Las mujeres de Malvinas libran su propia guerra contra el olvido
Alicia Mabel Reynoso y Stella Maris Morales son dos de las 14 enfermeras que asistieron a los soldados argentinos que peleaban contra el Reino Unido en las islas. 40 a?os despu¨¦s, luchan por ser reconocidas como excombatientes: ¡°Si nos tomaron como un adorno se confundieron¡±, advierten
La Guerra de Malvinas fue cosa solo de hombres. Eso dice la historia oficial, aunque no sea cierto. Catorce mujeres se subieron a un avi¨®n d¨ªas despu¨¦s del 2 de abril de 1982 y durante los casi tres meses que dur¨® el conflicto con Reino Unido asistieron a los soldados heridos en el frente. Algunas lo hicieron a bordo del buque hospital Almirante Irizar, un rompehielos destinado ahora a la campa?a ant¨¢rtica. Otras terminaron en un hospital m¨®vil montado por la Fuerza A¨¦rea en Comodoro Rivadavia, ubicada en el continente a 870 kil¨®metros de las Malvinas. Sus historias fueron borradas de la memoria b¨¦lica por los militares: no recibieron medallas, no se las invit¨® a los desfiles, no se las consider¨® excombatientes ni recibieron pensiones.
¡°Cuando salimos a decir ¡®nosotras tambi¨¦n estuvimos en la guerra¡¯ nos acusaron de mit¨®manas, de locas, de mujeres de la vida y otras muchas cosas m¨¢s¡±, dice Alicia Mabel Reynoso. En 1982, Reynoso ten¨ªa 23 a?os y era jefa de enfermeras en el hospital de la Fuerza A¨¦rea en Buenos Aires. Cuando la dictadura argentina decidi¨® ocupar las Malvinas, un superior le orden¨® reunir a cinco compa?eras que estuviesen dispuestas a trabajar en un hospital m¨®vil que ser¨ªa instalado en el frente. ¡°Busqu¨¦ a la de terapia intensiva, a la de la guardia, y marchamos hacia las islas. Despu¨¦s, entre las ordenes y contra¨®rdenes, nos dijeron que el hospital se quedaba en Comodoro Rivadavia¡±, dice Reynoso en una entrevista con EL PA?S realizada en la capital argentina. Entre las elegidas, estaba Stella Maris Morales. Ten¨ªa entonces 28 a?os. ¡°Corr¨ª a una central telef¨®nica que hab¨ªa en la avenida Corrientes y llam¨¦ a mi mam¨¢ para decirle que me iba a la guerra. Sent¨ªa que estaba haciendo algo importante¡±, cuenta Morales.
Alicia Reynoso recuerda muy bien aquellos primeros d¨ªas de la guerra. ¡°Vamos, vamos que se van, vayan a retirar el armamento¡¯, nos dicen. Por ser personal de sanidad y por la Convenci¨®n de Ginebra no pod¨ªamos portar armas, pero ellos nos dieron un arma. No import¨® mucho, porque mi pistola no ten¨ªa cargador, as¨ª que fue de adorno. Guardamos la pistola debajo de toda la ropa que llev¨¢bamos y en la banderola ten¨ªamos manteca de cacao, caramelos, galletitas¡±, dice. El viaje hacia Comodoro Rivadavia fue otra prueba. ¡°Viajamos en un avi¨®n con 300 soldados sentados en el piso y ¨¦ramos las ¨²nicas cinco mujeres. Se pueden imaginar las cosas que nos gritaban los soldados, euf¨®ricos porque se iban a Malvinas y por las cinco mujeres que iban de verde como ellos¡±.
Reynoso y Morales han llegado a la entrevista con revistas, fotos y documentos. Muestran las portadas donde aparecen vestidas con ropa militar y los titulares inevitables en esa ¨¦poca: ¡°A la guerra con perfume de mujer¡±. Cuando fueron abordadas por los fot¨®grafos deambulaban por Comodoro Rivadav¨ªa, mientras ayudaban a armar el hospital m¨®vil que hab¨ªa llegado por tierra desde Buenos Aires, 1.700 kil¨®metros al norte. El 1 de mayo se produjo la primera acci¨®n de guerra, y las mujeres chocaron de frente con ella. Mientras la prensa argentina repet¨ªa como un mantra ¡°estamos ganando¡±, ellas vieron en los ojos de los soldados heridos la derrota y el desconcierto.
¡°Cuando empezaron a llegar los soldados nos dimos cuenta de c¨®mo nos estaban mintiendo¡±, dice Reynoso. ¡°Vi soldados mal alimentados, con ropa que no serv¨ªa para el clima de donde ven¨ªan. Eso era violencia, ven¨ªan con mucha hambre y muy desorientados, sin saber adonde estaban¡±. Ambas recuerdan las caras de ni?o de los heridos. ¡°No nos asustamos de las heridas ¡ªfracturas expuestas, quemaduras, esquirlas¡ª, pero nos llam¨® la atenci¨®n el llamado a la mam¨¢: ¡®Llamen a mi mam¨¢, d¨®nde est¨¢ mi mam¨¢¡¯. Y nosotros ten¨ªamos 23 a?os, no ten¨ªamos mucho m¨¢s. Hicimos la contenci¨®n que necesitaban, encontraban una mujer vestida igual que ellos, con un olor diferente, con una forma de hablar diferente y que les dec¨ªa que se tranquilizaran¡±, cuenta Reynoso.
El regreso a casa
Cuando Argentina finalmente firm¨® la rendici¨®n, las mujeres regresaron a casa. Se inici¨® entonces una nueva guerra, m¨¢s ¨ªntima, por el reconocimiento. Mientras la dictadura se desmoronaba y la democracia nac¨ªa, las mujeres de la guerra desaparecieron de la memoria colectiva.
¡°Despu¨¦s de la guerra, ped¨ª la baja y perd¨ª el contacto con mis compa?eras. Todo lo que signific¨® para m¨ª la guerra, a la que fui muy contenta, fue algo muy terrible. Viv¨ª situaciones tr¨¢gicas sin contenci¨®n, porque nos conten¨ªamos entre nosotras para poder asistir a los soldados. Cuando est¨¢bamos solas llor¨¢bamos, rez¨¢bamos y nos acord¨¢bamos de nuestras mam¨¢s¡±, dice Stella Maris Reynoso. Durante a?os, la guerra fue para ella un recuerdo sepultado en la memoria. ¡°Hasta que en 2013, Alicia me llama por tel¨¦fono y me cuenta que hab¨ªa comenzado una lucha por el reconocimiento. Todav¨ªa en esa ¨¦poca, si por ah¨ª contaba que hab¨ªa estado en la guerra me miraban y dec¨ªan: ¡®Est¨¢ loca, si ah¨ª no hubo mujeres¡¯. Por eso no cont¨¢bamos, no trataban de locas, no nos cre¨ªan¡±, dice.
¡°Ac¨¢ parece ser que la guerra es una cuesti¨®n de hombres¡±, se suma Reynoso. ¡°Cuando en 2010 empiezo a hablar se me dijo de todo, hasta me amenazaron de muerte. Un alto oficial de la Fuerza en una reuni¨®n dijo que nosotras hab¨ªamos ido a alegrar la tropa. Un m¨¦dico dijo: ¡®Qu¨¦ lastima que no me enter¨¦ que estaban las minitas¡¯. Eso no fue hace mucho, ya estaba la agenda de g¨¦nero¡± en la sociedad, se lamenta. Reynoso y Morales llevaron a los tribunales su pedido para que se las reconozca como excombatientes. Tardaron once a?os en conseguirlo. En febrero pasado, un tribunal les otorg¨® la documentaci¨®n, que ahora exhiben como un trofeo.
¡°Este papel significa 11 a?os de lucha¡±, dice Reynoso. Morales lamenta que a 40 a?os del inicio de la guerra de Malvinas, la Fuerza A¨¦rea no las haya convocado. ¡°Sucede que para ellos este papel es una derrota. Este papel es un triunfo a la verdad, nos han cerrado muchas puertas, nos han insultado. En un desfile nos echaron por no tener este papel. No peleamos por la plata, pelamos porque estuvimos en la guerra a la par del hombre, nunca atr¨¢s, siempre a la par¡±, dice. Reynoso asiente a su lado: ¡°Yo no fui a alegrar la tropa. Si nos tomaron como un adorno se confundieron¡±.
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