El Tribunal de Justicia de la ONU se planta por primera vez ante el discurso del odio
Un litigio entre Armenia y Azerbaiy¨¢n lleva a los jueces internacionales a pronunciarse sobre unas agresiones verbales que amenazan la estabilidad y la paz
El Tribunal Internacional de Justicia de la ONU (TIJ), con sede en La Haya, ha elevado su voz ante el fen¨®meno del discurso del odio despu¨¦s de que Armenia y Azerbaiy¨¢n, pa¨ªses vecinos y enfrentados en la regi¨®n de Nagorno Karabaj, solicitaran la adopci¨®n de medidas de emergencia por presuntas violaciones del otro bando del tratado de la ONU que proh¨ªbe la discriminaci¨®n racial. La ¨²ltima escalada b¨¦lica entre los dos pa¨ªses, a finales del pasado a?o, cost¨® la vida a m¨¢s de 5.000 personas. El cese de hostilidades firmado entre las partes incluy¨® el despliegue de 2.000 soldados rusos como fuerzas de paz en el enclave.
Los insultos entre armenios y azerbaiyanos se han convertido en un componente primordial de las demandas presentadas ante la justicia internacional. T¨¦rminos como ¡°b¨¢rbaros¡±, ¡°animales¡± o ¡°fascistas¡±, aparecen en los alegatos de ambos pa¨ªses. Los jueces de la m¨¢xima instancia judicial de Naciones Unidas han ordenado a ambas partes, en una orden provisional del pasado d¨ªa 7, sin parang¨®n en la historia del tribunal, que prevengan el odio racial mientras revisan el caso.<CW9>
Los discursos del odio, que afloran tanto en sociedades democr¨¢ticas como en reg¨ªmenes autoritarios, amenazan los derechos humanos al fomentar la discriminaci¨®n y el racismo y tensan el ejercicio leg¨ªtimo de la libertad de expresi¨®n. Aireados en arengas pol¨ªticas o en las redes sociales, generan un ambiente de intolerancia que puede incitar a la violencia. Aunque el tribunal no tiene capacidad para forzar el cumplimiento de estas medidas cautelares, son vinculantes para los litigantes. De ah¨ª su solidez, pero tambi¨¦n sus limitaciones. En este caso, los jueces no han distinguido entre los improperios de armenios o de azerbaiyanos, sino que exigen ¡ªpor unanimidad¡ª la aplicaci¨®n de disposiciones para que cese la incitaci¨®n y promoci¨®n al odio racial.
¡°Es la primera vez que el tribunal dicta medidas cautelares tan claras en esta materia. No se trata solo de que este discurso sea il¨ªcito. Es que tambi¨¦n crea el clima necesario para que se cometan otros abusos o violaciones. A las partes les resultar¨¢ dif¨ªcil cumplir con todo lo ordenado hasta sus ¨²ltimas consecuencias, pero es de esperar que se rebaje el tono del discurso p¨²blico¡±, dice, en conversaci¨®n telef¨®nica, Asier Garrido Mu?oz, profesor de Derecho Internacional P¨²blico en la Universidad de La Haya para las Ciencias Aplicadas.
Entre los ejemplos invocados en este caso destacan las palabras del presidente de Azerbaiy¨¢n, Ilham Al¨ªyev, para referirse a los armenios. Les ha llamado ¡°bandidos¡±, ¡°v¨¢ndalos¡±, ¡°fascistas¡±, ¡°b¨¢rbaros¡±, ¡°infieles con ropa negra¡±, ¡°enemigos¡± y ¡°de naturaleza cobarde¡±, as¨ª como ¡°animales¡±. Por su parte, la agencia estatal armenia de noticias, ArmenPress, escribe que los azerbaiyanos ¡°son tan b¨¢rbaros como los turcos¡±. ¡°No son dignos de estar en la Tierra¡± es otra de las expresiones que han manejado los jueces. Para Garrido Mu?oz, resulta desconcertante ¡°el cruce de acusaciones basadas en una similar intenci¨®n denigrante¡±. ¡°Hay diferencias en sus argumentos, pero en esencia observamos la misma deshumanizaci¨®n del vecino, al que consideran una amenaza¡±, reflexiona el experto. En el litigio se ha invocado la Convenci¨®n sobre la Eliminaci¨®n de la Discriminaci¨®n Racial, de la que son parte Armenia y Azerbaiy¨¢n.
Tras la implosi¨®n de la URSS en 1991, armenios y azerbaiyanos se enfrentaron en Nagorno Karabaj. El territorio ¡ªy unas zonas colindantes¡ª qued¨® en manos armenias. El cierre en falso del conflicto origin¨® a lo largo de los a?os una serie de incumplimientos del fr¨¢gil alto el fuego. En 2016 estall¨® la que se conoce como Guerra de los cuatro d¨ªas, que caus¨® unos 200 muertos, y en el enfrentamiento del a?o pasado la militarmente superior Bak¨² recuper¨® la mayor¨ªa de Nagorno Karabaj, tras un acuerdo mediado por Mosc¨².
El discurso del odio precede al deterioro institucional, al nazismo o al antisemitismo, con episodios tan famosos como el caso Dreyfus en la Francia de finales del siglo XIX. Alfred Dreyfus era un capit¨¢n de origen jud¨ªo alsaciano acusado falsamente de entregar documentos secretos a los alemanes. La denuncia del esc¨¢ndalo por parte del escritor ?mile Zola, en su famoso alegato Yo acuso, provoc¨® una crisis pol¨ªtica y social.
Lo m¨¢s cercano a una prohibici¨®n general de este fen¨®meno en el derecho internacional es el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Pol¨ªticos (1966) de la ONU, contin¨²a Garrido Mu?oz. ¡°El TIJ dirime litigios entre Estados, y en el derecho internacional actual los Estados no pueden ser criminales, de lo contrario habr¨ªa que enjuiciarlos como tales. De modo que lo que se est¨¢ depurando ante esta corte es la responsabilidad del Estado, no as¨ª de sus dirigentes, por violaciones de obligaciones de inter¨¦s para la comunidad internacional¡±, asegura el profesor.
Odio contra los rohiny¨¢s en Myanmar
Un ejemplo es la demanda de Gambia contra Myanmar, tambi¨¦n ante el TIJ, en la que un Estado africano se?ala a uno asi¨¢tico por genocidio de la minor¨ªa rohiny¨¢ sin que hubiera una sola v¨ªctima de su nacionalidad.
El caso de Myanmar es un ejemplo del poderoso papel que juegan las redes sociales en la incitaci¨®n al odio racial. Giulia Pinzauti, experta en Derecho Internacional penal en la universidad holandesa de Leiden, explica por tel¨¦fono que ¡°Myanmar era una sociedad pr¨¢cticamente cerrada hasta 2013, y all¨ª las redes sociales son sin¨®nimo de Facebook. El uso de falsos perfiles y la propagaci¨®n del odio por parte de grupos en teor¨ªa privados ¡ªaunque con miles de usuarios reales¡ª ha sido determinante para lanzarse contra los rohiny¨¢ con intenci¨®n genocida¡±.
Facebook proh¨ªbe el lenguaje del odio seg¨²n sus documentos normativos, pero hasta 2020 su sistema de algoritmos no distingu¨ªa entre los grupos que pod¨ªan ser objeto del mismo y los que no. En el caso de Myanmar, acab¨® borrando los mensajes en litigio. ¡°Est¨¢ bien, porque se limitan los da?os y estas plataformas deben ser responsables. Sin embargo, ello puede conllevar la p¨¦rdida de pruebas materiales para una investigaci¨®n en marcha, o bien en procedimientos en curso, como el del TIJ. En el tribunal, estos mensajes pueden servir como evidencia para demostrar la intenci¨®n de sus autores. Es preciso encontrar el equilibrio legal para preservarlos¡±, sigue Pinzauti.
En septiembre pasado, el juez estadounidense Zia M. Faruqui emiti¨® una orden para que Facebook permitiera el acceso de los investigadores a los mensajes borrados para su uso por parte del TIJ. En su escrito, el juez argumenta que ¡°las cuentas falsas creadas por representantes p¨²blicos en Myanmar con la intenci¨®n de propagar el odio con fines pol¨ªticos ten¨ªan la clara intenci¨®n de llegar al p¨²blico: tuvieron cerca de 12 millones de seguidores¡±. A su vez, un grupo de refugiados rohiny¨¢ en el Reino Unido y Estados Unidos han demandado a Facebook ¡°por no vigilar sus contenidos y porque el dise?o de la plataforma contribuy¨® a la violencia contra esta minor¨ªa¡±.
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