en esas declaraciones y matizar que la postura de Washington se manten¨ªa sin cambios. Biden subray¨® hoy que Estados Unidos ¡°se opone firmemente a los intentos unilaterales por cambiar el statu quo¡± y defendi¨® la necesidad de mantener ¡°la paz y la estabilidad¡± en el estrecho de Formosa.
Newsletter
¡°La situaci¨®n en el estrecho de Taiw¨¢n encara una nueva ronda de tensi¨®n porque las autoridades taiwanesas han intentado de modo repetido apoyarse en Estados Unidos para la independencia, y algunos en Estados Unidos pretenden utilizar Taiw¨¢n para controlar China. Es una tendencia muy peligrosa¡±, advirti¨® Xi en la reuni¨®n, de acuerdo con el comunicado distribuido por su Ministerio de Asuntos Exteriores. Si se produjeran movimientos hacia la declaraci¨®n formal de independencia de la isla, China ¡°tomar¨¢ medidas contundentes¡±, asegur¨® el presidente chino y secretario general del Partido Comunista de su pa¨ªs.
Por su parte Biden plante¨® la preocupaci¨®n estadounidense acerca de la situaci¨®n de los derechos humanos en general y, en concreto, en torno a ¡°las pr¨¢cticas de China en Xinjiang, T¨ªbet y Hong Kong¡±. Washington acusa a Pek¨ªn de brutales violaciones de los derechos humanos a las minor¨ªas en las dos regiones aut¨®nomas en el oeste de la China continental, y de un grave deterioro de las libertades que se hab¨ªa comprometido a garantizar hasta 2049 en la antigua colonia brit¨¢nica. Seg¨²n la Casa Blanca, el presidente de EE UU tambi¨¦n abord¨® ¡°la importancia de un Indo-Pac¨ªfico libre y abierto¡±, y comunic¨® ¡°la determinaci¨®n¡± de Estados Unidos de cumplir ¡°sus compromisos en esa regi¨®n¡±.
Los l¨ªderes abordaron tambi¨¦n, seg¨²n sus respectivas administraciones, asuntos como Afganist¨¢n, Corea del Norte o Ir¨¢n. Acordaron colaborar en cuestiones como la energ¨ªa y el cambio clim¨¢tico, as¨ª como ¡°seguir manteniendo estrechos contactos por varias v¨ªas para reencauzar las relaciones chino-estadounidenses por el camino de un desarrollo estable y s¨®lido¡±, seg¨²n Pek¨ªn.
Ausente de la conversaci¨®n, seg¨²n funcionarios en Washington, estuvieron los pr¨®ximos Juegos Ol¨ªmpicos de invierno que se celebrar¨¢n en la capital china el pr¨®ximo febrero. Varias organizaciones defensoras de los derechos humanos han lanzado llamamientos a boicotearlos como medida de condena hacia el trato de las minor¨ªas musulmanas en Xinjiang.
La relaci¨®n entre ambos pa¨ªses pasa por su peor momento desde que ambos restablecieron la diplomacia formal, en 1979. Cuando dos elefantes se pelean, sufre, esencialmente, la hierba que hay debajo. Y un pulso entre dos colosos como Estados Unidos y China, las dos mayores potencias econ¨®micas del mundo, repercute en todo el globo. Biden, que fue el primero en tomar la palabra, emplaz¨® a Xi a asegurar que la competencia entre ambos pa¨ªses no derive en ¡°un conflicto abierto¡± y le propuso establecer ¡°barreras de sentido com¨²n¡±. El problema estriba en lo que cada Gobierno entiende por sentido com¨²n.
El presidente estadounidense hab¨ªa destacado en varias ocasiones que los derechos humanos figuran en el centro de su agenda exterior, y hab¨ªa advertido de que defender¨ªa la autonom¨ªa de Taiw¨¢n y condenar¨ªa los abusos a los uigures y otras minor¨ªas en la regi¨®n de Xinjiang. Pero Xi llegaba a la cita embebido de poder, reci¨¦n consagrado por su Partido Comunista como una figura hist¨®rica, algo que le allana el camino para un tercer mandato y, de facto, un control sine die del territorio. Nada de la deriva autoritaria del pa¨ªs parece haber mermado su futuro.
¡°Debemos ser claros y sinceros en lo que estamos en desacuerdo y trabajar juntos en aquello en lo que nuestros intereses coinciden, sobre todo en asuntos globales y vitales, como el cambio clim¨¢tico¡±, se?al¨® Biden al inicio de la cita. Ese parece el terreno en el que las dos potencias son m¨¢s capaces de entenderse, como se demostr¨® la semana pasada en la conferencia del clima de Glasgow, una suerte de tregua en medio de una escalada de tensi¨®n de m¨²ltiples frentes: econ¨®mico, con una guerra arancelaria vigente; militar, al hilo, entre otros, del refuerzo en armamento nuclear por parte de Pek¨ªn; y tecnol¨®gico, por las acusaciones de robo y espionaje.
En su saludo inicial, Xi se refiri¨® a Biden como un ¡°viejo amigo¡±. Son, sin duda, viejos conocidos, que se han tratado a fondo en el pasado, cuando el estadounidense era vicepresidente de la Administraci¨®n de Obama. Pero que no son amigos es algo que el estadounidense hab¨ªa querido dejar claro dentro de su pa¨ªs, donde la oposici¨®n republicana se le echar¨ªa al cuello si muestra m¨¢s flexibilidad que el republicano Donald Trump hacia el gigante asi¨¢tico. Tanto conservadores como progresistas coinciden en Estados Unidos en la necesidad de mano dura contra el r¨¦gimen en el terreno de la competencia econ¨®mica desleal o los abusos de derechos humanos. Biden ha llamado a Xi ¡°mat¨®n¡± y ha dicho que no tiene ¡°un solo hueso democr¨¢tico¡± en el cuerpo.
El lunes, sin embargo, era la hora de la realpolitik, de la contenci¨®n de da?os. En su discurso al inicio de la reuni¨®n, Xi emplaz¨® a Biden a ¡°mejorar la comunicaci¨®n¡± y ¡°coexistir de forma pac¨ªfica¡±, a trabajar juntos en ¡°avanzar en la causa de la paz mundial y el desarrollo¡±. ¡°Una relaci¨®n s¨®lida y estable entre China y Estados Unidos es necesaria para avanzar el desarrollo respectivo de los dos pa¨ªses y para salvaguardar un entorno internacional pac¨ªfico y estable¡±, a?adi¨® el presidente chino, al que acompa?aban en la reuni¨®n sus asesores de mayor confianza. Entre ellos, el ministro de Exteriores, Wang Yi, y el viceprimer ministro, Liu He, el hombre de referencia de Xi para cuestiones econ¨®micas.
Las expectativas del encuentro eran bajas. M¨¢s que construir una v¨ªa de colaboraci¨®n, los l¨ªderes buscaban la manera de no agravar hostilidades. Pek¨ªn pretende renovar sus fuerzas armadas en 2035 y convertirlas en un ej¨¦rcito que pueda rivalizar, e incluso vencer, a EE UU en 2049. A Washington le preocupa sobremanera el incremento del arsenal nuclear chino, as¨ª como la creciente presencia militar china en Taiw¨¢n. Y a Pek¨ªn, lo que percibe como la determinaci¨®n de su rival por impedir su auge.
La videoconferencia es la tercera conversaci¨®n directa entre los dos l¨ªderes desde la llegada de Biden a la Casa Blanca en enero. En la primera, en febrero, el estadounidense critic¨® la represi¨®n sobre Hong Kong y los abusos a los uigures y otras minor¨ªas en la regi¨®n de Xinjiang.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.