?Tesoro mesoamericano o falsificaci¨®n? Los enigmas del penacho de Cuauht¨¦moc
Expertos franceses y mexicanos investigan la pieza, que est¨¢ en Par¨ªs, para determinar su origen y funci¨®n, aunque ya tienen algunas pistas: no es un tocado y nada apunta a que haya pertenecido al ¨²ltimo emperador mexica
Un marchante franc¨¦s de dudosa reputaci¨®n guardaba en su colecci¨®n una pieza circular excepcional, hecha de plumas y m¨¢s de 200 peque?os bastones. Eug¨¨ne Boban, que en el siglo XIX se promocionaba como el anticuario de Maximiliano de Habsburgo, dec¨ªa que se trataba de un tocado mesoamericano que perteneci¨® al emperador mexica Cuauht¨¦moc. La pieza se vendi¨®, pas¨® de mano en mano y el nombre se perpetu¨®. El llamado penacho de Cuauht¨¦moc se encuentra hoy en el Museo del Quai Branly, en Par¨ªs, pero expertos franceses y mexicanos lo estudian para determinar su origen, su antig¨¹edad y su funci¨®n. Despu¨¦s de tres a?os, tienen algunas pistas: no es un tocado y es posible que no perteneciera al ¨²ltimo tlatoani.
El artefacto es una pieza que extendida mide 28 cent¨ªmetros de di¨¢metro y que pesa 80 gramos. En el centro, tiene un c¨ªrculo de 8,5 cent¨ªmetros tejido conc¨¦ntricamente, recubierto por un textil y reforzado con cuatro varillas. De ¨¦l cuelgan 211 peque?os bastones rematados con flores hechas de plumas. ¡°?No hay manera de usarlo en la cabeza!¡±, explica Mar¨ªa Olvido Moreno, doctora en Historia del Arte y parte del grupo interdisciplinario de expertos en restauraci¨®n, historiograf¨ªa, f¨ªsica, qu¨ªmica, bot¨¢nica y ornitolog¨ªa que empezaron a estudiar el artefacto en 2018. La ¡°ingenier¨ªa y din¨¢mica muy especiales¡± del objeto indican que no se trata de un penacho. ¡°No es est¨¢tico¡±, se?ala Moreno.
Los expertos a¨²n no han determinado qu¨¦ tipo de artefacto es o si, incluso, es una parte de alg¨²n otro objeto. Laura Filloy, doctora en Arqueolog¨ªa, y parte del equipo de expertos que analiza la pieza, se pregunta: ¡°?Se mov¨ªa para un lado, para el otro, ten¨ªa dos lados, o solamente uno?¡±. La restauradora del Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia (INAH) propone imaginar la pieza en su contexto de uso, donde ¡°el movimiento y lucimiento de las plumas era parte fundamental¡±. Aunque las plumas del artefacto que ahora se conserva en los dep¨®sitos del Museo del Quai Branly han perdido en parte sus colores ¨Crosas, rojos, amarillos, naranjas, violetas, azules o verdes¨C y algunas han desaparecido, la especialista supone que ¡°debieron lucir espectaculares¡±.
Fabienne de Pierrebourg, responsable de las colecciones de Am¨¦rica del museo parisino, explica que el estado de la pieza es "muy fr¨¢gil". Por eso, y debido a que "siempre" exisitieron dudas sobre su origen, nunca se exhibi¨® en las salas del Museo del Quai Branly. Ning¨²n pa¨ªs, hasta ahora, ha reclamado su restituci¨®n. Lo que los expertos saben es que el artefacto lleg¨® a Par¨ªs de manos de Bob¨¢n, un marchante que vivi¨® en M¨¦xico en el siglo XIX y comerciaba con todo tipo de ¡°curiosidades americanas¡± que no correspond¨ªan con los par¨¢metros de originalidad y antig¨¹edad que ¨¦l proclamaba. As¨ª lo relatan Moreno, Filloy, De Pierrebourg y Leonardo L¨®pez Lujan, director del Proyecto Templo Mayor, en un art¨ªculo de Arqueolog¨ªa Mexicana publicado el abril.
El franc¨¦s aseguraba que el objeto hab¨ªa sido obsequiado a Maximiliano de Habsburgo por su hermano, el emperador de Austria. Cuando en 1868 cay¨® el imperio de Maximiliano en M¨¦xico, afirmaba Bob¨¢n, ¨¦l tuvo la fortuna de comprar la pieza. Los autores del art¨ªculo escriben que lo incre¨ªble del relato es que la pieza no figura en los inventarios de las colecciones mesoamericanas de Ambras y Viena. La sospecha es que Bob¨¢n invent¨® esa historia y bautiz¨® el objeto con el nombre del ¨²ltimo tlatoani para venderlo m¨¢s caro. Y as¨ª qued¨® registrado en el Museo de Etnograf¨ªa de Trocadero, en Par¨ªs, desde 1878. ¡°Quiso darle un halo de autenticidad, de pertenencia a un gran gobernante¡±, se?ala Moreno.
En ese sentido, aclara Moreno, es posible hablar de una falsificaci¨®n: ¡°A ¨¦l no le constaba que fuera un penacho y mucho menos que hubiera pertenecido a alg¨²n tlatoani¡±. Sin embargo, s¨ª es posible afirmar que la pieza es un aut¨¦ntico objeto de plumaria antigua de Am¨¦rica que podr¨ªa tener 500 a?os. Las plumas, seg¨²n observ¨® uno de los expertos del equipo, parecen proceder de especies de aves end¨¦micas del continente, como loros, patos o guacamayas. El objeto podr¨ªa ser un tesoro mesoamericano, pero tambi¨¦n uno amaz¨®nico o andino. ¡°En esos t¨¦rminos es una pieza excepcional¡±, zanja Filloy.
Las piezas de arte plumario andinas o amaz¨®nicas son abundantes, explica la arque¨®loga. Pero las mesoamericanas son pocas: solo se conservan cinco discos y el conocido como penacho de Moctezuma, un tocado que sali¨® del territorio mexica hace 500 a?os y que se conserva en Viena, como otros miles de antiguas piezas dispersas en el extranjero que salieron del continente a trav¨¦s del expolio arqueol¨®gico o en las manos de alg¨²n coleccionista privado. ¡°Quiz¨¢s podr¨ªamos estar, como en el caso del penacho de Moctezuma, ante una pieza sobreviviente ¨²nica. Pero eso todav¨ªa lo tenemos que confirmar¡±.
Las claves para descifrar el origen del artefacto
Actualmente, diferentes muestras de cordeles, textiles, papeles y otras fibras se encuentran en laboratorios de Europa y M¨¦xico para su caracterizaci¨®n, aunque los resultados se han retrasado debido a la pandemia. Cuando las expertas terminen de definir el cat¨¢logo de t¨¦cnicas plumarias y hayan identificado las materias primas, podr¨¢n comparar la informaci¨®n con los cat¨¢logos de t¨¦cnicas plumarias que ya existen en Per¨², el Amazonas y M¨¦xico. ¡°Y entonces podremos decir que t¨¦cnicamente es semejante, muy similar o diferente del corpus de objetos plumarios conocidos¡±, aclara Moreno.
Las flores confeccionadas con plumas son otra clave para conocer m¨¢s sobre su origen. Saber qu¨¦ especies de flores est¨¢n representadas con las plumas y su significado podr¨ªa darles m¨¢s pistas. ¡°Quiz¨¢s sean representaciones de flores que no exist¨ªan en Mesoam¨¦rica y eso nos lleve a Sudam¨¦rica¡±, indica Moreno. Otra clave est¨¢ en descubrir qu¨¦ pegamentos se usaron para adherir las plumas. Pero no es sencillo, aclaran las especialistas, porque la pieza, por ejemplo, pudo haber estado expuesta a una fumigaci¨®n y entonces podr¨ªa tener residuos de sustancias t¨®xicas que no permiten identificar materiales org¨¢nicos. ¡°A¨²n nos podemos encontrar con ciertos obst¨¢culos¡±, explica la restauradora.
Los enigmas que rodean a esta pieza persisten. ¡°Si llega a ser mesoamericana ser¨ªa algo extraordinario, porque enriquecer¨ªa el conocimiento de las culturas antiguas de nuestro pa¨ªs¡±, apunta Moreno. ?Ser¨ªa decepcionante que no lo fuera? ¡°No, estas piezas nunca decepcionan¡±, defiende la historiadora del arte, y completa: ¡°No importa si es andina, amaz¨®nica o mesoamericana. Tal es su complejidad, su belleza y sus caracter¨ªsticas din¨¢micas que todos los resultados de la investigaci¨®n van a ser un aporte al conocimiento universal¡±.
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