Cuidado: pir¨®manos en elecciones
El ministro del Interior y el registrador desistieron r¨¢pido y a rega?adientes del recuento, pero generaron una verdadera tormenta para satisfacer los reclamos del expresidente Uribe y de su partido
A las puertas de la primera vuelta para la elecci¨®n presidencial, Colombia vivi¨® momentos de incertidumbre, y no por la posibilidad de que el candidato Gustavo Petro llegue la Presidencia de la rep¨²blica, sino por la ¡°recomendaci¨®n¡± del presidente Duque al Consejo Electoral para que adelantara un reconteo general de la elecci¨®n a Senado.
A esta exhortaci¨®n se sum¨® el registrador, encargado de organizar y dirigir los procesos electorales, quien pidi¨® que se volviera a contar la totalidad de los votos para elegir 100 senadores en una circunscripci¨®n ordinaria nacional, adem¨¢s de cinco que proceden de los acuerdos de paz y dos para las minor¨ªas ind¨ªgenas.
Ese pedido, que en un pa¨ªs presidencialista equivale casi a una orden, se justific¨® en la necesidad de dar confianza a la ciudadan¨ªa en el proceso electoral. Sin embargo, la mayor¨ªa de partidos pol¨ªticos, representados en la Comisi¨®n Nacional de Garant¨ªas Electorales, una instancia consultiva del Gobierno nacional, rechaz¨® la propuesta y reclam¨® del registrador un mayor compromiso con su gesti¨®n institucional.
Podr¨ªa interpretarse que hubo una coincidencia entre el presidente y el jefe de la organizaci¨®n electoral. Los antecedentes y la pugnacidad electoral indican que no fue as¨ª. La ¡°recomendaci¨®n¡± de Duque y del registrador se originaron en un trino del expresidente Uribe en el que rechaz¨® el resultado de las elecciones. A esta descalificaci¨®n se sum¨® el Centro Democr¨¢tico, partido de Gobierno que siguiendo el formato de la campa?a de Trump pidi¨® un ¡°reconteo general de votos¡±, porque entre el preconteo y la fase del escrutinio a nivel municipal supuestamente se hab¨ªa producido un fraude que habr¨ªa favorecido al Pacto Hist¨®rico.
En realidad, las cosas sucedieron de otra manera.
Terminada la jornada electoral, desde el Pacto Hist¨®rico se se?alaron varias inconsistencias en los resultados del preconteo o conteo r¨¢pido: las actas de mesa, que recogen los resultados preliminares en 112.000 mesas de votaci¨®n distribuidas en todo el pa¨ªs, presentaban deficiencias en su dise?o pues la bandera o logo de esa coalici¨®n se ubic¨® en la parte inferior de la ¨²ltima hoja de las actas de votaci¨®n. Esa situaci¨®n deriv¨® en que la transmisi¨®n telef¨®nica de las im¨¢genes de las actas fuera deficiente y a que no se contaran miles de votos depositados para esa agrupaci¨®n.
Se denunciaron tambi¨¦n otras inconsistencias, que 801 mesas de votaci¨®n no se incluyeron en la divisi¨®n pol¨ªtica y administrativa ¨C Divipol -, y que en un sinn¨²mero casos, por la deficiente capacitaci¨®n, los jurados duplicaron los apoyos a las listas de voto preferente. Seg¨²n Petro, esas inconsistencias, que algunos de sus seguidores calificaron como un fraude, arrojaban una diferencia de 500.000 votos que permitir¨ªa, como en efecto ocurri¨®, la suma de tres o cuatro senadores adicionales a los 16 que resultaron del preconteo. Esos errores de gran magnitud fueron corregidos en el proceso de los escrutinios en los niveles distritales y municipales a cargo de jueces, notarios y registradores de instrumentos p¨²blicos, designados por los tribunales superiores.
Pero, mientras los cambios en la etapa de los escrutinios tranquilizaron a los votantes del Pacto Hist¨®rico, el uribismo y el Centro Democr¨¢tico, alegaron un fraude, promovido por el candidato Petro. De all¨ª surgi¨® la idea del reconteo general. Esta figura no est¨¢ contemplada en la legislaci¨®n electoral, ni el Consejo Nacional Electoral tiene las facultades para ordenar una medida de esa envergadura. La sala electoral del Consejo de Estado ha dicho que la intervenci¨®n del Consejo Electoral en cualquiera de las etapas del escrutinio debe respetar el principio de preclusividad y est¨¢ sujeta una ley con mayor¨ªas calificadas que a¨²n no se ha expedido.
En la pr¨¢ctica, la ¡°recomendaci¨®n¡± presidencial, repicada por el registrador, implicaba dejar sin efecto las reglas del escrutinio y constitu¨ªa una burla a la actividad desplegada por los jueces en la fase de los escrutinios municipales. Un salto al vac¨ªo, con unas consecuencias imprevisibles en un pa¨ªs con altos niveles de violencia pol¨ªtica a¨²n no superados.
El ministro del Interior y el registrador desistieran r¨¢pido y a rega?adientes, pero generaron una verdadera tormenta para satisfacer los reclamos del expresidente Uribe y de su partido. Poco importaron las reglas de la divisi¨®n de poderes y la independencia de la organizaci¨®n electoral.
La credibilidad de la Registradur¨ªa y de la organizaci¨®n electoral se encuentra en entredicho. Luego de este episodio se abre un manto de dudas sobre su capacidad para arbitrar con neutralidad el proceso electoral en curso.
Juegos peligrosos que a pocas semanas de la primera vuelta presidencial pudieron llevar a incendiar el pesado ambiente electoral que se percibe en Colombia.
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