El ¡®cortocircuito Draghi¡¯ en la pol¨ªtica italiana
La posibilidad de que el primer ministro se convierta en jefe de Estado crea una situaci¨®n de incertidumbre y bloqueo ins¨®lita
El problema y la soluci¨®n ante los retos de los pr¨®ximos tiempos en Italia llevan el mismo nombre: Mario Draghi. El actual presidente del Consejo de Ministros no ver¨ªa mal ser presidente de la Rep¨²blica. O al menos no lo ha desmentido, como s¨ª hizo hace siete a?os cuando son¨® su nombre. ¡°Soy un abuelo al servicio de la Rep¨²blica¡±, desliz¨® cuando fue preguntado al respecto hace unas semanas. Es un nombre de prestigio, genera una importante unanimidad y re¨²ne todas las cualidades para serlo. Es la soluci¨®n a los pr¨®ximos siete a?os en el palacio del Quirinal, cuyo presidente se elige a partir del d¨ªa 24 de enero. El problema es que su nombramiento ¡ªser¨ªa la primera vez que un primer ministro pasa directamente a la presidencia de la Rep¨²blica¡ª dejar¨ªa vacante un puesto para el que nadie es capaz de encontrar un sustituto y podr¨ªa provocar cortocircuito que terminase con elecciones anticipadas y el regreso a las cl¨¢sicas turbulencias italianas. Cada vez son m¨¢s las voces que piden que se quede donde est¨¢: dentro y fuera de Italia.
La legislatura no ha terminado (falta un a?o y medio) y quedan todav¨ªa reformas pendientes por ejecutar. Tambi¨¦n el comienzo del despliegue del Plan de Recuperaci¨®n con fondos europeos ¡ªdesde Bruselas se observa con much¨ªsima atenci¨®n lo que pueda hacer Italia con los m¨¢s de 200.000 millones de euros asignados¡ª y la nueva fase de la batalla contra la covid-19. El propio Draghi, que ha dado estabilidad y credibilidad internacional al pa¨ªs en este a?o, expuso algunos de esos retos en la rueda de prensa del pasado lunes. Pero nadie sabe si en dos semanas seguir¨¢ siendo el primer ministro de Italia, si caer¨¢ el Gobierno o si todo continuar¨¢ exactamente como est¨¢ (eso pasar¨ªa porque el actual jefe de Estado, Sergio Mattarella, aceptase a los 80 a?os prolongar su mandato, como piden cada vez m¨¢s voces).
La incertidumbre, por primera vez en un a?o, es total. Llegan peque?as se?ales desde el exterior y la prima de riesgo ha subido 30 puntos desde octubre. El expresidente del BCE, un maestro detectando el humor cambiante de los mercados, alega que la legislatura seguir¨¢ adelante est¨¦ o no ¨¦l al frente del Ejecutivo. Pero parece complicado. M¨¢s todav¨ªa si se atiende a la necesidad de algunos socios de este Gobierno, como Matteo Salvini, de marcar un perfil propio desmarc¨¢ndose de la l¨ªnea unitaria de los ¨²ltimos meses. Especialmente si Draghi, a quien se acudi¨® hace un a?o por su enorme prestigio e imparcialidad, ya no es el aglutinador de esa mayor¨ªa.
Los parlamentarios cada vez est¨¢n m¨¢s convencidos de que la soluci¨®n para evitar el caos ¡ªo la ca¨ªda del Ejecutivo¡ª pasa por convencer a Mattarella de alargar su mandato. ¡°El problema fundamental es que Draghi no podr¨¢ encontrar un sustituto para terminar la legislatura tranquilamente. Si elige a un t¨¦cnico como el ministro de Econom¨ªa [Daniele Franco] parecer¨¢ que quiere manejarle desde el Quirinal. Y un pol¨ªtico ser¨¢ dif¨ªcil de aceptar por el resto de partidos. As¨ª que votarle significar¨ªa ir a elecciones. Y los parlamentarios, cuya mayor¨ªa no repetir¨ªa tras esta legislatura, no est¨¢n dispuestos a suicidarse alegremente¡±, apunta un veterano y experto diputado del Partido Democr¨¢tico.
Mattarella ya ha dicho p¨²blicamente que no quiere repetir. Pero en su entorno se apunta desde hace meses que si la situaci¨®n fuera extrema y pusiera en peligro la buena marcha del pa¨ªs, podr¨ªa meditar alargar alg¨²n tiempo su mandato como un servicio a la Rep¨²blica.
El ¨²ltimo en exigir que el actual primer ministro permanezca en su puesto ha sido Silvio Berlusconi, que amenaza ahora en convertirse en un agente del caos si no se cumplen sus deseos. Il Cavaliere se ha empe?ado en ser presidente de la Rep¨²blica y absolutamente nadie en su entorno se atreve a decirle que quiz¨¢ no sea buena idea. Tiene 85 a?os, ha pasado por varios procesos judiciales (algunos todav¨ªa en marcha) y pesa sobre su biograf¨ªa una condena en firme y una inhabilitaci¨®n por fraude fiscal. Al principio la mayor¨ªa lo tom¨® como una hip¨®tesis extravagante que devolv¨ªa el sabor de finales del siglo XX a la pol¨ªtica actual. Ahora, sin embargo, se ha convertido en un problema monumental para la coalici¨®n de derecha (Liga, Forza Italia y Hermanos de Italia), que corre el riesgo de desintegrarse mientras Il Cavaliere intenta a toda costa lograr los apoyos.
Berlusconi ha activado su maquinaria y el martes se instal¨® en Roma para hacer campa?a ¡ªes el primero en la historia de la Rep¨²blica que lo hace de forma tan descarada¡ª y seducir a posibles parlamentarios indecisos de otros partidos. M¨¢s all¨¢ de su nombre, la derecha no tiene ahora mismo a otro candidato claro. ?l no lo permite. Pero ninguno de sus socios le quiere, incluidos muchos miembros de Forza Italia. El problema es que el tres veces primer ministro ha comenzado ya con las amenazas. Si no le proponen, romper¨¢ la coalici¨®n, aseguran en su entorno. Y si Draghi fuese finalmente el elegido, lanz¨® ¨¦l mismo el lunes por la tarde, provocar¨¢ un tsunami en el Ejecutivo de unidad sacando a los tres ministros de su partido y creando una situaci¨®n de dif¨ªcil equilibrio que conducir¨ªa a unas elecciones anticipadas.
En las filas de la Liga y Hermanos de Italia empiezan a perder la paciencia con el asunto. ¡°Es un problema enorme para el centroderecha¡±, se?ala uno de los pesos pesados de la coalici¨®n. ¡°?l est¨¢ obstinado y quiere hacerlo a toda costa, pero es una idea absurda. Ahora nos chantajea con que si no se le apoya, hace saltar la coalici¨®n. Y el lunes se atrevi¨® a extorsionar a Draghi tambi¨¦n¡±, insiste este parlamentario. ¡°Ha generado un bloqueo tremendo. Y si fuera presidente ser¨ªa un problema, tambi¨¦n para el centroderecha y para el pa¨ªs. Imagine la prima de riesgo¡ Pero por desgracia tiene posibilidades. Ahora mismo hay un Parlamento lleno de gente que no repetir¨¢ en el cargo y que est¨¢ dispuesta a escuchar su propuesta¡±.
Los miembros de las dos C¨¢maras se re¨²nen en Montecitorio (la C¨¢mara de Diputados) a partir del 24 de febrero. Son 950 parlamentarios a los que se a?aden los senadores vitalicios. Todos bajo unas reglas que permiten alargar ad infinitum las votaciones diarias ¡ªno se sabe todav¨ªa si se votar¨¢ s¨¢bado y domingo tambi¨¦n¡ª para llegar a un acuerdo y en las que el qu¨®rum necesario desciende a medida que se avanza infructuosamente hacia la elecci¨®n del candidato. En las tres primeras se necesitan dos tercios: es decir, 673 sobre 1008 parlamentarios. A partir de la cuarta, sirve solo la mitad m¨¢s uno. Ah¨ª pueden llegar las sorpresas.
El entorno de Berlusconi cree que puede contar con los n¨²meros, sobre todo si logra pescar en el grupo mixto y en las filas de los descontentos del Movimiento 5 Estrellas. Y la realidad es que la situaci¨®n de bloqueo, sumado a las bajas que puede haber por covid los d¨ªas de la votaci¨®n, pueden beneficiarle.
Una votaci¨®n amenazada por la covid
El ritual para la votaci¨®n del presidente de la Rep¨²blica es una de las ceremonias institucionales m¨¢s vistosas e importantes de Italia. Los parlamentarios de las dos c¨¢maras, sumados a los representantes regionales, desfilan por la C¨¢mara de Diputados en una votaci¨®n diaria hasta que se llega al qu¨®rum necesario ¡ªdos tercios en las tres primeras rondas y mayor¨ªa absoluta en el resto¡ª.
La Constituci¨®n es estricta en los m¨¦todos y no permite tampoco aplazar la fecha una vez fijada por el presidente de la C¨¢mara de Diputados. El problema es que las cifras de contagios de la covid en Italia est¨¢n disparadas y se prev¨¦ que alrededor del 10% de los 1.008 parlamentarios convocados tengan que ausentarse en alguno de los d¨ªas durante los que se prolongue.
Los responsables de las c¨¢maras no han establecido de momento ninguna alternativa. En los medios se han propuesto soluciones como una suerte de hotel para positivos con derecho a voto o el sufragio telem¨¢tico, pero no parece que vayan a prosperar.
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