Ingrid Betancourt: ¡°Espero que los colombianos se reconcilien conmigo¡±
La pol¨ªtica que fue secuestrada por las FARC hace 20 a?os charla con EL PA?S sobre su candidatura a la presidencia de Colombia a cuatro meses de las elecciones
Ingrid Betancourt quiere lograr, a sus 60 a?os reci¨¦n cumplidos, el mismo sue?o que tuvo a los 40: ser presidenta de Colombia. Una decisi¨®n inesperada que tom¨® al calor de una precampa?a electoral a la que se asom¨® t¨ªmidamente hace apenas unos meses, despu¨¦s de 13 a?os viviendo lejos de Colombia. Para lograrlo solo tiene cuatro meses, los que faltan para la primera vuelta de las presidenciales que se celebrar¨¢n el 29 de mayo. Su discurso de luchar contra la corrupci¨®n permanece intacto dos d¨¦cadas despu¨¦s, pero ella ya no es la misma.
El secuestro a manos de las FARC en 2002, mientras hac¨ªa campa?a electoral, marc¨® para siempre su vida con la huella de un cautiverio atroz en la selva, que dur¨® m¨¢s de seis a?os. Betancourt vuelve a la pol¨ªtica y a su pa¨ªs despu¨¦s de convencer a sus hijos, que vivieron la ya de por s¨ª compleja adolescencia con la ausencia de una madre y el miedo en el cuerpo a no volver a verla. Ella ya no tiene miedo (¡°peor de lo que me pas¨® no creo que haya¡±), aunque antes de anunciar su candidatura este martes prepar¨® a conciencia un sistema de seguridad para protegerse.
La casa de campa?a del partido Verde Ox¨ªgeno donde recibe este mi¨¦rcoles a EL PA?S en Bogot¨¢ es un hervidero de gente, un caos por momentos, pero cuando Betancourt al fin se sienta recupera ese tono sereno y espiritual que abraz¨® en los ¨²ltimos a?os, en los que se refugi¨® en Francia y estudi¨® teolog¨ªa. Para proclamarse candidata a¨²n debe ganar el pr¨®ximo marzo la consulta de la coalici¨®n del centro, en la que es la ¨²nica mujer. Est¨¢ convencida de sus opciones y no quiere ni o¨ªr hablar de la posibilidad de perder e ir de f¨®rmula presidencial del que resulte vencedor. ¡°Son esquemas patriarcales. Yo quiero estar al lado de ellos, no detr¨¢s de ellos¡±.
Pregunta. Hace dos meses no pensaba en una candidatura. ?Qu¨¦ le hizo cambiar de idea?
Respuesta. Mucha gente me solicitaba, ya no pod¨ªa ignorar lo que me estaban pidiendo, pero ten¨ªa problemas personales que solucionar primero. Empez¨® a debatirse en la coalici¨®n sobre la necesidad de que una mujer estuviera presente, pero yo no quer¨ªa tomar una decisi¨®n que fuera en contra de la voluntad de mis hijos. Son decisiones de vida que si uno no las hace con la familia, no puede.
P. ?Qu¨¦ le dijeron sus hijos?
R. No quer¨ªan que viniera. El costo que ellos hab¨ªan pagado por yo servirle a Colombia era algo que no quer¨ªan volver a pagar. Sent¨ªan que hab¨ªa un riesgo de seguridad. Ese riesgo por el momento est¨¢ controlado. La reflexi¨®n de la familia fue el de asumir este reto con un compromiso muy serio de velar por la seguridad.
P. ?Tiene miedo?
R. Ya no. Peor de lo que me pas¨® no creo que haya. S¨ª hay obviamente riesgos, pero creo que son manejables.
P. ?Ha sufrido amenazas?
R. Recientes no.
P. ?Cree en la posibilidad de un magnicidio?
R. Trabajo fuertemente en contra. Colombia entr¨® en un espacio global que tambi¨¦n ayuda a que este tipo de soluciones pol¨ªticas, porque un magnicidio es pol¨ªtico, ya no tengan tanta vigencia. No soy ingenua, peligro hay, pero Colombia est¨¢ cambiando. Volvemos ahora al espacio pol¨ªtico dos movimientos de los cuales en uno sus jefes fueron asesinados [Nuevo Liberalismo] y en otro su jefe fue secuestrado [Verde Ox¨ªgeno]. La reflexi¨®n que hay que hacer es que matar y secuestrar gente no acaba las ideas, simplemente aplaza los proyectos pol¨ªticos.
P. Lleva muchos a?os viviendo fuera. ?No es eso un problema para alguien que quiere presidir el pa¨ªs?
R. Creo que es una ventaja. Colombia ha vivido descuartizada por una polarizaci¨®n donde cada l¨ªder activo ha tomado posici¨®n. No haber participado en esos a?os de guerra ideol¨®gica, de confrontaci¨®n violenta, me permite hablar con todo el mundo.
P. Colombia no siempre la ha tratado bien ?se han reconciliado?
R. Yo s¨ª, y espero que los colombianos se reconcilien conmigo. Para m¨ª fue muy importante entender que lo que viv¨ª, momentos muy violentos, de acusaciones muy fuertes, fueron producto de las posiciones pol¨ªticas que yo ten¨ªa contra el sistema de corrupci¨®n. Cuando a m¨ª me montan una pel¨ªcula diciendo que yo me hab¨ªa querido dejar secuestrar, que hab¨ªa sido imprudente, me tom¨® muchos a?os entender que en realidad lo que hab¨ªa era una voluntad pol¨ªtica de sacarme del ruedo. Cuando me liberan de la selva vuelven y me hacen la misma cosa. Otra desinformaci¨®n, otra calumnia, vuelven a montar una mentira inmensa y a Colombia en un esquema de odio contra m¨ª para lo mismo, para sacarme del ruedo.
P. ?Qu¨¦ queda de aquella Betancourt de hace 20 a?os?
R. Quedan los sue?os intactos, creo que no me lograron robar el alma. Las banderas en las cuales siempre he cre¨ªdo son las mismas que tengo hoy, aunque soy una mujer diferente. El hecho de tener 60 a?os y no 40, el hecho de haber pasado un secuestro, el hecho de haber vivido con mis hijos fuera del pa¨ªs muchos a?os me ha dado una experiencia de vida de lo que somos los colombianos, que yo creo que le sirve al pa¨ªs.
P. ?C¨®mo son los colombianos?
R. Somos un pueblo amoroso. Nos gusta estar entre nosotros, somos solidarios, nos gusta conversar, construir juntos. La guerra nos transform¨® y nos dio la idea de que para sobrevivir hab¨ªa que estar aislados, desconfiar, matarnos intelectual y verbalmente. Colombia es el mejor pa¨ªs en t¨¦rminos emocionales, nos ha hecho vivir en un infierno y ahora hay que transformarlo en un para¨ªso. Esa transici¨®n es en la que yo quiero trabajar.
P. ?Hace 20 a?os se sinti¨® atacada por ser mujer?
R. Mucho. S¨¦ que lo que a m¨ª me hicieron no se lo hubieran hecho a un hombre.
P. ?Y ahora?
R. Bueno, el machismo es algo mundial, no solo en Colombia. Pero las mujeres estamos poco a poco adue?¨¢ndonos de nuestra historia y nuestro espacio.
P. A la coalici¨®n le hac¨ªan falta mujeres y lleg¨® usted, ?se siente una cuota?
R. Me siento una llave que abre los sue?os de la coalici¨®n.
P. ?Se ve con opciones de ganar la consulta del centro?
R. Voy a hacer todo lo posible. Yo soy una guerrera, har¨¦ lo que necesite para ganar.
P. Si pierde, ?ser¨¢ f¨®rmula presidencial del vencedor?
R. No, y no quiero hablarlo. Me parecen esquemas patriarcales. Quiero estar al lado de ellos, pero no detr¨¢s de ellos. Y me gustar¨ªa que detr¨¢s de m¨ª, si yo gano, no se decida por una cuesti¨®n de g¨¦nero.
P. Es profundamente religiosa. ?Cu¨¢l es su posici¨®n frente al aborto?
R. Soy cat¨®lica y estoy en contra del aborto para m¨ª, en mi cuerpo, pero no le quiero imponer a ninguna mujer que mis creencias impliquen decisiones de vida. El Estado es secular y tiene que dar a todas las colombianas la posibilidad de administrar su cuerpo con dignidad y con libertad. El Estado tiene que dar a las mujeres la posibilidad de abortar, o de tener un hijo y poder sacarlo adelante o de entregarlo en adopci¨®n. Todas esas decisiones implican un da?o inmenso. Una mujer que tiene un hijo y no quer¨ªa tenerlo es un desgarro porque es truncar un sue?o de vida.
P. ?Qu¨¦ ser¨ªa lo primero que har¨ªa como presidenta?
R. Comprar un reloj que nos d¨¦ el capital de tiempo. Quiero un inmenso reloj digital desgranado los segundos hasta llegar a cero, de manera que yo y los colombianos seamos conscientes de que el tiempo para transformar Colombia es oro.
P. ?C¨®mo se acaba con la corrupci¨®n?
R. Con m¨¦todo. El primero es c¨®mo llegas al poder. Si uno llega al poder con maquinarias y corrupci¨®n, sigue gobernando as¨ª. Las maquinarias son la trampa. Lo que nos diferencia de los dos extremos es que ellos llegan con populismo, comprando votos y estafando la posibilidad de que Colombia tenga una verdadera democracia. Nosotros nos estamos atrincherando para dar una batalla muy dif¨ªcil contra un sistema que nos tiene secuestrados desde hace 60 a?os. La corrupci¨®n es un estado mental, lo primero por pensar que no se puede acabar, que nos sirve, que si damos un soborno o una ayuda por fuera de la legalidad nos va mejor. Hay que cambiar la mentalidad. Tambi¨¦n hacen falta medidas concretas, una persona dedicada a rastrear todo lo que sucede en todos los ministerios. Yo lo llamo zar anticorrupci¨®n. Todo el Estado colombiano est¨¢ gangrenado por la corrupci¨®n, tenemos que desmontar ese Estado y eso requiere mucho m¨¦todo, mucho trabajo en equipo y empoderar al ciudadano.
P. ?C¨®mo se siente con que las FARC en el Congreso?
R. Me parece muy importante que est¨¦n en pol¨ªtica, pero lamento que est¨¦n en la extrema pol¨ªtica, porque yo creo que ellos ten¨ªan la oportunidad de salir de esos extremos. Es triste pensar que gente que se bati¨® en el monte, que hicieron todas esas barbaridades que hicieron supuestamente para transformar Colombia, terminan ellos mismos secuestrados por el sistema de corrupci¨®n que quer¨ªan combatir.
P. ?Sigue teniendo pesadillas?
R. S¨ª, pero son de otra naturaleza. Hay cosas que de pronto me impactan y llegan filtradas como en el escenario de la selva, pero ya son otros los actores.
P. ?Est¨¢ en su mejor momento?
R. Me siento reconciliada. Durante muchos a?os pens¨¦ que nunca quer¨ªa volver a pisar el Amazonas y ahora ya tengo muchas ganas. Eso quiere decir que ya estoy al otro lado.
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