Rusia o el sufrimiento como ideolog¨ªa para da?ar a los dem¨¢s
La tesis de Putin, seg¨²n la cual ¡°los rusos han sufrido m¨¢s que nadie¡±, facilita la justificaci¨®n de la guerra contra Ucrania porque vacuna a sus compatriotas frente al sufrimiento que infligen a otros

Viajo en un tren entre dos estaciones (la central de Kiev y la central de Lviv, en el oeste de Ucrania), que hoy parecen salidas de una de esas novelas sobre la angustiosa fuga de la poblaci¨®n civil europea ante el avance de las tropas hitlerianas. Es la noche del viernes al s¨¢bado y gentes con maletas y fardos durmiendo en los pasillos son el tel¨®n de fondo de una reflexi¨®n sobre el proceso que ha culminado con la invasi¨®n de Ucrania por Rusia.
En el tren, la responsable del vag¨®n que nos sirve el t¨¦ se inquieta por su hermano reci¨¦n incorporado a filas; la maestra Tatiana, por su hijo que permanece en Kiev; y mi vecina de litera afirma cumplir la orden de buscar refugio, dada por sus superiores a las mujeres polic¨ªas, a diferencia de sus colegas masculinos que, en una divisi¨®n tradicional de roles, han sido enviados al frente. El tren se para a menudo y en ¨¦l contin¨²o en solitario una reflexi¨®n iniciada en Kiev con un amigo historiador mientras o¨ªamos el ulular de las sirenas.
Es tiempo de revisar la ingenuidad. Putin, el mago de la provocaci¨®n, ha aunado y fundido en un concepto ¨²nico episodios diversos sucedidos a lo largo de muchos a?os y ha desarrollado ideas existentes sobre la historia, que habr¨ªan podido convertirse en marginales, si ¨¦l no las hubiera alimentado. Me refiero a la tesis seg¨²n la cual ¡°los rusos han sufrido m¨¢s que nadie¡±. Cualquiera que sea el origen cultural y su justificaci¨®n en el pasado, esta idea (impl¨ªcita o expl¨ªcita) facilita la justificaci¨®n de la guerra contra Ucrania porque vacuna e inmuniza a los rusos frente al sufrimiento que ellos infligen a otros, pues si asumimos que los rusos son los que m¨¢s han sufrido cualquier otro sufrimiento siempre ser¨¢ menor.
Este razonamiento se expresaba ya despu¨¦s de que en 2014 un avi¨®n malasio con 300 personas a bordo fuese derribado sobre el territorio separatista por un misil antia¨¦reo ruso. En relaci¨®n al dolor por la muerte de aquellos pasajeros, esta periodista pudo o¨ªr en Donetsk explicaciones del tipo, ¡°nuestros ni?os han sufrido durante muchos a?os y nadie les ha prestado atenci¨®n y ahora miren c¨®mo (en Occidente) padecen por los suyos¡±. Esta l¨ªnea de pensamiento contin¨²a ahora en las redes sociales con mensajes procedentes de los territorios separatistas afirmando que ¡°nosotros hemos sufrido durante m¨¢s de siete a?os y ahora ellos (los ucranios) ver¨¢n lo que es padecer¡±. En muchas ocasiones he escuchado que los rusos son los que m¨¢s sufrieron durante la Segunda Guerra Mundial, lo cual, en el supuesto de que ese dolor cierto fuera cuantificable, ser¨ªa incierto porque la palma del ¡°sufrimiento per c¨¢pita¡±, por as¨ª decirlo, seguramente corresponder¨ªa a bielorrusos y ucranios que, por su localizaci¨®n geogr¨¢fica, fueron los primeros en sucumbir ante la invasi¨®n de la URSS por las tropas hitlerianas en 1941.
Propaganda
La teor¨ªa del ¡°mayor sufrimiento de los rusos¡± puede actuar ahora como una especie de vacuna que, de haber sido asimilada correctamente, tiene el efecto de inmunizar (en grados variables) a los vacunados frente a los sufrimientos de los dem¨¢s. Para obtener un sufrimiento movilizador, la propaganda del Kremlin organiz¨® hace pocos d¨ªas la evacuaci¨®n de la poblaci¨®n civil de las denominadas ¡°rep¨²blicas¡± populares. La evacuaci¨®n se suspendi¨® abruptamente una vez obtenidas las im¨¢genes de autobuses cargados de ancianos, mujeres y ni?os con destino a Rostov y otras regiones rusas. En aquel caso se mostr¨® a los rusos un sufrimiento que ellos pueden vivir como propio por ser los evacuados personas de cultura rusa y ahora en su mayor¨ªa portadores de pasaportes rusos, gracias a un decreto de Putin.
El l¨ªder del Kremlin ha convertido la historia de las relaciones entre Rusia y Occidente tras el fin de la URSS en un pliego de agravios que act¨²a como combustible para una acci¨®n b¨¦lica. Por su magnitud, su acci¨®n es desproporcionada en relaci¨®n a los sucesos puntuales inmediatos (el cacareado ataque masivo de Ucrania a los rebeldes, por ejemplo, no sucedi¨® en las semanas que precedieron a su reconocimiento por Rusia). El ataque ruso en realidad se basa en una idea m¨¢s amplia sobre el sufrimiento que Ucrania inflige o puede infligir a Rusia (al abandonarla o independizarse como un hijo que se va o una esposa que se divorcia para irse con otro) y el dirigente ruso suma este sufrimiento a otros, que a sus ojos, Occidente infligi¨® o puede infligir a Rusia.
El sufrimiento ajeno que Mosc¨² puede reconocer y asumir como tal es aquel que la ideolog¨ªa del r¨¦gimen es capaz de reciclar como sufrimiento propio. Con ¨¦l, incrementa el ¡°capital de sufrimiento¡± cuidadosamente cultivado como est¨ªmulo para la misi¨®n de abanderado contra el ¡°imperio del mal¡± que Putin se atribuye. Desde esta ¨®ptica son comprensibles el culto al sufrimiento durante la Segunda Guerra Mundial (atribuible a factores externos) y tambi¨¦n la falta de una reflexi¨®n a fondo sobre el estalinismo, que podr¨ªa cuestionar el mismo Estado. La ideolog¨ªa imperante hoy en Rusia m¨¢s bien cultiva la muerte y el dolor que la alegr¨ªa y la b¨²squeda de la felicidad.

Cuando Putin present¨® sus exigencias de seguridad a Occidente, muchos pensamos que el elemento militar (el despliegue de tropas en las fronteras con Ucrania) era parte de una estrategia donde la negociaci¨®n era lo sustancial y lo militar el factor accesorio de presi¨®n. Fue al rev¨¦s, lo militar era lo b¨¢sico y la discusi¨®n era la tapadera. Putin procedi¨® con el guion que hab¨ªa trazado, pese a reconocer que la respuesta de la OTAN, con sus errores, aceptaba parcialmente los intereses rusos y pese a que la digna actitud del presidente ucranio no encajaba en el papel (fascista agresivo) que ¨¦l le atribuye.
Mientras el tren se mueve hacia Occidente, los rusos, muy superiores militarmente, van ganando terreno en Ucrania, pero lo hacen de forma lenta y a un alto precio, porque los ucranios oponen encarnizada y heroica resistencia y luchan hasta el final (como la guarnici¨®n de la isla de Zmeini, exterminada por no querer rendirse).
En la tarde del s¨¢bado, el ministro de Defensa, Oleksiy R¨¦znikov, inform¨® de que m¨¢s de 3.000 invasores han perecido, 200 han sido capturados y 100 tanques y siete helic¨®pteros han sido destruidos. A juzgar por los comentarios en el tren, est¨¢ aumentando el respeto por el presidente Volod¨ªmir Zelenski, que permanece en su puesto e informa a sus conciudadanos de forma sencilla, sin ocultar la dificultad, la soledad y el dolor que hoy embargan al pueblo ucranio. La solidaridad se siente en los ciudadanos que abandonan proyectos de vida y trabajos en el extranjero para alistarse, se siente en personas adultas que repiten su resistencia a Rusia en el Donb¨¢s y en Crimea. Todo esto contrasta con la apat¨ªa de la sociedad rusa, donde, seg¨²n el historiador Vlad¨ªmir Dolin (ciudadano ruso residente en Ucrania), existe un ¡°enorme potencial de protesta capaz de parar la guerra, pero esa protesta no tiene expresi¨®n pol¨ªtica¡±. El porqu¨¦ es otra historia.
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