Keechant Sewell, una comisaria en jefe para la Gran Manzana
Ser¨¢ la primera mujer al frente del departamento de polic¨ªa de la ciudad de Nueva York, con 35.000 agentes y el mayor del pa¨ªs
Keechant Sewell, la nueva jefa del departamento de polic¨ªa de Nueva York, cerr¨® esta semana un c¨ªrculo al regresar a Queens, el distrito de la ciudad donde naci¨®. En un centro comunitario ubicado en Queensbridge Houses, el project (complejo de viviendas sociales) que la vio crecer, el alcalde electo Eric Adams anunci¨® el nombramiento de la polic¨ªa, de 49 a?os, al frente del mayor departamento del pa¨ªs (35.000 agentes, adem¨¢s del personal auxiliar y administrativo), en la ciudad m¨¢s poblada de EE UU, casi nueve millones de personas.
Sewell, hasta ahora jefa de detectives en el condado de Nassau, en el Estado de Nueva York, ser¨¢ la primera mujer que capitanee un departamento bien conocido por Adams, que lo integr¨® durante 22 a?os primero como agente y m¨¢s tarde como capit¨¢n. Pero adem¨¢s asume sus riendas en un momento especialmente sensible, por el incremento de la violencia armada en sus calles -con un repunte especialmente notorio desde la pandemia- y cuando la actuaci¨®n policial para con las minor¨ªas se escruta con lupa.
Adams explic¨® en la presentaci¨®n, el mi¨¦rcoles, que lo que le convenci¨® de Sewell durante un proceso de selecci¨®n que dur¨® un mes y al que concurrieron varias candidatas, fue la ¡°inteligencia emocional¡± con que resolvi¨® un ejercicio simulado: comparecer ante los medios de comunicaci¨®n para informar de la muerte de un afroamericano a manos de la polic¨ªa. Demasiados ejemplos, a lo largo de los a?os, hacen que la eventualidad en que se bas¨® la prueba resulte una probabilidad estad¨ªstica; tambi¨¦n, en los ¨²ltimos meses, un caso especialmente medi¨¢tico. ¡°Quer¨ªamos ver si se conmov¨ªa¡±, dijo Adams a los periodistas; ¡°c¨®mo lidiaba con el hecho de verse de repente bajo todos los focos de Nueva York¡ Exuda inteligencia emocional, serenidad y seguridad¡±. Sewell super¨® la prueba con nota, obviando el relato administrativo de los supuestos hechos y subrayando la p¨¦rdida de una vida.
Ciertamente, una ciudad que exaspera todas las realidades ¡ªlos precios, las dimensiones, las distancias, una desigualdad obscena¡ª no se lo va a poner f¨¢cil. Cualquier comisar¨ªa de barrio cuenta con m¨¢s personal que el equipo de 350 personas que comandaba en Nassau. ¡°[Sewell] afronta el aplauso, pero tambi¨¦n el escepticismo¡±, advert¨ªa en titulares el portal informativo neoyorquino Gothamist, sobre su falta de experiencia en la gesti¨®n de un mastodonte como la Polic¨ªa de Nueva York despu¨¦s de haber desarrollado sus 25 a?os de carrera en Nassau.
Sewell se define en funci¨®n de su trabajo: no tiene una proyecci¨®n personal despojada del uniforme, ni se conoce un solo dato de su existencia que no est¨¦ ligado a su carrera de polic¨ªa. Si acaso, tras escuchar al alcalde electo recordar su conexi¨®n con Queensbridge Houses, se permiti¨® emocionarse un poco. ¡°En esta ciudad, en este momento, he cerrado un c¨ªrculo. Queensbridge Houses es parte de mi historia¡±, dijo. ¡°A todas las ni?as peque?as a las que les llegue el sonido de mi voz [les digo]: no hay nada que no pod¨¢is hacer, nadie en quien no pod¨¢is convertiros¡±, apostill¨®, con un discurso muy parecido al de la vicepresidenta Kamala Harris en la proclamaci¨®n de la victoria electoral, en 2020. Un mensaje de pioneras pertenecientes a minor¨ªas raciales en un mundo de hombres.
Sewell siempre ha sabido desenvolverse en circunstancias adversas. Capitanear un departamento, el de Nassau, mayoritariamente blanco. Destacar en su promoci¨®n en la academia del FBI. Forjarse como negociadora en casos de toma de rehenes. O hacerse cargo entre 2017 y 2020 de la unidad m¨¢s antip¨¢tica de cualquier cuerpo de seguridad, Asuntos Internos; siempre bajo sospecha, por exceso o por defecto, de propios y ajenos. Sewell tambi¨¦n ha sido agente de patrulla e inspectora de narc¨®ticos.
La seguridad, o m¨¢s bien la inseguridad, fue uno de los principales reclamos de campa?a de Adams, que tomar¨¢ posesi¨®n, igual que Sewell, el 1 de enero. La confianza de la poblaci¨®n en general, y de las minor¨ªas en particular, en el departamento, bajo sospecha de albergar a agentes racistas, violentos o corruptos, no contribuye a facilitar su llegada. Tampoco la proyectada reforma desde dentro que Adams quiere acometer, con la reintroducci¨®n de agentes de paisano para combatir delitos menores o interceptar armas en circulaci¨®n -una verdadera epidemia en la ciudad-, o enraizando a las unidades en la vida de los barrios para reforzar la colaboraci¨®n ciudadana. Los m¨¢s cr¨ªticos con la unidad de Asuntos Internos, esa especie de tribunal del diablo que tanto juego da en las pel¨ªculas, y tanto desgarra en la vida real, ven con prevenci¨®n la experiencia al respecto de Sewell, por tratarse del negociado m¨¢s resistente a los intentos de transparencia que defienden los partidarios de una reforma policial m¨¢s radical que la propuesta por Adams.
A Sewell le espera adem¨¢s un departamento racialmente diverso a pie de calle, pero a¨²n monol¨ªtico en los rangos superiores, y ante el que aterrizar¨¢, adem¨¢s, como una outsider. Tendr¨¢ que mudarse desde su actual residencia, en el norte del Estado de Nueva York, a la Gran Manzana, cada vez m¨¢s convulsa por el virus, la inflaci¨®n y la inseguridad que asalta a la vuelta de la esquina. Pero ella no se arredra ante el desaf¨ªo. ¡°Aporto una perspectiva diferente para asegurarme de que el departamento se parezca a la ciudad a la que sirve¡±, dijo el mi¨¦rcoles en su presentaci¨®n. ¡°A los que no creen en m¨ª, que vengan y hablen conmigo en un a?o¡±.
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