?micron obliga a Brasil a olvidarse de multitudes en Nochevieja y pone en peligro el Carnaval
Los brasile?os esperan ansiosos el dictamen de sus alcaldes mientras las escuelas de samba siguen con los ensayos
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Los brasile?os, siempre cuidadosos con su aspecto, llevan semanas inmersos en la operaci¨®n Nochevieja/Carnaval. M¨¢s ejercicio del habitual, tratamientos y retoques est¨¦ticos y las reservas hechas porque las mejores fiestas y playas se llenan pronto. Tras un a?o de abstinencia por culpa de la pandemia, el primero en m¨¢s de un siglo sin desfile en el Samb¨®dromo ni fiestones multitudinarios en la calles, el ansia es infinita. Porque para muchos brasile?os la vida es una cuenta atr¨¢s hasta el pr¨®ximo Carnaval. El regreso del evento m¨¢s esperado del a?o fue uno de los alicientes para vacunarse y hacer o¨ªdos sordos al discurso antiinyecciones del presidente Jair Bolsonaro.
Son los d¨ªas en los que en Brasil es norma olvidarse de las miserias cotidianas, acentuadas por el maldito coronavirus, y entregarse al disfrute, al desenfreno en todas sus acepciones. Supone tambi¨¦n un fenomenal negocio, fuente de cientos de miles de empleos. Las expectativas individuales y colectivas estaban por las nubes cuando !zas! apareci¨® la variante ¨®micron y arruin¨® los planes m¨¢s inminentes. Ante los confinamientos en Europa y las alertas de la OMS, los ayuntamientos brasile?os est¨¢n anulando en cadena los eventos multitudinarios para recibir 2022.
Y el Carnaval corre serio peligro. Eso ya son palabras mayores por el dineral que mueve y porque la afici¨®n por el culto al rey Momo y a la samba hermana a los brasile?os pobres y ricos, de capital o del interior. S¨®lo los m¨¢s ultras entre los evang¨¦licos dan la espalda a la fiesta m¨¢s brasile?a de todas, sea para divertirse o para trabajar.
En S?o Paulo, Salvador de Bah¨ªa, Recife¡ la nochevieja ser¨¢ en petit comit¨¦. R¨ªo de Janeiro es la ¨²ltima de las grandes capitales que este mismo s¨¢bado se les ha unido. Tambi¨¦n ha cancelado la fiesta de fin de a?o. ¡°Respetamos la ciencia¡±, ha declarado su alcalde, Eduardo Paes, tras explicar que el comit¨¦ cient¨ªfico municipal bendec¨ªa el evento, pero el comit¨¦ estatal no. ¡°Por tanto, no se puede. Vamos a cancelar la celebraci¨®n oficial de Nochevieja en R¨ªo¡±. Paes es un pol¨ªtico de los que vive el Carnaval, un aficionado al samba elegido hace un a?o en sustituci¨®n de un evang¨¦lico.
Por segundo a?o consecutivo, el d¨ªa 31 no habr¨¢ cientos de miles de personas en Copacabana y las playas vecinas vestidas de blanco. La tradici¨®n manda tambi¨¦n saltar siete olas para asegurarse amor, prosperidad y un buen a?o.
No obstante, los ensayos y el resto de preparativos para Carnaval mantienen el ritmo. Adem¨¢s de estar en el ADN carioca, los festejos y los miles de visitantes que atraen suponen una fuente crucial de ingresos para las arcas p¨²blicas y los bolsillos privados.
El alcalde de R¨ªo no descarta suspender la otra gran fiesta de la ciudad escuchando las recomendaciones de los expertos, como explic¨® el martes pasado en un acto p¨²blico. ¡°No voy a crear p¨¢nico en la poblaci¨®n. Si tenemos que adoptar restricciones, no ser¨¢ solo en Carnaval. Si hay que cancelar, cancelaremos. Planifiquemos hasta el ¨²ltimo momento. Todav¨ªa queda mucho para el Carnaval¡±.
Pero mientras decide, las mil actividades vinculadas al fin de a?o y al Carnaval (modistas, zapateros, compositores, core¨®grafos, instrumentistas¡) siguen en marcha, dando trabajos mal que bien a miles de personas. Supone un alivio ante el aumento de la pobreza que acompa?a a la pandemia. Lo que s¨ª ha hecho el alcalde es reforzar la exigencia de vacuna para entrar en bares, restaurantes y salones de belleza. Ya se exig¨ªa en gimnasios y estadios.
R¨ªo conf¨ªa tambi¨¦n en el retorno de los turistas extranjeros. Y ning¨²n reclamo mejor que la cantante carioca Anitta, una especie de chica de Ipanema 2.0. Alguien pag¨® esta semana 110.000 d¨®lares en una puja ben¨¦fica celebrada en Miami por vivir el Carnaval junto a la int¨¦rprete de Girl in Rio. La misma que en v¨ªsperas de la detecci¨®n del primer caso de covid en Brasil, el mi¨¦rcoles de ceniza de 2020, reuni¨® a cientos de miles de personas en el centro de la ciudad.
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S?o Paulo estaba a solo unos d¨ªas de levantar la exigencia de mascarilla en lugares p¨²blicos en vista de las altas tasas de vacunaci¨®n y el descenso de hospitalizados, pero se ha echado atr¨¢s por ¨®micron. La ciudad m¨¢s poblada y rica de Am¨¦rica no despedir¨¢ el a?o en la avenida Paulista aunque hace solo dos semanas acogi¨® el gran premio de F¨®rmula 1.
A Bibiana Gobo Silva, de 40 a?os, le parece bien la cautela de las autoridades paulistas. ¡°Aunque hasta hace unos d¨ªas ten¨ªamos la expectativa de celebrar la Nochevieja y el Carnaval con amigos en grandes aglomeraciones, ahora tengo bastante recelo porque no estoy segura de que, con el covid, sea seguro¡±, dice esta fisioterapeuta que est¨¢ completamente inmunizada como el 63% de los brasile?os. ¡°Es una decepci¨®n, s¨ª, pero prefiero cuidarme¡±, a?ade. S¨ª ha notado es que se le acumulan los pacientes y que llegan con m¨¢s dolores por el estr¨¦s. Se ve que est¨¢n forzando el cuerpo para lograr alcanzar las metas que se impusieron al comienzo de 2021.
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