Buena Vista, el antiguo bar sovi¨¦tico alternativo reconvertido en b¨²nker solidario en Kiev
El s¨®tano de un restaurante de la capital ucrania se convierte en refugio para todo aquel que quiera estar a salvo
Ajeno a que vive en una ciudad en guerra, Svyatoslav, de seis a?os, juega con su tablet subido a un taburete y apoyado en la barra. Est¨¢ solo, rodeado de botellas de whisky, ron, grifos de cerveza¡ Un hombre asoma la cabeza de vez en cuando para asegurarse de que no hay contratiempos. Roman, de 33 a?os, es su padre y conversa en la penumbra de la estancia contigua con su mujer, Svetlana, de la misma edad. La familia lleva tres d¨ªas viviendo bajo tierra para asegurarse de que no son v¨ªctimas de los ataques que llevan a cabo contra Kiev, capital de Ucrania, y otras ciudades del pa¨ªs tropas rusas. Cuenta la madre que Svyatoslav pregunt¨® el primer d¨ªa que qu¨¦ hac¨ªan en este lugar y que para no ¡°aterrarlo¡± simplemente le dijeron que para estar m¨¢s seguros, como tratando de quitarle importancia a la repentina mudanza.
Un antiguo bar sovi¨¦tico que abr¨ªa desde 1980 los brazos en Kiev a la cultura alternativa y que durante un tiempo fue un bar de tapas espa?ol, acab¨® en 2014 manos de Max, un arquitecto de 45 a?os. El establecimiento se llama ahora Buena Vista Social Bar, un homenaje al m¨ªtico disco cubano ¨Dy despu¨¦s documental¨D Buena Vista Social Club. El local, en el centro hist¨®rico de la ciudad, tiene dos plantas, una a nivel de calle y otra en un s¨®tano. Esta de abajo es ideal para lo que los ucranios buscan como b¨²nker en el que protegerse de los ataques. Por eso, Max, que particip¨® en la revuelta del Maid¨¢n hace ocho a?os y posteriormente viaj¨® varias veces como logista voluntario a la regi¨®n del Donb¨¢s ¨Ddonde est¨¢n en guerra tropas ucranianas y separatistas prorrusos¨D, ha decidido abrir las puertas de la parte de abajo del restaurante para todo aquel que lo necesite.
La escalera por la que se desciende est¨¢ hecha en parte con maderas de cajas de vino, alguna incluso de la espa?ola Bodegas Torres. Entre los muros de ladrillo visto, se ven arrinconados los bongos y la bater¨ªa, recuerdo de los d¨ªas de m¨²sica en directo. Las camas se improvisan sobre los taburetes, los sillones y hasta las mesas. Se ven desperdigadas mantas, almohadas, maletas y bolsas.
Natalya, una youtuber de 42 a?os con un canal de historia que siguen 40.000 personas, se incorpora y se destapa para conversar con el reportero. Conoce a Max desde hace dos d¨¦cadas y por eso ha decidido instalarse en el Buena Vista. En este s¨®tano ha encontrado una nueva familia, porque las horas y la guerra acaban estrechando lazos en el refugio. ¡°Somos dos perros, un ni?o, tres adolescentes, una anciana, tres hombres y, el resto, mujeres¡±, describe.
La mujer se muestra ¡°orgullosa¡± de su pa¨ªs y su ej¨¦rcito y cree que han de ¡°resistir por la memoria de los ucranios muertos en el Maid¨¢n¡±. Natalya lleg¨® sola porque su novio es uno de los miles de civiles armados en Kiev que tratan de ayudar al Ej¨¦rcito a contener la amenaza rusa. Cuenta que no sabe mucho de ¨¦l porque prefieren no comunicarse por si el Kremlin tiene intervenidas las comunicaciones.
¡°No tengo miedo¡±, asegura Max, recordando los nueve viajes que realiz¨® por carretera al Donb¨¢s. No piensa irse de Kiev ni cerrar su negocio mientras no le obliguen, como ocurre desde la tarde de este s¨¢bado hasta el lunes por la ley marcial impuesta por las autoridades en la que impera el toque de queda.
¡°Odio a Zelenski. Soy partidario de Poroshenko¡±, afirma el propietario del restaurante para mostrar su preferencia por el que fue presidente de Ucrania entre 2014 y 2019, cuando lleg¨® al poder el c¨®mico Volod¨ªmir Zelenski, actual l¨ªder. Pero de inmediato aclara que, en la actual coyuntura, no le queda duda de que hay que estar con ¨¦l y apoyarle, pues entiende que Rusia quiere acabar con el actual Gobierno. Por si fuera poco, Max est¨¢ decidido a unirse como fuerza de defensa voluntaria. Dice que su novia, Daria, de 38 a?os tambi¨¦n quiere alistarse.
Ella, que tambi¨¦n est¨¢ por el local, cuanta que la ¨²ltima compra de comida que hicieron antes de la guerra ya se les est¨¢ acabando. Pese a todo, una decena de comensales disfrutan animados en la planta de arriba del Buena Vista este s¨¢bado. Daria explica c¨®mo han publicado incluso el anuncio del refugio solidario en redes sociales. ¡°Adem¨¢s de vecinos creemos que puede venir bien para extranjeros que est¨¢n en Kiev sin familia¡±, comenta en un buen espa?ol tras haber vivido cuatro a?os en Bolivia.
Esperando la evacuaci¨®n
¡°En la guerra nadie gana. Todos pierden. Deber¨ªan negociar¡±, opina Firat, de 25 a?os, que es uno de los miles de turcos que estudian en Ucrania. Reconoce que est¨¢ en el b¨²nker a la espera de que su Embajada le avise para evacuarlo. Pero no sabe si ya es demasiado tarde. Lamenta, sin lanzar cr¨ªticas a su pa¨ªs, que otros gobiernos fueron m¨¢s diligentes en las pasadas semanas a la hora de pedir la salida de sus ciudadanos. Su llegada al refugio del restaurante fue accidental. Cuenta que comenz¨® a escuchar las bombas, sali¨® de su casa y, a los pocos metros, se top¨® con una chica en la puerta del Buena Vista que le ofreci¨® entrar. Y hasta ahora. ¡°Estar aqu¨ª abajo es terrible. Esto es como una pel¨ªcula¡±, se?ala tras mostrar el rinc¨®n en el que pasa las noches tumbado sobre cuatro taburetes que ha puesto en fila contra la pared. ¡°No me hab¨ªa preparado para esto. Buscar agua, alimentos¡¡±.
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